Hy una expresión muy castiza que es la de 'nacer con una flor en el culo'. Define a esa gente afortunada, suertuda y bienaventurada a la que acompaña una especie de buen fario allá por donde transita. Llegan y besan el santo como si tal ... cosa, mientras otros llevan media vida currándoselo sin que la fortuna les haya sonreído apenas unos segundos. Se diría que levitan bajo el halo de una placidez despreocupada fruto de su buena estrella.
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No hay más que mirar a Vitoria y a Bermeo para encontrar los dos ejemplos opuestos. El del cenizo que se emborracha, estampa el coche y deja la Alcaldía el mismo día de su toma de posesión en la localidad costera. Y el de Vitoria, donde el Glorioso le organiza a la alcaldesa el mayor fiestón del año la noche de su subida a los cielos de la política municipal.
Pues bien, diríase que la primera alcaldesa vitoriana pertenece a este grupo de gente venturosa. El mismo día en que accede a la dignidad de primera edil, y nada más recibir la vara de mando, tiene la potra de ver al Glorioso ascender a Primera División tan sólo unas horas después de jurar el cargo. En el último minuto y de penalti, para más inri. Como si fuera el primer decreto firmado de su mandato: «Por resolución de la señora alcaldesa se ordena que suba el Alavés». Que eso es iniciar con buen pie el tortuoso viaje que se adivina por delante durante los próximos cuatro años para nuestra primera 'alkate andrea', la excelentísima Maider Etxebarria.
Empero, como en política no hay palma sin dorso, ni haz sin envés, ni rosa sin espinas, imagino que ya se habrá depositado en el despacho de Alcaldía la maqueta, el plan director y el anteproyecto del nuevo campo de fútbol de Mendizorroza. Un estadio a la altura de un club de división de honor como el recién ascendido Alavés, para ver de rascar el bolsillo a la hacienda y la voluntad al Consistorio.
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Dicen que el propietario del club no tira piedra que no caiga gorrión en el saco. Y es triste de pedir, pero más triste es de robar, que le recitan a uno en el metro en Madrid en actitud compungida y petitoria con la palma de la mano tendida hacia arriba, y se te encoge el corazón, oye.
No sé si recuerdan esa canción que Shakira le escupió musicalmente a su exmarido, Gerardo Piqué, como un gigantesco bofetón sonoro. Como el de Glen Ford a Gilda, pero al revés. Entre estrofa y estrofa la colombiana le calzó en toda la cara aquel soniquete que se hizo mundialmente famoso: «Te creíste que me heriste y me volviste más dura. Las mujeres no lloran. Las mujeres facturan. Tás tan raro que ni te distingo. Cambiaste un Ferrari por un Twingo. Cambiaste un Rolex por un Casio. 'Vas acelerao', dale despacio».
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Pues el inefable Josean Querejeta –J.Q.– lo ha vuelto a bordar dialécticamente poniendo las cartas sobre la mesa en una sola y lacónica frase el día adecuado, a la hora indicada y en el momento preciso, dirigiéndose a los jugadores que reclamaban como regalo un reloj de alta gama: «Las directivas no lloran. Las directivas facturan. Y nosotros vamos con el Casio».
Toma Jeroma, pastillas de goma. Y el que tenga oídos que oiga. Que el club no puede ir con un traje dos tallas menos de lo necesario, sin riesgo de hacer el ridículo y parecer que ha crecido dentro de la ropa de un día para otro, como en esa peli de Tom Hanks. Que hay que abordar el neoMendizorroza para que el proyecto gane en consistencia.
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Y todo esto en medio de la euforia colectiva por el ascenso, con treinta mil almas en la plaza de la Virgen Blanca rindiendo pleitesía a los jugadores, cuerpo técnico y directiva. Porque J.Q. pone la tarea –ahí lo deja– y que el Ayuntamiento vitoriano se encargue de los detalles y facilite la interlocución a tres bandas –'Ayunta', 'Dipu' y 'Gova'–.
Y como si de los tres mosqueteros de Dumas se tratase, la tríada de espadachines institucionales se aprestará a recuperar los herretes de diamantes de la reina Ana de Austria con que sufragar los afanes deportivo-constructivos del cardenal Richelieu.
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Que vaya celebración multitudinaria y vaya riada de aficionados, sinceros y de última hora, todos ellos bienvenidos a la casa del señor. Yo he de reconocer que soy un soso. Venía del Altafit por la Florida, a la altura de la escultura de Winton Marsalis. Y fue ponerse a tocar la trompeta Villalibre y la figura del Winton cobró vida, soltó el instrumento, y se tapó los oídos con ambas manos, para evitar escuchar las estridencias que expelía la trompeta del goleador allende la balconada.
Hay que reconocer que lo suyo es el fútbol y que pulmones tiene el Búfalo. Pero es sabido que junto a la voluntad se requiere cierta pericia para dulcificar los chirridos que excreta la campana de la trompeta. Tendremos que decirle a Fiti –Mikel Délika–, nuestro trompetero de vísperas y sanprudencios, Golden Celedón y maestro vidriero, que adopte al chaval un par de abriles para curtirle el hocico y de paso que mejore la técnica.
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Confío en que no sea una anécdota y que el nuevo rótulo de la puerta del despacho de Alcaldía 'alkate andrea' permanezca ahí un buen número de legislaturas. Para los que egunoneamos porque no tuvimos la fortuna de poder acceder al euskera cuando niños es un lío esto de 'alkate andrea', acostumbrados como estábamos 'alkate jauná' con acento en la 'a'. Y ahora viene la Maider y nos lo cambia. Y a mayor abundamiento nos truecan también el felpudo, y del 'ongi etorri' llenamos la ciudad con carteles de 'ongi etourri' por esto de hacerles una gracieta a los de la bicicleta. Y nos acaban de joder medio diccionario personal.
Así que me quedo con Shakira y con J.Q. y me vuelvo a los versillos que tan merecidos se tenía el piquetón: «… Me dejaste de vecina a la suegra, con la prensa en la puerta y la deuda en Hacienda. Te creíste que me heriste y me volviste más dura. Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan». Y a tirar con el Casio y con el campo viejo, si la autoridad no pone remedio.
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Por estas y otras razones, hemos de reconocer que la próxima legislatura se aventura como un desafío ilusionante. Cuatro mujeres portavoces necesitadas de transmitir que hay otra forma de gobernar y de hacer oposición, frente a un pasado desbordado por la testosterona y la testiculina. Que como dicen en Aragón, aquí a los espermatozoides los llamamos espermatozudos. Pues eso ha venido a ser el pleno municipal y está bien que este cuarteto de jóvenes mujeres se ponga a trabajar haciendo gala de diálogo, educación y mano izquierda. Y que seamos capaces de pasar, como el mocetón Villalibre, de la estridencia de su trompeta a la melodía celestial de sus zambombazos.
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