Cuando empezaron a pescarse los primeros lucios en el pantano alavés de Albina, hace unos años, todos los aficionados preveían un futuro más que incierto ... para la trucha. Algunos intuían que este coloso de los ríos colonizaría con el tiempo las cuencas próximas, aunque muy pocos esperaban que lo hiciera con tanta rapidez como lo ha hecho. Lo cierto es que este voraz tiburón de río es dueño y señor de los pantanos alaveses. Se desconoce cómo se ha producido está introducción ilegal y quién o quienes son sus responsables.
Publicidad
Lo que sí se conocen son las consecuencias. La invasión del lucio está provocando sin duda un gran desequilibrio en las poblaciones de trucha, pero también el resto de salmónidos y ciprínidos van a sufrir un impacto considerable.
El lucio es el pez más poderoso de nuestra fauna. Se trata de una especie destructora para las aguas dulces pues, no en vano, puede llegar a pesar hasta 30 kilos. Desconocido hasta hace bien poco en las aguas de nuestra comunidad, su presencia ha desconcertado por completo a los pescadores tradicionales. Aunque un sector de aficionados entienda que la pesca de este animal ofrece por su tamaño momentos de emoción y júbilo inigualables. Por lo que se cree, el lucio es el pez de más longevidad entre todos los de agua dulce, alcanzando los cuarenta años, mientras que otros raramente alcanzan los doce. Habla la leyenda incluso de un ejemplar pescado en Suecia en 1449 al que se le calculó una edad de doscientos años.
El hecho de que se le denomina tirano de los ríos viene motivado por sus instintos agresivos y voraces. Se relata el caso de un hombre que llevó una mula a beber a un estanque donde un lucio, que al parecer había devorado ya todos los peces de esa charca, mordió a la bestia por el belfo y se agarró tan firmemente que la mula lo sacó del agua, accidente gracias al cual el dueño de la caballería pudo pescarlo.
Publicidad
Un lucio puede devorar a otro pez de su misma especie y mayor de lo que su estómago puede recibir, engullendo una parte de él mientras deja la otra en la boca hasta que el pedazo tragado haya sido digerido, para seguir con el resto después, poco a poco.
La operación de soltarle del anzuelo o cucharilla debe realizarse con suma precaución para evitar que se revuelva en contra y muerda. Conviene matar al pez antes de iniciar esta maniobra.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
La juzgan por lucrarse de otra marca y vender cocinas de peor calidad
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.