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¡Ya está bien! ¡Ya iba siendo hora! ¡Hasta aquí podíamos llegar! Cierren de una vez la Sala Amárica. A quién diantres le importa el ... arte contemporáneo y sus nuevos formatos de expresión. ¡Qué arte visual ni arte visual! Ya está bien de financiar a vagos y maleantes y gentes de proceder errático y andar sospechoso.
Porque, a ver, un cuadro es un cuadro. Bien que lo de Picasso lo hace mejor mi nieta. Y lo de Marcel Duchamp es de traca, que esos trozos ensamblados como si hubieran fileteado una armadura no hay quien se lo trague; pero pase. Y los fauvistas. Y los puntillistas. Y ríete tú del Kandinsky y el Brancusi. Y el coño de la Bernarda. Hasta ahí se puede tragar.
Y es que quitas a Velázquez, Sorolla y Dalí y esto es como en el tenis. Que Nadal, Federer, Djokovic y para de contar. Y para artistas vitorianos de verdad, los de las calles del barrio de San Martín de las zonas de los pintores y listo. Pero estos indigentes vitorianos y estas mandangas del pretendido arte contemporáneo, nos la quieren dar con queso.
Nos dicen los gestores de la cultura foral que no se quejen tanto. Que no les van a dejar tirados porque en su pecho anida una querencia por los raros. Y que les van a poner un rincón donde armar sus trifulcas e instalaciones a la entrada de la Casa de la Cultura y así computamos todos los que entran por la puerta y los ponemos en órbita. Como en los aeropuertos, que te hacen pasar obligatoriamente por entre torres de whisky, cartones de tabaco y todo tipo de pichirichis para llegar a tu zona de embarque. O mejor, pensándolo bien, negociamos con Roig y que hagan las exposiciones en el Mercadona y así baten récords de visitantes.
Aunque si nos ponemos todos guapos y campeones de la ecuanimidad, y en aras de la coherencia, habría que ir más allá. Porque si seguimos el criterio de la rentabilidad social que arguyen desde el departamento, y de que sólo visitan la Amarika Aretoa unas cuatro mil personas al año, podría darse un paso más. Si tiramos de ese hilo podemos cerrar el Museo de Ciencias. Total, para ver bichos y fósiles te metes en Google y los ves a todo color en la Wikipedia. Y los fondos del Museo de Arqueología se pueden poner a disposición de la Comisión de Carnaval y le damos salida a las armaduras y demás baratijas. Y las barajas del Museo de Naipes, para el campeonato de mus del barrio.
Y ya de paso, al Museo Provincial de Bellas Artes, con ese palacete que ocupa, podíamos darle un pase y colgamos los fondos en el Hotel Ruta de Europa. Que como paran miles de viajeros por allí, levantamos la estadística de visitantes y colgamos los cuadros y demás instalaciones entre jamones, fiambres y demás ambrosías para acercar nuestra colección al común de los mortales.
Y siguiendo con el hilo de la coherencia en el discurso de los gestores culturales, ya podíamos quitarnos el departamento de Cultura al completo. Que total, para subvencionar el deporte, las fiestas de san Prudencio, los conciertos y las meriendas populares y tal, basta con un mostrador y una hoja Excel en la que irse apuntando.
–Con estas izquierdas, para qué queremos a Milei, me decía un colega no sin un puntito de decepción en la mirada.
¡Y que viva la motosierra!
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