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Los pequeños también han podido vivir su fiesta más grande. Tres días después de que la Korrika recorriese al ritmo del 'Tipi tapa' la capital alavesa, este jueves les ha llegado el turno a ellos con la Korrika Txikia. Se trata de una versión más ... reducida que callejea al trote la ciudad para darle un impulso al euskera. Y tras un descanso de tres años –se celebra cada dos, pero la pandemia obligó a posponerlo uno más–, los alumnos de 33 colegios vitorianos han vuelto a echarse a la carretera con la ilusión por bandera y una energía que queda de manifiesto que es inagotable. El testigo ha ido pasando de mano en mano cada kilómetro para concatenar los 33 kilómetros de la marcha hasta terminar en la plaza España, donde se ha vivido el momento más esperado.
Con nerviosismo y tratando de recuperar el aliento, los pequeños –también adultos– fijaron toda la atención en el escenario instalado. Había que descubrir el mensaje oculto dentro del 'lekuko' (testigo) que habían conseguido traer hasta la meta. «Estábamos deseosos de volver a ver las calles de Vitoria llenas de pequeños corredores, ilusionados por y para el euskera. Hemos vuelto a llenar los rincones de alegría y, cómo no, esta plaza. Lo hemos conseguido, ¡porque pese a ser pequeños, somos muy grandes!», celebraron Imane, Firdaus, Nasser y Adam, del colegio Miguel de Cervantes.
No es casualidad que fuese este centro el encargado de la lectura. La organización le ha dado los galones porque además de celebrar su cincuenta aniversario, después de varios años habían conseguido que todas sus líneas de enseñanza fuesen ya dentro del 'modelo D'. Una importancia que trasladaron al mensaje. «El euskera nos necesita. Su futuro está en nuestras manos, ayudándole a coser la red que se está tejiendo. Usad el euskera, habladlo», han concluido desde la tarima, en un ambiente festivo. La música ha marcado el ritmo, pero también han disfrutado con el humor y bertsolaris.
El centro escolar ha asumido esta responsabilidad «con mucho orgullo». «Es un día grande, un paso más en el camino que emprende a diario el euskera. Nos sentimos tranquilos dejando el testigo del idioma en ellos, tiene futuro», confesaba Ana Bolinaga, consejera del colegio Miguel de Cervantes. Este acto ha sido el punto final a una carrera en la que la ola de chavales que inundó la ciudad no escatimó en esfuerzos.
El origen estaba en la rotonda de La Antonia. Impacientes, con ganas de empezar, esperaban los 600 alumnos de Primaria de la ikastola Armentia que fueron los encargados de cortar la cinta y echar a correr. Paule y Aaron fueron los que pusieron en marcha la maquinaria. «Estamos muy contentos. Venimos ya preparados, calentamos motores en la de los mayores», reían, sin soltar el codiciado testigo.
Sus compañeros de clase también presumían de tener uno. Al igual que el resto de centros, los alumnos han dedicado las últimas semanas a los preparativos, decorando unos coloridos petos y perfeccionando sus 'lekukos'. En la orilla de la carrera, unos orgullosos padres que inmortalizaban el momento. «Teníamos ya ganas de vivir este momento, es muy importante para el euskera», comentó Ainara García.
El '¡Tipi tapa, Korrika!» retumbó a lo largo de todo el recorrido de la mano de Abendaño, Barrutia, Urkide, Saburua, San Viator y Errekabarri, entre otros centros. El ritmo no desfalleció en ningún momento. Cruzaron la Avenida Gasteiz, Coronación y Jacinto Benavente, antes de enfilar Dato y alcanzar la meta.
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