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Hacia las siete y media de la tarde del pasado jueves, cuando Isam Haddour tenía que estar pedaleando en su bicicleta desde Oion a Logroño para entrar a trabajar, perdía la batalla por salvar su vida. Postrado en un cama del hospital San Pedro de ... la capital riojana, este joven de 34 años fallecía tras la brutal paliza que le habían propinado horas antes en un parque logroñés un grupo de jóvenes de entre 14 y 25 años con antecedentes, dos de ellos menores de edad. «Mi hermano era todo para mí, mi alma gemela, mi amigo... Yo soñaba verle casado y con hijos y al final lo veo en un ataúd. Me lo han arrebatado», confesaba ayer su hermana, en declaraciones a EL CORREO, junto al Café Garai.
Isam frecuentaba este establecimiento «y venía a tomar sus cafés por la mañana y por la tarde. Era un cliente educado, que siempre saludaba y te preguntaba qué tal estás». Así le recuerda Iker Azkarate, dueño del bar y que reconocía que «todavía no me puedo creer lo que le ha pasado. Nadie se lo merece, pero Isam aún menos. Es imposible esperarte algo así. Nunca tenía problemas con nadie, al contrario, con todo el mundo hablaba, siempre con buenos modales y con una sonrisa en la cara».
Tras conocer cómo fueron sus últimas horas de vida y el brutal ataque en grupo que había sufrido para robarle una bicicleta que valdría alrededor de 200 euros –«aunque al ser una Scott igual pensaron que tenía más valor», apunta un familiar– incrementaba la indignación en Oion. «La vida vale mucho más que eso. Quien se la ha quitado tiene que pagar duro por ello, aquí y en la otra vida. Isam era un ángel en la tierra, una persona buenísima y trabajadora», reiteraba desconsolada su hermana mientras recibía abrazos y expresiones de cariño.
Hace 16 años que ella, su madre, Isam y el hermano pequeño llegaron a España procedentes de la ciudad marroquí de Agadir. Y se ubicaron en la vecina comunidad de La Rioja donde ya estaba asentado el padre, que había emigrado en busca de trabajo y antes había pasado por Italia. Ribafrecha, una pequeña localidad de apenas mil habitantes a 15 kilómetros de Logroño, fue el primer lugar de residencia de toda la familia Haddour, donde Isam ya empezó a trabajar en una empresa de mármoles.
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Juan Carlos Berdonces
Había cursado hasta estudios de Bachiller en su país pero nada más llegar a España «empezó a buscar trabajo. Tenía claro que había que ayudar en casa, era el mayor de los tres hermanos y no rehuía esa responsabilidad», señalan algunos familiares. Prueba de ello es que ha pasado por diferentes sectores porque antes de su última ocupación como repartidor en Logroño para una cadena de comida rápida –lo hizo previamente en un restaurante chino– ejerció de soldador en una fundición y también como peón en el campo.
Tras un periodo en Ribafrecha, hace unos ocho años que los Haddour se trasladaron a Oion, buscando la cercanía con Logroño. Ahora Isam vivía en Rioja Alavesa con sus padres y su hermano pequeño, pero antes había residido con un amigo en Lanciego y también en la capital riojana con su expareja y el hijo de ella. Este chico, precisamente, fue quien le buscó el último trabajo que ha tenido, «hace algo más de dos meses, aún no llegaba a tres. Porque ahora teníamos que decidir si renovaba y en principio así lo íbamos a hacer, era un empleado puntual y atento», reconocía ayer en su condición de encargado del local.
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