El año comenzó con noticias desesperanzadoras: «Desvían siete vuelos de Loiu por el viento y ninguno acaba aterrizando en Foronda». Los repartieron por toda la geografía española sin reparar en gastos ni en kilómetros. Al parecer, cualquier otra pista resultó más oportuna. Cualquiera menos la ... de Foronda.
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Pero Imagino que volando de Loiu a Foronda a 800 kilómetros por hora no habrá más de cinco minutos en línea recta, con menos consumo de queroseno que un mechero para posarse en Gasteiz. Además, sabemos que durante el episodio de viento de la semana pasada el aeropuerto vitoriano permaneció operativo y en ningún momento se cerró al tráfico aéreo por condiciones adversas. Está claro que en esta lotería de los desvíos no tenemos suerte. En la otra tampoco, pero esa es otra historia.
Resulta entretenido leer el parte de guerra de Aena del pasado 2 de enero en Loiu. Entre las diez y las cuatro y cuarto del martes, siete vuelos fueron desviados ante la imposibilidad de aterrizar en Bilbao. El Barcelona-Loiu regresó a Barcelona. Otro procedente de Roma se largó a Zaragoza. Dos de Madrid se fueron por donde habían venido. Y uno procedente de Málaga eligió la capital del reino igualmente. El sexto venía de Tenerife Norte y se fue a Barcelona. El séptimo y último venía de Fráncfort y recaló en Barajas.
Aunque el que se lleva la palma fue el último del 2023. Para más coña, ya en Nochevieja, un avión que venía de Gran Canaria se vio obligado a abortar el aterrizaje en Loiu. Y tanto canguelo debió pasar su tripulación y su pasaje que acabaron aterrizando en Lourdes. Por lo visto fueron a rezarle a la virgen por el milagro de mantenerlos con vida. Pese a los rezos, no pudieron comerse ni una uva por las campanadas, tan acojonados como llegaron a la localidad francesa.
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Desde el aeropuerto de Foronda señalan que estaban operativos y que incluso había trabajadores disponibles. Aunque a renglón seguido nos enteramos de que Iberia sólo cuenta con siete trabajadores, pese a que el aeropuerto abre las 24 horas del día. Y claro, alguna culpa tendrán de lo que pasa quienes no ponen medios para solucionar esta anomalía.
Con afán de dar ideas, creo que las instituciones debieran trabajarse a las compañías para que ofrezcan a los pasajeros la opción de saltar en paracaídas cuando sobrevuelen Vitoria, antes de llevarlos de vuelta a 500 kilómetros de distancia. O incluso podría plantearse que se votara en el avión para ver que opción recababa el apoyo mayoritario de los sufridos pasajeros. Seguro que así salía ganando Foronda por goleada.
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Si he de serles sincero, creo que tendrían que cobrar un suplemento por aterrizar en Loiu los días ventosos. Si repasan los videos en YouTube verán que es como una mezcla de la noria, la cazuela y la casa del terror de las barracas. El único inconveniente es que si vienes de Canarias se te quita el moreno en un ti-ta. Alguna pega tenía que tener.
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