
José María Merino (A Coruña, 1941) ha forjado una de las carreras más a tener en cuenta de la narrativa española. Es el único autor español, junto a Ana María Matute, que ha ganado el Premio Nacional de Narrativa por 'El río del Edén' (2013) y de Literatura Infantil y Juvenil, por 'No soy un libro' (1993).
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El reconocido escritor regresa a Vitoria como uno de los reclamos del Festival Internacional de Cuento Literario, en un acto junto a Luis Mateo Díez y Juan Pedro Aparicio. 'Filandón posmoderno' lleva por título esa reunión en la que leerán cuentos breves. «Y a la vez charlamos y nos llevamos la contraria», comenta acerca de esa cita que se celebra este viernes 14 de marzo en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa (19.30 horas, entrada libre). Precisamente, Aldecoa planea, el gran cuentista vitoriano, planea por la conversación, ya que se cumplen 100 años de su nacimiento. «No sabía que era el centenario de su nacimiento, pero habrá que mover el asunto porque Aldecoa es un escritor absolutamente contemporáneo y no ha envejecido lo más mínimo», cuenta este reconocido «aldecoísta».
– ¿Qué lugar ha ocupado Aldecoa (1925-1965) en su biblioteca?
– Para mí, Aldecoa ha sido y sigue siendo un modelo de cuentista. Por cómo crea atmósferas, cómo elige personajes... Ya su mujer Josefina decía que hablaba de las pobres gentes de España, de los que vivían en una sala de espera de tercera clase. De hecho, cuando hice la selección de la antología 'Cien años de cuento', lo incluí desde el principio. Además, con 'Los hombres del amanecer', que me encanta y en el que hay una finísima ironía.
– ¿Llegó a conocer a Aldecoa?
– A Ignacio no llegué a conocerlo, pero a Josefina sí. Era una persona encantadora, culta y una estupenda escritora. Adoraba a Ignacio, lo llevaba puesto dentro. De hecho, el prólogo que escribió para los 'Cuentos completos' (Alfaguara) es una maravilla.
– Hace unos días, Luis Mateo Díez comentaba en estas mismas páginas que escribe cada día porque no sabe hacer otra cosa. ¿Le ocurre?
– Sí, sí, casi a diario. Ahora mismo estoy con mis memorias viajeras. Como ya soy mayor y tengo que reconstruir cosas, hablo con gente, les pregunto si se acuerdan de algo. Escribir es fundamental.
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– En su libro de relatos 'Noticias del Antropoceno' partía de noticias reales para construir algunos relatos... En 'Refugees Welcome' trataba la solidaridad desde un punto de vista original, en 'El baile de las abejas' hablaba acerca de la extinción de los insectos. ¿Sentarse a leer el periódico alimenta sus textos?
– No es lo habitual, pero sí es recurrente. A veces una noticia te da la idea para un cuento. Puedes verla con extrañeza y crear algo distinto. Creo que los cuentos y las historias están en la realidad. Nosotros montamos la literatura y creo que eso fue lo que ayudó a desarrollar nuestra inteligencia. La ficción la creamos para intentar interpretar la realidad y fue el primer modo de intentar entenderla.
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– En estos momentos en los que se suceden declaraciones disparatadas, como que Trump planea hacer de Gaza una 'Riviera de Oriente Medio'. ¿La ficción también es un refugio para abstraernos de lo que no llegamos a entender?
– Yo tengo un profesor imaginario que me acompaña siempre, el personaje Souto, que dice que la realidad no necesita ser verosímil. Y es así. Tengo 84 añitos y lo que está sucediendo en el mundo no lo había vivido nunca. En los años 70 y 80 parecía que el futuro estaba tomando sentido, pero resulta que ahora estamos en un momento en que parece ciencia ficción. Trump diciendo que Groenlandia será suya, que Canadá también… Si alguien escribiese una novela con tantas cosas absurdas al mismo tiempo, no sería creíble.
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– En esos grandes debates se encuentra la inteligencia artificial. En alguna ocasión ha comentado que igual no es capaz de escribir el Quijote, pero una novela menor seguro que sí...
– Todo depende de cómo se alimente. Un compañero de la Academia (RAE), Salvador Gutiérrez, catedrático de Lingüística, me enseñó una oda a la lexicografía y le comenté que era interesante. Me dijo que estaba aterrorizado, porque era un texto hecho con Chat GPT. Si tiene buena y culta alimentación, puede hacer cosas interesantísimas. Pero lo que más me inquieta, más allá de preguntarse quién hace las tesis doctorales a día de hoy, es que un día la inteligencia artificial sea consciente. Si eso pasa, va a poner en orden a la humanidad. Si seguimos trabajando del modo en que estamos trabajando en ella, en ese momento se va a callar.
– Una posible consecuencia es que nos volvamos más vagos.
– Claro, ya se está descubriendo que las generaciones sucesivas están siendo menos inteligentes, en parte porque la lectura y la escritura se han abandonado. La comprensión lectora está desapareciendo y hay gente de 15, 16, 17 años que no entiende lo que lee en un periódico. Esto debería ser un tema que preocupe a la ONU. Los niños no deberían tener móvil, igual que no pueden beber alcohol...
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– El debate sobre a qué edad es recomendable tener móvil...
– Yo, desde luego, soy radical. Como cuando empezamos a poder beber. Los niños y los adolescentes no deberían poder utilizar el móvil hasta la mayoría de edad. O hacer móviles, en lugar de para mayores, para niños. Este uso absolutamente indiscriminado de todas las nuevas tecnologías me parece absolutamente peligroso para el futuro de la inteligencia humana. No me atrevo a ser demasiado pesimista, pero por ahí van las cosas…
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– Recientemente, varios colegios de Vitoria han dado marcha atrás con las pantallas y están volviendo a dar más peso a los libros.
– Es que cargarse el libro es una salvajada. Nos daña culturalmente, seguramente psicológicamente, y nos hace perder niveles de inteligencia porque leer es también un modo de complicar nuestra inteligencia, ya que se mezclan palabras, construimos relatos... Hace poco estuve en una biblioteca en Andalucía y la directora estaba desolada porque habían ido técnicos a medir el edificio, diciendo que dentro de 30 años ya no habría libros y tendrían que pensar en otro uso.
El Festival de Cuento Literario Ignacio Aldecoa reúne hoy a diferentes voces destacadas del panorama narrativo contemporáneo. Esta tarde comenzará en el centro cívico Aldabe (18.00), con una conversación entre la reconocida escritora Elvira Navarro ('La trabajadora', 'La isla de los conejos') y Pilar Aizpurua. Poco después, a las 19.30 en la Casa de Cultura, tendrá lugar el 'Filandón posmoderno', una conversación a tres entre Luis Mateo Díez, José María Merino y Juan Pedro Aparicio. El cierre del festival se producirá mañan. Por la mañana, Joxemari Iturralde dirigirá un taller de cuentos (bajo inscripción). La librería Mara-Mara (13.00) acoge la presentación de 'Cada lunes de agua', con la participación de Juan Montiel, César Sánchez y Jesús Camarero. Y a las 18.00 en la Casa de Cultura tendrá lugar la mesa redonda 'Fantasías reales, realidades fantásticas', con Fernanda Ampuero, Jon Bilbao y Karmele Jaio.
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