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Todos los expertos en conflictos coinciden en una sola cosa: la próxima guerra mundial -y probablemente la última- se desatará por causa del agua. En un mundo afectado por el efecto invernadero, poseer recursos hídricos marcará la diferencia entre ser o no ser. Pese a ... que este hecho sea de dominio público, en Euskadi parece que aún no nos hemos enterado de qué va la vaina.
En Álava poseemos un sistema de acuíferos impresionante -la mayor reserva de agua subterránea de todo el País Vasco-. Aquí al lado, en Subijana. Y al parecer, la mejor idea que se le ocurrió al destino -por no dar nombres- fue ponerle encima una cantera. Por eso de darle emoción al thriller.
Sabemos que por estas latitudes tenemos más querencia al vino y al txakoli que al cuidado del agua. No hay más que echar un vistazo al cancionero popular: «El agua para las ranas y pa los peces, que nadan bien», canta la tradición que alaba las maravillas del vino y que recuerda que «beber, beber, beber es un gran placer». Vino, claro está.
Subijana ya vivió el intento del propio Gobierno vasco por perforar el acuífero en busca de gas kilómetro cero -ojo al dato-. Y hasta fundaron una compañía explotadora como si estuviéramos en Texas. Hubo que montar un quilombo de pantalón largo para que desistieran de mala gana de un empeño que podía dar al traste con el acuífero.
Ahora resulta que la cantera de Nanclares ha hecho aflorar el agua subterránea en superficie por un pinchazo inoportuno en el acuífero. Y todas las instituciones miran para otro lado como si aquello no fuera con ellos. Los de la cantera hacen lo que se supone que deben hacer en este tipo de explotación, que no es otra cosa que darle a la zambomba, comiendo tierra y rocas como harían las termitas con un madero viejo. Quienes no hacen lo que se supone que deben hacer son quienes no han movido una ceja en cada ocasión que el acuífero tose por las cosquillas que le provocan los zambombazos del vecino de arriba.
El Ayuntamiento de Iruña de Oca hace de Gary Cooper en 'Solo ante el peligro', pidiendo que se ponga freno a este desmán, ante la eventualidad de que la cantera perpetre una perforación en toda regla y la líen parda. El órgano encargado de vigilar este desafuero no parece mostrar inquietud alguna, ni por canteras ni por gasistas.
Porque si algo se repite de forma recurrente antes de cada catástrofe medioambiental es la aparición de un experto, técnico, o ambas cosas a un tiempo, diciendo que no hay ningún problema que no pueda esperar; que no es tan grave y que la actividad sobre el acuífero no daña la calidad del agua. Eso sí, en informes pagados con dinero público, de esos llenos de palabros que uno no alcanza a desenmarañar. Que más que hidrogeólogos, se diría que sus autores parecen literatos tirando del ChatGPT.
Y como sin agua tampoco habrá vino, en el futuro nos consolaremos tomando un pote que, me temo, tendrá que ser de gran reserva y no de cosechero. Si pueden pagarlo, claro.
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