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Robos de pisos
2 ladrones de pisos recuperan la libertad tras esperar 26 meses en prisión su juicio en VitoriaDóciles y sonrientes dejaron que los ertzainas les engrilletaran por última vez. Eran las 10.20 horas de ayer martes. Los dos esposados abandonaron la sala principal del Palacio de Justicia de Vitoria, escenario de su juicio en la Audiencia Provincial de Álava, ... con destino a la cárcel de Zaballa. Ambos acababan de ser condenados por «una tentativa de robo con fuerza en casa habitada» y por «un robo con fuerza en casa habitada en grado consumado». Ya por la tarde salieron por la puerta principal el centro penitenciario, su residencia los últimos dos años y dos meses. Libres pero con deberes inaplazables.
Para entender mejor esta secuencia hace falta contexto. El 16 marzo de 2022, componentes de la Sicta, una unidad especializada de la Ertzaintza, les echaron el lazo en el piso franco que se habían montado en Zaramaga. Culminaban semanas de seguimientos y discretas pesquisas para intentar abortar una oleada de robos en viviendas de Vitoria y de otras localidades alavesas.
Entre junio de 2021 y abril del siguiente año se habían enlazado numerosas entradas en casas por el «método de saturación», consistente en «rellenar las cerraduras con fibras u otros materiales e introducir una ganzúa tensora», muy efectiva para abrir casi cualquier puerta. Y lo mejor para esos ladrones itinerantes es que la técnica apenas deja rastro. Antes, para cerciorarse de que no había nadie, colocaban «tiras de plástico transparentes» en los bordes. Cuando horas después regresaban, si seguían en su sitio significaba que nadie había entrado o salido. Vía libre para robar.
A lo largo de esos meses jugando al gato y al ratón, los investigadores policiales localizaron marcadores en calles como Simón de Anda, Vicenta Mogel, Adrián Aldecoa, Cruz Blanca, Argentina o Domingo Beltrán.
En el registro del piso franco usado como parada y fonda por estos dos cacos de origen extranjero –y posiblemente más cómplices–, la Ertzaintza localizó dinero supuestamente obtenido de sus razzias. También una ganzúa tensora. Dos días después, el 18 de marzo de 2022, un juzgado decretó su prisión provisional. Allí han permanecido los últimos 26 meses a la espera de su juicio por la vía penal.
Éste se celebró ayer martes. La petición inicial de la Fiscalía ascendía a un global de ocho años y cuatro meses, aunque sólo cinco serían de cumplimiento efectivo. En las fechas previas a la vista oral se sucedieron varias conversaciones con las abogadas de la defensa; María Angosto Hernando y Anna Golobokova, ésta última procedente de Madrid.
Al arranque de la sesión, acusación y defensa anunciaron al tribunal un pacto. A cambio de admitir su autoría en un robo y otra tentativa les rebajaron el castigo. Por el primero les impusieron un año de prisión y dos por el segundo. Ninguna de cumplimiento obligado. Al haber cubierto ya 26 meses entre rejas les constataron que serían liberados por la tarde.
Eso sí, no podrán delinquir los próximos tres años. Deberán devolver la indemnización de 3.398 euros pagada por una aseguradora a una de sus víctimas. A razón de 50 euros mensuales cada uno los próximos 33 meses.
Y a petición de los magistrados Jesús Poncela, Elena Cabero y Ana Zulueta completarán 60 días de trabajos en favor de la comunidad. Tras este añadido se dictó la sentencia por conformidad.
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