Media tarde en la calle Gorbea. Hace una semana. Un par de veinteañeros avanzan por la acera con evidentes dificultades motrices. Uno se tambalea, pierde el equilibrio y cae. En el suelo comienza a convulsionar. La escena la presencia, desde un coche patrulla, una dotación ... de la Policía Local. Los uniformados detienen el vehículo, descienden y tratan de ayudar al joven, que no tendrá más de 25 años.
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De repente, el otro chico que le acompaña experimenta el mismo proceso. Temblores, desplome y convulsiones. A partir de ahí, y en medio de un clima de máxima tensión, los agentes desplegados solicitan dos ambulancias que los trasladan de urgencia hasta el hospital Txagorritxu.
Según admiten desde Osakidetza, un chico acabó «entubado en la UCI». A las pocas horas recuperó la consciencia. Mientras que al otro, menos grave, le administraron una solución para hacerle un lavado de estómago. Cuando recobró la consciencia pidió el alta voluntaria y abandonó el centro médico «por su propio pie».
Las analíticas revelaron la ingesta de benzodiacepina (un fármaco común) y cannabis (marihuana). La mezcla se conoce popularmente como karkubi o droga de los pobres. Una dosis puede conseguirse por poco más de tres euros.
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En esta ocasión provocó efectos desastrosos en ambos veinteañeros. La benzodiacepina es un medicamento usado como inhibidor de la ansiedad. «Desde hace un tiempo, una minoría lo usa como base para lo que se conoce como karkubi, sin reparar en los riesgos, que se incrementan cuando, como en este caso, se mezcla con drogas ilegales. Generalmente cannabis o hachís», revelan medios policiales. Como hace falta receta para adquirir el medicamento, algunos falsifican los formularios o directamente lo compran «en internet».
También han aflorado mafias que viven de su venta. En la primavera de 2021, la Policía Nacional detuvo en Miranda de Ebro a dos súbditos colombianos sospechosos de pertenecer a una red especializada en venderla en las redes. Tenían clientes por toda España. «También en Álava».
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Otro botón que da una idea del creciente peso de este estupefaciente. Taylor Hawkins, batería de los Foo Fighters, falleció hace apenas diez meses de manera súbita. La autopsia reveló que había consumido benzodiacepina y marihuana, entre otras sustancias.
Expertos de Osakidetza consultados muestran su «preocupación» por este posible episodio de karkubi. «Ha habido otros, pero muy puntuales», exponen. También advierten de que «la marihuana, tan aceptada socialmente, es la vía de entrada para otros consumos. Especialmente entre nuestros adolescentes».
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