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El txoko, ideado para opíparas comidas, se había customizado con un cometido mucho más dañino. «Había un horno para fabricar la droga, una nevera donde conservar mejor las dosis y todo tipo de disolventes, recipientes y un par de básculas de precisión», certifican ... desde la comisaría de Aguirrelanda, cuyos agentes sacaron a la luz el enclave. El primer laboratorio de speed desmantelado en Vitoria.
Como si fueran Walter White, el célebre profesor de química reconvertido en productor de droga de la serie televisiva Breaking Bad (volviéndose malo en castellano), un hombre de 41 años y otro de 31 presuntamente habían transformado la lonja del familiar de uno de ellos, y ubicada en Betoño, en una fábrica de sulfato de anfetamina y, también, de cocaína. Se incautaron 125 gramos de la primera sustancia y otros 100 de la segunda. También otros 150 de cannabis. Aparte de toda clase de componentes para 'cortarlos'.
El valor estimado en el mercado negro de las drogas incautadas se estimó en «9.699,72 euros». «'Cocer' (mezclar) estos estupefacientes con diversos productos de corte hubiera doblado la cantidad para sacar al mercado», estiman fuentes policiales.
Aquella operación, liderada por la Unidad de Investigación de la Guardia urbana, sucedió a principios de febrero de 2018. Este miércoles, los dos señalados están citados en calidad de acusados en la Audiencia Provincial de Álava, el máximo órgano judicial del territorio. Según ha sabido este periódico, la Fiscalía de Álava reclamará para el primero cinco años y medio de prisión por un delito de tráfico de drogas. Así mismo solicitará una multa de 29.000 euros. Para el otro procesado, la petición será de cuatro años de prisión y otros 19.000 euros.
El hallazgo del supuesto laboratorio, apuntan fuentes policiales, respondió a un golpe de suerte. Días antes a la entrada policial, patrulleros pararon en plena calle a un coche «sospechoso». Iban tres ocupantes. Llevaban consigo «un juego de llaves con mandos que no supieron explicar su procedencia. También algo de droga y varias armas blancas», refrescan agentes consultados.
El expediente llegó a manos de la Unidad de Investigación. Sus efectivos hallaron la aguja del pajar. Las llaves correspondían a una discreta lonja que pasaba totalmente desapercibida en el polígono industrial de Betoño. Durante días, la Policía Local trabajó en esa pista. Hasta que constataron que dos hombres pasaban mucho tiempo dentro y que salían con fiambreras y recipientes sospechosos.
Con el beneplácito del Juzgado de Instrucción número 3, los policías procedieron a registrar la estancia. Cantaron bingo. Sólo quedaba atrapar a los supuestos 'cocineros'.
Descubrieron que el presunto cabecilla residía en Salvatierra-Agurain. Hasta allí se fueron con el respaldo de la Ertzaintza. Al verlos, ambos sospechosos intentaron huir. Uno por la ventana. Al más joven, al cachearle, los agentes le encontraron «7.950 euros» ocultos en su ropa interior. El mayor sería el «encargado de fabricar las dosis» y el más joven, citan fuentes, «las vendería a terceros» en diferentes puntos de Álava.
Tras pasar un par de noches en los calabazos de Aguirrelanda, ambos fueron puestos a disposición judicial. Declararon ante la jueza y volvieron a la calle en libertad con cargos. Este miércoles, dieciséis meses después, deberán argumentar por qué disponían de esa droga y de esa infraestructura hasta entonces sólo vista en estos lares por televisión.
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