Las jubilaciones y las incapacidades generan 131 vacantes en la sanidad pública alavesa

El sector público tampoco es ajeno a esto. Sólo en la OSI Araba, la principal organización sanitaria del territorio -integra, entre otros, los dos hospitales de Vitoria-, un 33% de su plantilla supera los 55 años. Y es que las jubilaciones, las incapacidades y, en mucha menor medida, las muertes prematuras, están mermando la plantilla de la sanidad alavesa. 131 profesionales de Osakidetza dejaron su puesto de trabajo en el territorio por una de estas tres causas a lo largo de 2023.

Así se desprende de un completo listado remitido por el Departamento de Salud al Parlamento vasco a petición de EH Bildu. Quince páginas en las que la consejería da cuenta con pelos y señales del efecto del retiro de parte de sus plantillas. Salud aporta la función, el lugar y la fecha en la que se generó la baja, lo que permite ubicar donde se ha generado cada «vacante vegetativa» dentro de Osakidetza.

El balance permite trazar el mapa del envejecimiento sanitario en toda la comunidad autónoma. También en Álava, donde son Txagorritxu y Santiago los centros que concentran las vacantes, algo también lógico porque es donde más gente presta servicio.

Por perfiles, sobresale el área de enfermería, que acumula buena parte de las bajas. Entre auxiliares y enfermeros suman 60 de las 131 vacantes generadas en la red alavesa de Osakidetza: 40 enfermeros y 20 auxiliares. Estos perfiles se reparten por todas las divisiones: desde enfermeros del ambulatorio de Abetxuko hasta auxiliares de enfermería ubicados en el hospital psiquiátrico de Álava.

El reparto por centros también aporta datos sobre la situación de la red. Por ejemplo, que cuatro médicos de familia destinados al centro de salud del Casco Viejo se jubilaron en el mismo año. Tres de ellos, de hecho, lo hicieron entre mayo y agosto de 2023. Ese mismo año fueron varias las familias que se quejaron de la falta de profesionales de pediatría en este centro, una especialidad en la que no figuran ni bajas ni incapacidades definitivas. Entonces portavoces de la OSI Araba apuntaron a la generalizada escasez de mano de obra en el sector sanitario: «No hay nadie en bolsa para contratar».

Lakuabizkarra fue otro de los centros que en Vitoria sufrió más la aparición de vacantes. Según los datos del Departamento de Salud, el centro situado en la calle Duque de Wellington perdió tres profesionales en cuestión de medio año: un enfermero, un facultativo y un técnico superior sanitario. Misma situación tuvo lugar en San Martín: tres médicos de familia y un pediatra jubilados en el centro.

Las afecciones también alcanzan a la OSI Rioja Alavesa. En esta organización se registraron ocho bajas: un enfermero, un auxiliar de enfermería, un auxiliar administrativo, dos operarios, un cocinero, un técnico de administración y otro técnico de las máquinas de electromedicina. De estas vacantes producidas el año pasado, seis eran en puestos del hospital de Leza. En paralelo, la Red de Salud Mental 'perdió' 13 profesionales, todos dependientes del hospital psiquiátrico de la calle Salvatierrabide. Uno de ellos, no obstante, estaba destinado a la cárcel de Zaballa.

El hecho de que se generen todas estas vacantes no quiere decir que no se cubran. Para ello están las bolsas de trabajo y la reorganización de los servicios, aunque muchas veces esas listas de sanitarios a los que recurrir están vacías.

A ello se suman, además, las sucesivas ampliaciones de plantilla proyectadas en Osakidetza. La última, la anunciada por el consejero Alberto Martínez en septiembre: 2.000 plazas más a lo largo de la legislatura. La promesa de contrataciones vino acompañada del compromiso de que Vitoria recupere un segundo PAC para complementar a Olaguíbel. Habló de Lakuabizkarra, y no de San Martín, el recurso que estuvo activo hasta 2019.

Antes, en febrero, la entonces titular de Salud, Gotzone Sagardui, anunció la creación de 1.431 plazas en Osakidetza, que veía aumentada su plantilla estructural hasta los 32.442 profesionales. En la OSI Araba, con un marcado carácter femenino: ellas representan a cuatro de cada cinco empleados.

La información remitida por el Gobierno responde a una petición de la parlamentaria Rebeka Ubera en la Cámara vasca. La política pedía el listado junto a las conocidas como fechas de preceptividad, que son el momento a partir del cual los profesionales deben cumplir con los perfiles lingüísticos fijados para su puesto de trabajo. En el documento de Salud figuran vacantes en puestos con plazos para la implantación del euskera como perfiles en los que no. Algunos deberían contar con dominio de la lengua vasca desde hace casi dos décadas mientras que los más recientes deberán incorporar ese idioma el próximo 3 de diciembre.