En la última carga de Gorka Ortiz de Urbina en la plaza de la Virgen Blanca el pasado 4 de agosto, nuestro Celedón saliente tuvo el bonito gesto de sugerir que le acompañaran en su camino como particular escolta tanto miembros de la Comisión como ... de la Federación de Blusas y Neskas. Su empeño personal no era otro que el de tratar de dejarle la casa ordenada y libre de líos a Iñaki Kerejazu, el nuevo Celedón entrante. Un 'beau geste' de Gorka que le honra, con el propósito de deshacer entuertos y disolver inquinas fosilizadas en el seno de las variopintas cuadrillas de neskas y blusas gasteiztarras.

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Los blusas, o mejor dicho sus juntas directivas, perdieron una magnífica oportunidad para estar a la altura de esta invitación, y zanjar las inexplicables e inexplicadas diferencias del pasado, que han generado tanta y tan artificial división en su seno y que hoy ya nadie entiende.

Quizás sea necesaria la llegada de una nueva generación para que pueda ponerse coto a este despropósito de división tan artificioso y banal en un colectivo tan vertebral en nuestras fiestas. Nadie podría imaginar que en Pamplona, por ejemplo, hubiera dos o tres encierros en Sanfermines por desavenencias entre las peñas. Aunque nos tememos que, como en sus propias instituciones, en Vitoria las grandes broncas respondan tan a menudo a motivos ciertamente pueriles y epidérmicos.

El Ayuntamiento trató de hallar una solución con la mejor intención. Aunque como reza el aforismo, con las intenciones más puras se perpetran los poemas más estrafalarios. No parecen haber funcionado las terapias que se contrataron extramuros para deshacer un sinsentido tan histórico como histérico. Al menos lo intentó Sonia, nuestra edil de cultura, que no es poca cosa atreverse a circular por estos berenjenales y vericuetos con todos los focos del escenario sobre su cabeza.

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Como en las viejas discusiones familiares, la mayoría de blusas y neskas -la ciudadanía, por supuesto-, desconoce las causas que provocaron este conflicto enquistado. Confiemos en que con el nuevo Celedón y con la ayuda del calentamiento global, se ablanden las seseras de los responsables y seamos capaces de tener la fiesta en paz sin necesidad de duplicar o triplicar las actividades de calle. O sin ver cómo crecen y se reproducen nuevas asociaciones, comisiones, agrupaciones, entidades y compañías, como si estuviéramos ante un remake de la vida de Brian y hubiéramos cambiado las calles de Judea por las de la muy noble y leal ciudad de Vitoria-Gasteiz.

Sostiene mi buen amigo Jesús Prieto Mendaza que quizás el fracaso del Ayuntamiento en su intento por mediar en esta trifulca de blusas fuera debido al método empleado de contratar una empresa de mediación. Y proponía algo más lúdico, como una o sucesivas cenas entre representantes de ambos bandos para desfacer el entuerto. Aunque sospecho que quizás tengan que ser las neskas quienes destejan hoy lo que los blusas tejieron en el pasado con tanta desenvoltura.

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