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Judimendi siembra sus frutos
En el 31 de la Avenida Santiago. ·
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En el 31 de la Avenida Santiago. ·
Los vecinos inician los trabajos para que su bosque comestible sea una realidad e invitan a la participaciónEn el número 31 de la Avenida Santiago de Vitoria brotarán a lo largo de los próximos años árboles frutales y plantas que pretenden arraigar con fuerza una reflexión: «Cultivar no es sólo una cosa del mundo rural. También se pueden aprovechar espacios olvidados ... en las ciudades para hacer aportaciones al barrio». Esa es la premisa de la que parten varios vecinos de Judimendi que este mismo mes empezarán a mover la tierra del parterre sin vida que se ubica en ese punto de la ciudad, así como a instalar distintos sistemas de riego con el objetivo de que el bosque comestible que anunciaron hace algo más de un año empiece a coger forma y dar frutos.
Después de muchos trámites, han obtenido las licencias necesarias por parte del Gobierno municipal para que a partir de ahora sean ellos quienes se responsabilicen del estado de esta tierra rodeada de comercios locales y ubicada en una arteria bastante próxima al centro de la ciudad. Ahora bien, las cosas de la agricultura van despacio. No esperen ver exuberantes manzanos, ciruelos o perales de la noche a la mañana. Aunque depende de la especie, en los mejores casos –a no ser que trate de alguna variedad aromática– empezarán a contemplarse en su máximo esplendor dentro de, mínimo, dos años. Eso sí, todos esos cultivos tendrán un «patrón enanizante», teniendo en cuenta el área urbana (de orientación sur y con edificios bajos) donde crecerán.
No importa. El proceso también cuenta. «Es un proyecto que queremos cuidarlo en el tiempo y darle evolución. Cualquiera que tenga interés puede sumarse, aunque no sea del barrio, e igual nuestro bosque comestible puede servir en algún momento para que surjan planes similares en otras zonas de la ciudad», explica Julia Robles, una de las impulsoras de este ilusionante terruño de 390 metros cuadrados de extensión, que cuenta con el apoyo económico del Centro de Estudios Ambientales (CEA).
En total, cerca de treinta personas se han sumado ya a la iniciativa. Y es que, además de estar involucrada la asociación vecinal, han logrado que chavales estudiantes de jardinería del colegio Calasanz, así como del grado de carpintería del centro público de Formación Profesional El Carmen, se sumen a esta siembra. Estos últimos elaborarán un cartel explicativo para que, cada persona que pase por ahí, tenga constancia de que en ese punto hay organismos en crecimiento.
Después de preparar esta semana parte de los suelos y bancales, haber planificado el diseño y analizado con anterioridad la calidad de la tierra, tienen pendiente impulsar un taller de cultivo de microorganismos, así como de aplicación de los mismos. En los próximos días realizarán también otra convocatoria para la siembra de abonos verdes, que se prolongará durante tres jornadas.
Además, se impartirá otra ponencia sobre multiplicación de plantas, para la que se valora la posibilidad de dejar después el vegetal en El Carmen, Basaldea, el invernadero de Ozaeta o Barría. Las fechas de cada convocatoria todavía deben concretarse, ya que las intensas lluvias de las últimas jornadas han impedido llevar a cabo determinadas acciones colaborativas y obligado a remodelar todo el calendario previsto.
Así que en última instancia, este trabajo conjunto dependerá de las inestables condiciones climatológicas. «En teoría, después del sofocante calor veraniego, el tiempo otoñal es ideal por la temperaturas suaves y las probables precipitaciones», matiza Robles. Quien quiera sumarse a los siguientes encuentros –a través de los que se crearán lazos entre vecinos de todas las edades– puede contactar con sus organizadores a través de las redes sociales (en Instagram, @buc_judimendi) o acudiendo a la sede de la Asociación Vecinal de Judimendi (Judimendikoak, calle de Cola y Goti, 5).
Las redes agrícolas se expanden en Vitoria. Con este reciente proyecto de bosque comestible, Judimendi se suma a una filosofía hortícola urbana que antes iniciaron otros en Salburua y Lakua. Ubicados junto a Elorriaga y en la calle Sierra de Andia, respectivamente, en ambos los vecinos trabajan con la Asociación de Permacultura Kiribilore. Apuestan por la agricultura sostenible o permacultura, que «se rige por tres principios éticos básicos: el cuidado de la tierra, de las personas y la repartición justa». Y además «se debe producir en la medida en que se consuma, para evitar desechos», concluyen.
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