«Con inteligencia el 'efecto Kraken' puede acelerar el turismo en Vitoria»

– ¿Qué es lo que más le ha gustado?

– Que refleja bien el tono, que era lo más importante. Primero que se viese que era un thriller, pero que reflejase toda la parte emocional con el abuelo, la familia, la cuadrilla y esa tensión no resuelta que existe con Alba y Estíbaliz. Y también que no fuese triste, lluviosa, y en ese sentido estoy encantada porque ha salido muy luminosa, con una paleta de colores muy amplia, con verdes, con mucha piedra del Casco Viejo... Ha quedado una gran película, un thriller redondo con mucho ritmo, son casi dos horas pero se pasan rapidísimo.

– ¿Belén Rueda, Javier Rey o Aura Garrido están igual de satisfechos?

– Hablé con Belén el otro día y ella, que lleva tantos estrenos a sus espaldas, me decía que hay un runrún de que esta película va a ser muy taquillera, un bombazo, la película del inicio de esta temporada. El trío protagonista está muy expectante y con ganas de que sea un éxito de taquilla para que se pueda rodar la segunda y la tercera parte de la trilogía.

– ¿Hay ya conversaciones para adaptar también 'Los ritos del agua' y 'Los señores del tiempo'?

– No, depende totalmente de los resultados de taquilla, así que hay que animar a la gente a que vaya a ver 'El silencio de la ciudad blanca', sobre todo, el primer fin de semana, que es lo que cuenta a nivel de taquilla, ahora desaparecen las películas muy rápido.

– Siempre que un libro se lleva el cine surgen miedos entre los lectores. ¿La cinta cumplirá sus expectativas?

– Es difícil de anticipar, pero el lector siempre prefiere la novela que tiene en su cabeza, es inevitable, porque ha pasado muchas más horas con ella y sus personajes y escenarios también han estado mucho tiempo en su cerebro... Los escritores siempre salimos ganando en la comparativa con la película.

– ¿Los vitorianos reconocerán su ciudad?

– Sí, muchísimo, no es un personaje más sino la auténtica protagonista, al nivel de Kraken. Vitoria está absolutamente en todas las escenas y para cualquier vitoriano es tan reconocible dónde se ha rodado...

– Hasta ahora ningún filme rodado aquí había dado un papel tan importante al propio escenario.

– En esta película Vitoria es juez, parte y testigo de lo que sucede en los crímenes y también de la historia personal del protagonista. Se saca mucho partido a la ciudad con la catedral nueva, todo el Casco Viejo, los recorridos de 'running' que van haciendo Unai y Alba... y da muchas pinceladas de esa variación de escenarios que tenemos en la ciudad, y eso me encanta.

– El protagonismo de la capital alavesa ha hecho incluso que la première se vaya a celebrar en el Palacio Europa. ¿Ha tenido algo que ver en esta decisión?

– Me empeñé bastante en todas la conversaciones con la productora que quedase claro que tenía que rodarse en Vitoria, que no podía ser en otro sitio, y que había que imponer que la première fuese también allí, porque no tenía sentido de otra manera.

– Las instituciones locales confían en que la cinta multiplique la llegada de turistas. ¿Puede suponer para la ciudad lo que significó 'Juego de tronos' para la vecina Bizkaia?

– Sí, sin duda. De hecho, el Gobierno vasco contactó con Planeta porque en su web, además de la ruta de San Juan de Gaztelugatxe por 'Juego de tronos', quiere destacar la visita de 'El silencio de la ciudad blanca', lo que me parece muy importante para visibilizar la ciudad y para hacer 'marca Vitoria'. Una película de esta categoría y de este presupuesto puede ponerla en el mapa.

– Pero el Ejecutivo autónomo tendrá también que apoyarla más que lo que hace ahora.

– Obviamente. Yo antes había escrito otras novelas ambientadas en otros lugares, como 'La saga de los longevos' en Cantabria, y vi el apoyo que se daba allí por el hecho de que sus escenarios aparecían en unos libros, así que cuando firmé un gran contrato con Planeta tuve claro que había que barrer para casa. Había que sacar toda la idiosincrasia que tenemos en Vitoria y en Álava y, que no sé si no hemos sabido vender, pero que no es conocida fuera. Con 'El silencio de la ciudad blanca' ha habido un cambio de percepción, lo noto en estos tres años de giras que llevo por España, y que eso lo haya conseguido un libro me parece maravilloso.

– ¿En qué lo percibe?

– Antes había gente que no sabía ni pronunciar Vitoria, yo llevo años desmintiendo que es Victoria, y ahora te hablan de la calle Dato, de Celedón, de las trufas de Goya... Haber conseguido que la gente meta a Vitoria en su circuito posible de destinos turísticos me parece un cambio muy positivo.

– Y con Donosti lleno hasta la bandera y Bilbao de camino también al 'overbooking', ¿no debería explotarse aún más Vitoria como destino?

– Esta película puede ser una oportunidad para ello. Si se ve con inteligencia puede ser un acelerador del turismo, igual que Bilbao tuvo su 'efecto Guggenheim' y que Donosti se convirtió con el rey Alfonso en la corte de verano.

– Aun así quedarían cuentas pendientes como un impulso real a Foronda. Quienes acudan de Madrid a la première o aterrizan en Loiu o llegan en tren a Dato.

– ¡Dímelo a mí que llevo tantos años fuera! Estos temas de infraestructuras ayudarían mucho a la ciudad.

– ¿Y usted cómo 'vende' Vitoria?

– Les hablo sobre todo de que van a encontrar historia, de que es una ciudad muy paseable y cómoda para el peatón, de que el Casco Viejo guarda tesoros milenarios impresionantes y deben hacer la visita del 'Abierto por obras' de la catedral de Santa María... Y también les digo lo bien que se come no sólo de pintxos sino en la mesa. Creo que tenemos tanto por explotar que es un tema de aprovechar las circunstancias.

– ¿Qué le cuentan del viaje cuando vuelven?

– Hablan, fíjate, de lo acogedores que son los vitorianos y de la gastronomía, de los pintxos y de la cantidad de confiterías que tenemos. Me dicen que parece que estamos en Amsterdam, que la bici va en nuestro ADN y que es una ciudad verde, con parques a pie de calle y sin un papel en el suelo. A la gente le maravilla eso y cuando viajas es algo que se nota mucho.

– Entonces, los turistas dan por aprobado los reconocimientos como Green Capital europea y mundial.

– Totalmente, destacan el tranvía, que no hay ruido ni humos... Dicen que es una ciudad muy ecológica y respetuosa, que transmite civismo.

– Como residente en Alicante desde hace dos décadas, ¿echa de menos sus orígenes?

– No me he ido a Australia, sigo teniendo mi casa en Vitoria y en Villaverde, y a lo largo de estos años nunca han pasado más de dos o tres meses sin que fuera. Antes en autobús doce horas y ahora me planto en una con el avión.