Kepa Murua: «Los juicios se los dejo al lector»

«Esta podría ser la última novela que escribo; luego, si me acuerdo, en alguna página daré las razones de dicha información». De esta forma se inicia 'Señor Baxter, unas líneas', la séptima novela de Kepa Murua (Zarautz, 1962). Frente a ese arranque literario, el autor reconoce sentirse muy inspirado y lejos de anunciar su última obra. Con este libro, el escritor afincado desde hace décadas en Vitoria, traza una historia intrigante que se cose a partir de las vivencias de Osorio, un juntaletras frustrado que, tras varios desengaños, encuentra un trabajo bien remunerado sirviendo en la casa de un enigmático señor. Su labor se resume en cocinar y salir a hacer la compra, una rutina que tan solo parece verse alterada con las visitas que recibe el señor Baxter.

Murua regresa así a la novela tras la original 'Lavas Remi' (2021) con una publicación que desafía etiquetas. Si bien la temática podría encajar en la novela negra o en el género 'noir', sus páginas se alejan de seguir la investigación de un crimen. Tras una aparente tranquilidad Osorio, ese protagonista y escritor con poco imaginación, se acaba viendo envuelto en un gran lío que el lector que tiene eco de historias reales y detalles biográficos de la mafia.

Sobre todo de aquellos capos que tuvieron que refugiarse en algún momento de su vida en busca del anonimato para no acabar en prisión. «Siempre me han interesado las historias de las mafias, ya sea italiana o americana», cuenta Murua, que cita a personajes como Salvatore 'Totò' Riina o Bernardo Provenzano. «El estudio del mundo de la mafia y de algunos personajes reales para llevarlos al mundo literario es lo que más he disfrutado», apunta acerca de esta nueva publicación.

«Aceptaría que me invitaran a cualquier festival de novela negra», dice Murua, que ya participó en algunos certámenes como en el Festival Panamá Negro con la novela 'La carretera de la costa', que situaba en los años de plomo del terrorismo de ETA. «En este caso tampoco es una novela negra clásica, pero sí hay cierta intriga y se trata un mundo aparentemente alegal o ilegal. Se habla de muertes pero no se describen asesinatos. No hay cadáveres sobre el suelo. No hay sangre», cuenta Murua, que también recupera en este título a un personaje anterior, el asesino Lavas Remi. «Cierro una novela y siempre hay una rama que se me abre para ir a otra», sostiene.

El que fue responsable de la editorial Bassarai, resalta que en frente a los esquemas de buenos y malos, en sus novelas los matices. «Hay mensaje, pero no hago novelas morales. El narrador no toma parte, no es un juez. Eso lo dejo al lector. Si fuera así evitaría personajes grotescos, violentos, sádicos», apunta.

– En un momento de la narración se lee: «Una voz me susurró las primeras líneas que buscaba para mi novela». ¿Cómo llega a esos primeros párrafos Murua?

– Es un trabajo de intuición y de disciplina. El impulso a veces puede ser un personaje, una acción, una imagen, un recuerdo, que puede venir del cine, que puede venir de la literatura, de la vida o de los sueños. Creo que lo más difícil es coger alguna de esas ideas y desarrollarlas. Eso es escribir.

El autor, con una extensa carrera como editor y conocido sobre todo por su obra poética, ha publicado cuatro de sus siete novelas en el último lustro. A pesar de que ese ritmo puede parecer vertiginoso, aclara que tiene que ver también con los tiempos editoriales. «En el mundo de la poesía todavía hay quien alucina cuando anuncio una novela. Pero me considero un escritor y le doy a diferentes palos. Me falta tocar el teatro», comenta. La presentación del libro se llevará a cabo este jueves 28 de noviembre en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa (19.00 horas), un lugar que conoce bien ya que allí coordinó un club de lectura de poesía el año pasado.

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