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Ay con el TicketBai
Opinión

Ay con el TicketBai

Se non e vero... ·

Domingo, 28 de julio 2024, 00:15

No sé si recuerdan aquella campaña que puso en marcha la Hacienda Foral para acabar con la picaresca de la hostelería. Ante la arraigada costumbre de no 'ticar' en la registradora una buena parte de las consumiciones dispensadas a los clientes en las barras de algunos bares, el cuerpo de inspectores fiscales emprendió una serie de acciones disuasorias para meter en cintura a los defraudadores de tan popular gremio.

Una de ellas consistía en enviar a probos funcionarios, inspectores a la sazón, de bar en bar, de cafetería en cafetería, en horas de trabajo, a la caza del hostelero infractor. De forma y manera que, como el águila perdicera se ubica en las ramas más elevadas de los álamos aguardando el paso de un ave distraída, los inspectores del fisco se acodaban igualmente en la barra de un bar y solicitaban con suma educación un cortado descafeinado de máquina, con leche fría y un pinchito de tortilla sin cebolla, pongamos por caso.

Tras la ingesta demandaban la cuenta para satisfacer el costo del servicio. Cuando el camarero les reclamaba la cantidad adeudada sin mediar recibo alguno, ellos satisfacían el importe y se incorporaban haciendo el mohín de abandonar el local. Una vez perpetrada la treta, retornaban a la barra del establecimiento, poniendo de manifiesto su condición de empleados de la Hacienda foral y calzándoles el acta de denuncia por su mala praxis.

La destreza mostrada por la Diputación surtió el efecto perseguido y corrió como la pólvora por entre el gremio de hostelería. Y hubo un tiempo en que todos los clientes éramos presuntos sospechosos. Si ibas a un bar con corbata y carterilla de escay de cobrador de Santa Lucía, en vez de leche te echaban laxante en el cortado como venganza preventiva, al confundirte con un presunto inspector.

Eran otros tiempos y las cosas de la inspección han avanzado una barbaridad. Hoy se lleva la inteligencia artificial. Resulta que no había inspectores suficientes como para que no los reconocieran los tasqueros y se pasaran sus fotos de bar en bar. Ahora está todo informatizado y la 'Dipu' tiene monitorizado 'hasta'l Tato' con la famosa aplicación del TicketBai.

Pero siempre queda algún irreductible que desafía la autoridad amenazando con la insumisión ante el recibo telemático. Se trata de las txosnas que, como realizan una labor filantrópica, creían que el ojo foral haría la vista gorda para tener la fiesta en paz. Ante las quejas del resto de hosteleros, el diputado general se ha puesto bravo y ha dicho que se acabó el 'ticket ez' y que bromas las justas.

En los despachos de la inspección ya se temen lo peor. Y en previsión de que volvieran a las inspecciones de antiguo formato, algunos inspectores han solicitado todos los adminículos necesarios para infiltrarse en el recinto de txosnas y pasar desapercibidos -algún piercing, unos tatuajes de los temporales de los que se borran, un corte de pelo más ad hoc a los tiempos que corren, dietas para el katxi y un plus de nocturnidad, que no son horas-.

¡Quietos hasta ver, que igual no es nada!

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