«No jugaban, nos atacaban», explica un vitoriano que sobrevivió a las orcas en el Estrecho
Estrecho de Gibraltar ·
El navegante alavés relata cómo su velero, el 'Virgen Blanca', fue atacado por orcas, una agresión cada vez más común y para la que no se encuentra explicación
Al tercer golpe giró el barco 180 grados de repente. Fue agresivo, muy violento. La orca no estaba jugando. Nos estaba atacando». El vitoriano Oscar Pinedo, patrón del velero 'Virgen Blanca', sufrió hace dos meses un ataque de orcas en el Estrecho de Gibraltar. Él ... es uno más entre las decenas de navegantes que en lo que va de año se han enfrentado a un fenómeno desconocido hasta ahora y para el que los biólogos marinos carecen de explicación: los sucesivos ataques de estos cetáceos a los veleros que navegan por el Estrecho y que ya han hundido tres barcos. El último ataque se produjo hace una semana, cuando dos veleros que participaban en la Ocean Race, una regata alrededor del mundo, vieron cómo estos animales de la familia de los delfines les acosaban.
Óscar Pinedo, vitoriano pero residente en Lanzarote desde hace más de tres décadas, es un marinero experto, con viajes a lo largo de casi todos los océanos del planeta, experiencia en la pesca de altura y profesor de navegación. Cuando el pasado 12 de abril se acercó en su velero de once metros hacia el Estrecho de Gibraltar sabía el riesgo que iba a correr con estos seres que pueden alcanzar las cinco toneladas de peso y nadar a 50 kilómetros por hora. «Llevábamos ya 600 millas de ceñida y nos quedaban otras 25 para llegar a Tarifa. En el barco íbamos dos personas y vigilábamos el mar con los prismáticos en busca de las aletas de las orcas. Éramos conscientes de los ataques que se han multiplicado en la zona», explica.
Todo se complicó cuando vieron que no iban a poder atravesar de día el Estrecho de Gibraltar. Entonces decidieron acercarse a la costa marroquí, hacia el Cabo Espartel, y avanzar por esa zona de la costa. «Era una noche sin luna y con muy mala mar, con olas de dos metros. Poco a poco vimos que nos adentrábamos en una zona de palangres y teníamos que ir con más cuidado», relata. El palangre es un arte de pesca en el que se dejan en el mar kilómetros de sedal y boyas con cientos de anzuelos cebados. El 'Virgen Blanca' avanzaba por un Atlántico a oscuras, en el que solo brillaban las boyas luminosas que alertan de que uno de estos cables está a la deriva.
«Cuando sentimos el primer golpe pensamos que habíamos colisionado con uno de los palangres. Seguimos navegando y entonces una orca atacó el timón. Fue un impacto tremendo, muy, muy violento y la orca llegó a morder la pala», recuerda el patrón. Pinedo arrió la vela mayor, lo que detuvo el barco. Con la luz de un faro halógeno encendido en la popa vieron las manchas negras y blancas de tres cetáceos que se movían sin miedo alrededor del velero. «Estaba claro que tenían una estrategia. No era un ataque improvisado. Se iban alternando y parecía que sabían lo que hacían». Tras el cuarto ataque, el que giró por completo la nave, el 'Virgen Blanca' quedó a la deriva, ya que habían saltado los guardines -los cables que conectan la rueda del timón con la pala y que permiten gobernar la embarcación-.
Tráfico marítimo
«Lo primero que hicimos fue comprobar que no teníamos una vía de agua, porque en ese caso el accidente habría sido más grave y corríamos el peligro de hundirnos. Cuando vimos que el casco no estaba afectado decidimos pedir ayuda a Salvamento Marítimo. Hubiéramos podido reparar el timón, pero estábamos al lado del canal de separación del Estrecho». Uno de los problemas del ataque al 'Virgen Blanca' es que se produjo muy cerca de uno de los lugares más transitados del mundo por todo tipo de grandes mercantes -el Dispositivo de Separación de Tráfico del Estrecho-, la conexión natural entre el Atlántico y el Mediterráneo. El área en el que el velero quedó a la deriva es una especie de autopista marítima por la que cada año circulan 100.000 embarcaciones, 300 de ellas cada día. Quedarse allí sin gobierno es como desmayarse sobre el asfalto del circuito de Indianápolis… en plena carrera. «Entonces sobrevino el cuarto ataque. Una de las orcas se llevó medio timón sin ningún problema».
Así es la orca ibérica
Orcinus orca
Es la especie más grande de delfínido. Se han identificado varios tipos de orca en los hemisferios norte y sur, con diferencias genéticas, morfológicas, comportamentales y alimentarias. Es un superdepredador situado en lo más alto de la pirámide alimentaria, sin que nadie lo ataque. Es muy robusta e hidrodinámica, capaz de alimentarse de presas rápidas y potentes.
Orcas del atlántico
Subpoblación ibérica
Mancha dorsal
Se va aclarando con el paso del tiempo
Aleta dorsal más pequeña en las hembras
Aleta dorsal
Parche ocular
Macho adulto
Hocico
Pedúnculo caudal
Aleta caudal
5-6 m
Más pequeñas que las antárticas, que llegan a los 9 m
Dispersión estimada
Buzo a escala
OCÉANO
ATLÁNTICO
Desplazamientos invernales
PENÍNSULA
IBÉRICA
Dispersión estimada
Desplazamientos estivales
Persiguen a los atunes rojos desde el Estrecho de Gibraltar
Orcinus orca
Es la especie más grande de delfínido. Se han identificado varios tipos de orca en los hemisferios norte y sur, con diferencias genéticas, morfológicas, comportamentales y alimentarias. Es un superdepredador situado en lo más alto de la pirámide alimentaria, sin que nadie lo ataque. Es muy robusta e hidrodinámica, capaz de alimentarse de presas rápidas y potentes.
Orcas del atlántico
Subpoblación ibérica
Mancha dorsal
Se va aclarando con el paso del tiempo
Aleta dorsal más pequeña en las hembras
Características
Hembra
Aleta dorsal
Parche ocular
Cachorro
Buzo a escala
Macho adulto
Hocico
Pedúnculo caudal
Aleta caudal
5-6 m
Más pequeñas que las antárticas, que llegan a los 9 m
Dispersión estimada
OCÉANO
ATLÁNTICO
Desplazamientos invernales
PENÍNSULA
IBÉRICA
Dispersión estimada
Desplazamientos estivales
Persiguen a los atunes rojos desde el Estrecho de Gibraltar
Orcinus orca
Es la especie más grande de delfínido. Se han identificado varios tipos de orca en los hemisferios norte y sur, con diferencias genéticas, morfológicas, comportamentales y alimentarias. Es un superdepredador situado en lo más alto de la pirámide alimentaria, sin que nadie lo ataque. Es muy robusta e hidrodinámica, capaz de alimentarse de presas rápidas y potentes.
Orcas del atlántico
Subpoblación ibérica
Mancha dorsal
Se va aclarando con el paso del tiempo
Aleta dorsal más pequeña en las hembras
Aleta dorsal
Características
Hembra
Parche ocular
Cachorro
Buzo a escala
Macho adulto
Hocico
Pedúnculo caudal
Aleta caudal
5-6 m
Más pequeñas que las antárticas, que llegan a los 9 m
Dispersión estimada
OCÉANO
ATLÁNTICO
Desplazamientos invernales
PENÍNSULA
IBÉRICA
Dispersión estimada
Desplazamientos estivales
MAR
MEDITERRÁNEO
Persiguen a los atunes rojos desde el Estrecho de Gibraltar
Orcinus orca
Es la especie más grande de delfínido. Se han identificado varios tipos de orca en los hemisferios norte y sur, con diferencias genéticas, morfológicas, comportamentales y alimentarias. Es un superdepredador situado en lo más alto de la pirámide alimentaria, sin que nadie lo ataque. Es muy robusta e hidrodinámica, capaz de alimentarse de presas rápidas y potentes.
Orcas del atlántico
Subpoblación ibérica
Mancha dorsal
Se va aclarando con el paso del tiempo
Aleta dorsal más pequeña en las hembras
Aleta dorsal
Características
Hembra
Parche ocular
Cachorro
Buzo a escala
Macho adulto
Hocico
Pedúnculo caudal
Aleta caudal
5-6 m
Más pequeñas que las antárticas, que llegan a los 9 m
Dispersión estimada
OCÉANO
ATLÁNTICO
Desplazamientos invernales
PENÍNSULA
IBÉRICA
Dispersión estimada
Desplazamientos estivales
MAR
MEDITERRÁNEO
Persiguen a los atunes rojos desde el Estrecho de Gibraltar
Adrelina
«No llegas a sentir miedo. Simplemente la adrenalina se dispara mientras ves cómo las orcas se organizan y van atacándote. Lo que pensábamos era en asegurarnos que aguantábamos y que se marchaban pronto», aclara Pinedo. Media hora antes, a quince millas en dirección Sur, otro grupo de orcas había atacado el catamarán de un amigo del patrón, un dato en consonancia con el aumento de interacciones entre estos animales y los barcos que se está registrando desde hace tres años.
La comunidad científica no se pone de acuerdo a la hora de explicar el incremento de estos ataques a veleros documentados en los últimos años. Pinedo, que ha consultado a varios expertos, cree que la explicación más plausible es la de la territorialidad de estos animales. «El Estrecho es su punto de caza del atún rojo y pueden creer que los veleros son competidores a la hora de capturar las presas de las que se alimentan». Además de esta versión, hay otras dos explicaciones. Una de ellas es que atacar los timones de los veleros -esta parte del barco siempre es su objetivo prioritario- es una forma de entrenar a los miembros más jóvenes de la manada para que aprendan a cazar. La tercera es más problemática y la sostiene, por ejemplo, Francisco Gil, uno de los responsables de la red de avistamiento de cetáceos en El Estrecho. Según su teoría, en 2020 se produjeron ataques desde embarcaciones de pesca deportiva a las orcas, por lo que ahora ellas actuarían en una especie de agresión defensiva para no volver a ser heridas. «En aquellas fechas llegamos a ver ejemplares con cicatrices e incluso uno con un bichero -una pértiga con un gancho en la punta- clavado en el lomo», ha denunciado Gil.
Porque los ataques de humanos a las orcas sí se han producido. Pinedo ha oído historias de veleros que han lanzado un tipo de petardos que pueden estallar debajo del agua para espantarlas. Este sería el medio más agresivo, e ilegal, para librarse de ellas. Otro de los métodos para espantarlas, este sí está permitido, consiste en utilizar unos pequeños dispositivos que emiten ultrasonidos que molestan a los cetáceos.
Para buscar una solución a los ataques, el Ministerio de Transición Ecológica ha diseñado un programa para marcar con radiobalizas a algunas orcas con el fin de poder emitir alertas sobre el lugar en el que se mueve la manada y que los veleros puedan evitarlas. «A mí lo que me preocupa es que algún día alguien se caiga al agua mientras su barco está siendo atacado. La orca puede sumergirte a más de cuarenta metros de profundidad o golpearte con la cola por diversión. Y lo que para ellas es un juego para un ser humano puede ser fatal», agrega.
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