Jon Plágaro ha compuesto un álbum con cuatro movimientos de guitarra. Blanca Castillo

Jon Plágaro, el guitarrista sin límites

El vitoriano sorprende a la escena rock con 'Sinfonía', un álbum de cuatro movimientos creado solo con ese instrumento

Sábado, 4 de mayo 2024, 00:33

En los manuales básicos de aprendizaje musical se identifica la sinfonía como esa composición creada para una orquesta que tiene cuatro partes: 'Allegro', 'Adagio', 'Minueto' y 'Finale'. En 'Sinfonía', el título que ha puesto Jon Plágaro (Vitoria, 1991) a su álbum se mantiene ese ... mismo número de movimientos. Su escucha, del primer al último tema, remite a esa estructura tan asimilada en la música clásica. Pero hay una particularidad, no se aprecia una sección de vientos ni percusión ni tan siquiera cuerda al uso.

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«Quería que todos los instrumentos fueran realizados con guitarras», resume Plágaro acerca de una tarea en la que ha llevado la batuta y también ha sido el único intérprete. El músico vitoriano firma un álbum grabado por él mismo. Al complejo proceso de trastear y distorsionar el instrumento para crear diferentes capas se le suma que es un trabajo autoeditado, lo que ha supuesto un esfuerzo también a nivel de gestión. «No es un lanzamiento que cuenta con una discográfica, sino que poco a poco la voy compartiendo y dándolo a conocer», asume.

  • 'Sinfonía'. Álbum instrumental. A la venta en la tienda Discolaser.

  • Jon Plágaro. Guitarrista vitoriano (1991). Ha sido parte de Plágaros. Toca en Proyecto Villallacre

La acogida está siendo positiva. Tan solo quedan algunas copias a la venta en cedé y vinilo de esa joya llamada 'Sinfonía' en la tienda Discolaser (calle Gorbea, 4). Para hacer que el puzzle encajase a nivel sonoro, Plágaro contó con la colaboración del ingeniero de sonido Mikel Krutzaga, ganador de un Grammy por su participación en 'K', de Kepa Junkera. Además, la artista y fotógrafa Amaia Ugarte firma un diseño de las carátulas con cuatro láminas que simbolizan el concepto del álbum: el ciclo de la vida.

Plágaro identifica el primer movimiento ('First Movement') con el «nacimiento y el aprendizaje», con cerca de siete minutos, mientras que el cierre, 'Fourth Movement', es más calmado y tranquilo. «Representa la aceptación y podríamos decir que tiene que ver con el final de la vida». El segundo y tercer movimiento tratan «la pérdida de perspectiva» y «afrontar los retos con ilusión», respectivamente. En este álbum instrumental lleno de riffs afilados se encuentran pasajes que se aproximan al folk y otros que remiten directamente a la música clásica. «Hay influencias, por ejemplo, de Shostakovich, que se pueden encontrar».

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En casa tiene 15 guitarras después de muchos años tocando. «Desde la primera con la que empecé hasta otras más profesionales. No solo toco la eléctrica, también tengo acústica y empecé más tarde con la flamenca. Se han ido sumando».

- ¿Y cuáles empleó para grabar el disco?

- No sé el número concreto. Una de doce cuerdas, una acústica también de seis cuerdas y varias guitarras eléctricas para generar un poco distancia entre los instrumentos. No es lo mismo el sonido que puede tener una Gibson que el sonido que tiene una Fender. Una de las características es que lo compuse desde una perspectiva abstracta. Hay partes en las que suenan cinco guitarras y otras en las que genero un muro de sonido en las que puede haber diez.

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Plágaro cuenta que a los 14 años sus padres le apuntaron a clases de música moderna debido a su insistencia. Conocido por el proyecto Plágaros, junto a su hermano Aritz, en 2020 publicaron 'A Day, A Family & The Night'. La discográfica Oso Polita lo presentó como un «viaje meteórico» con influencias de David Bowie, Rush o T-Rex. El recorrido se truncó por la pandemia. «Las bandas más grandes sí que pudieron resistir. A nosotros nos pilló de pleno. Ahora mi hermano tiene la música aparcada y yo he seguido con esto».

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