![Itziar Aguado | Profesora de Geografía Humana en la UPV/EHU: «Vitoria apostó por la expansión a Salburua y Zabalgana y el centro se está dejando morir»](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202110/03/media/cortadas/ala-aguado-kix-U1506885693252VH-1248x770@El%20Correo.jpg)
![Itziar Aguado | Profesora de Geografía Humana en la UPV/EHU: «Vitoria apostó por la expansión a Salburua y Zabalgana y el centro se está dejando morir»](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202110/03/media/cortadas/ala-aguado-kix-U1506885693252VH-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Itziar Aguado (Vitoria, 1978) se ha pateado la ciudad de arriba a abajo. De sus paseos, y de muchos años de estudio, concluye que la capital alavesa tiene «la dimensión apropiada para hacer bien las cosas» desde el urbanismo. La profesora de Geografía Humana en ... la UPV/EHU y doctora en Economía reconoce, sin embargo, unos cuantos errores. La expansión sin medida por Salburua y Zabalgana o el trazado del tranvía por General Álava son algunos de esos que ya no tienen vuelta atrás. El Anillo Verde, a juicio de esta investigadora de la geografía urbana o el desarrollo sostenible, destaca como el gran acierto.
– Con la pandemia hemos recuperado calles, plazas y parques para hacer deporte, leer, tomar el sol... e incluso festejar cumpleaños. ¿El espacio urbano estaba infrautilizado?
– Y lo sigue estando, la gran mayoría lo usamos para trasladarnos de un lado a otro, de paso. No nos hemos apropiado del espacio, no lo aprovechamos lo suficiente, pero para ello tendría que ser más seguro.
– ¿En qué sentido?
– Las calles están pensadas para la gente joven que utiliza el coche y se desplaza a trabajar a los polígonos industriales o a las zonas periféricas, y la ciudad debería ser para todos. Que los niños puedan ir solos al colegio por trayectos seguros, que los abuelos tengan cada cierto tiempo bancos para sentarse, que las calles sean amplias y puedas pasar con un coche de bebé o una silla de ruedas...
– ¿Y los parques? A cada vitoriano le tocan 42 metros cuadrados de zona verde pero, ¿los aprovecha?
– El Anillo Verde tiene mucho uso pero el resto de parques... En ciudades como Nueva York o Londres comen en ellos y aquí parece que el césped es intocable, sólo para los perros. ¿Para qué queremos tantos parques? ¿Sólo para regarlos? Eso cuesta mucho, es insostenible, y por la noche nadie pasa por un parque grande, sobre todo, las mujeres. En el urbanismo se debería tener en cuenta también la perspectiva de género.
– ¿No existe en el diseño de la capital alavesa?
– Se hizo un mapa de los puntos de miedo pero se quedó ahí, no es algo que ahora preocupe. Sólo hay que ver todos esos túneles bajo las vías del tren, el diseño con mucho arbolado y seto, la falta de iluminación en algunos puntos, la zona de la calle Valladolid y Aranbizkarra típica del racionalismo con recovecos... No te atreves a pasar por ahí a ciertas horas y tener menos movilidad te limita.
– El soterramiento alumbraría una nueva ciudad también desde el punto de vista urbanístico. ¿Es el proyecto que necesita?
– Indudablemente, se tenía que haber hecho hace muchos años, es el proyecto por el que tienen que pelear las autoridades. El ferrocarril es la principal frontera que tiene la ciudad y, si se soterrara, se podría conseguir mayor fluidez del transporte, meter por ejemplo una línea de tranvía, ganar espacio para los peatones, conectar el centro con esta zona... La Universidad tendría que ejercer un papel más importante para la ciudad, como un polo de atracción, pero a pesar de la cercanía con el centro tenemos la barrera del tren, crea como dos mundos.
– Al otro lado de las vías, ¿cómo ve ese centro?
– Se ha abogado por una ciudad en expansión con Salburua y Zabalgana y no se está invirtiendo ni haciendo atractivo el centro, se está dejando morir. Mucha gente se ha ido a vivir a esos barrios, el proyecto Urteim tampoco llega a cuajar... y el tranvía quizás no se hizo por el sitio más adecuado.
– ¿Por qué?
– Meterlo por General Álava ha hecho daño, podría ser totalmente paseable y ahora el espacio que se queda para el peatón en algunas zonas es muy limitado. Muchas personas evitan esa calle porque es incómoda. Si el tren hubiera estado soterrado, el tranvía podía haber ido por ahí.
– Vitoria aún puede crecer. ¿Salburua y Zabalgana son el modelo a evitar?
– Todo se inició en Lakua. En estos barrios se podían haber hecho las cosas con mayor densidad, hay espacios infrautilizados, sólo hay que pensar cuánto tiene que recorrer un niño para llegar al colegio. Esas distancias tan amplias hacen que no surja tejido económico y por eso hay tantas lonjas vacías, vas un día entre semana que no sea hora punta de colegios o de comer y apenas hay vida.
– ¿Hay forma de reparar ahora el error?
– Una vez escuché que la solución era demoler y volver a hacer. Ahora ya es muy difícil, lo que hay que intentar es que no pase lo mismo en otras zonas por donde se puede ampliar la ciudad. Si se implantan las supermanzanas, en estos barrios puede cambiar un poco el aspecto.
– Llevamos años hablando de supermanzanas. ¿En este tiempo no han surgido otras tendencias?
– Hace más de diez años que se planteó este tema, está tardando mucho. Ahora se llevan, por ejemplo, las calles compartidas, se han hecho experimentos en ciudades de Holanda, donde algunas calles se diseñan sin señales, con plataforma única donde peatones y coches comparten el espacio y se da una convivencia.
– El 77% de los hogares vitorianos tiene coche. ¿Cómo se les convence para que lo dejen en el garaje?
– Hay que buscar un equilibrio, intentar sacar el coche de la ciudad pero dar alternativas. En 2017, el 65% de las infraestructuras de transporte de Vitoria se dedicaba al coche y, si estamos destinando a coche, lo que vamos a tener es coche. Hay que intentar evitar los traslados por este medio que no sean necesarios, favorecer la movilidad activa, crear itinerarios seguros para niños y abuelos, reducir velocidades, calmar el tráfico y hacer un transporte público alternativo, con más frecuencias, preferencia semafórica e información continua de dónde está el autobús y a qué hora va a llegar.
– ¿El BEI es una buena idea?
– Igual la idea es buena pero la zona por donde va no es la más apropiada. Ese modelo de transporte ha funcionado muy bien en algunas ciudades, como Curitiba, en Brasil, pero en Vitoria al final está sustituyendo a una línea periférica que más o menos funcionaba y gastarse tanto dinero en esta infraestructura... Yo habría solucionado antes el problema de la movilidad a los polígonos o al parque tecnológico y metería más autobuses eléctricos en la flota normal.
– Nuevas líneas de tranvía, BEI, impulso a la bicicleta... ¿En qué lugar queda el peatón?
– Hay que apostar por él, es el modo de moverse más sostenible e inclusivo porque no todo el mundo tiene bici y la bici, además, hay que tratarla como al resto de vehículos y que comparta espacios con el peatón es un peligro. Hay que fomentar espacios para el peatón y eso se consigue con un buen diseño de nuestras calles, que ahora son muy estrechas y se están poniendo muchos obstáculos en las aceras.
– Las terrazas de la hostelería, por ejemplo, se han extendido e incluso ocupado zonas de aparcamiento. ¿Son uno de esos «obstáculos»?
– Dan vida a las calles, ingresos al Ayuntamiento y aire a los hosteleros pero si se hace a costa de quitar espacio al peatón no me parece una buena solución. En muchas zonas cierran totalmente el paso de la calle. ¿Si quitan espacio al coche? Perfecto, pero con cierta limitación porque es una de privatizar el espacio.
– ¿De qué puntos de su urbanismo puede Vitoria sacar pecho?
– Vitoria tiene la dimensión apropiada para hacer bien las cosas. El mejor proyecto es el Anillo Verde porque, aparte de ser un pulmón para la ciudad y de generar una vida más activa, es objeto de biodiversidad, control de inundaciones... No habrá ni un solo vitoriano que no esté a favor de él. Nuestro Casco Histórico tiene el problema de la accesibilidad pero también puede ser nuestro punto fuerte, no está explotado y tiene un valor patrimonial brutal. Viene en todos los libros de urbanismo. Habría que hacer un plan estratégico para la zona porque está muerta, necesita llenarse de vida y actividad comercial, mejorar sus viviendas, rehabilitar el espacio físico... y tiene un montón de edificios de mucho valor que están vacíos.
¿El diseño de un barrio, si tiene parques o calles estrechas, condiciona el futuro de quienes lo habitan?
– Por supuesto, la elección más importante de nuestra vida es dónde decidimos vivir. Condiciona tus relaciones, con quién te mezclas, qué puestos de trabajo tienes a tu disponibilidad, a qué colegio vas a llevar a tus hijos, cómo te mueves... El lugar donde resides condiciona tus oportunidades vitales.
– ¿Y en Vitoria se dan muchas diferencias entre distritos?
– Aquí no podemos hablar de guetos pero hay zonas, no barrios enteros, donde, en los últimos años, se está viendo una concentración de inmigración y un envejecimiento, como Coronación y Zaramaga. Pero la segregación que más se está dando en Vitoria es la de las clases más altas, la de los ricos, que se van al Batán, Armentia, Aranzabal...
– Mientras, los 'barrios de oro' se encuentran entre los más vulnerables de Euskadi. ¿Por qué?
– En 2001 sólo era uno, Abetxuko, pero hoy son más. Los barrios periféricos que se crearon en los sesenta siguen teniendo rentas bajas y el precio de la vivienda determina dónde se sitúa la población.
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