Investigan a un traficante por causar una muerte en Vitoria con heroína «adulterada»

Según ha sabido este periódico, tras la autopsia practicada al cadáver, la investigación dio un vuelco. Aleksei, acostumbrado a vivir sobre el alambre, pereció a consecuencia de la droga que se chutó. Se trataba de «heroína excesivamente adulterada», indican fuentes policiales consultadas por EL CORREO. El mismo diagnóstico para su compañero, que sí pudo soportar semejante embate en su cuerpo.

A pesar de que los servicios sanitarios acudieron al domicilio donde se encontraban los dos hombres, sólo pudieron reanimar a uno. El corazón de Aleksei se había parado de manera permanente. La vida del segundo afectado por este viaje al lado oscuro no corre peligro.

Las investigaciones del Sicta desembocaron en un conocido 'camello' de la capital alavesa. Supuestamente, este hombre habría vendido las papelinas de 'caballo' a estos clientes, con resultados catastróficos, en un local del barrio de Coronación.

A mediados de la semana pasada, integrantes del Sicta le encontraron, detuvieron e interrogaron. Ya se encuentra en libertad, aunque la investigación abierta –y ya con la Fiscalía de Álava inmersa en las pesquisas– se centra en esta persona como principal responsable del deceso. Se ha intentado seguir también el rastro de esta partida de droga supuestamente adulterada en exceso por si hubiera algún episodio similar más. Hasta la fecha no hay constancia de ningún intoxicado más en el término municipal.

«En todo caso, y si las evidencias así acaban por confirmar las actuales sospechas, estaríamos hablaríamos de un homicidio imprudente», expresan medios policiales. En román paladino, ese cargo se traduciría en un arco de uno a cuatro años de prisión, según el actual Código Penal. Sin embargo, todo son conjeturas alrededor de este hombre, «conocido» en ámbitos policiales por «su presunta conexión con el tráfico de sustancias estupefacientes» en la capital alavesa.

Mientras tanto, los restos de Aleksei fueron incinerados hace escasas fechas. Al carecer su familia del dinero suficiente para el sepelio, el Ayuntamiento de Vitoria tuvo que hacerse cargo del cuerpo y de su cremación, acometida por una funeraria de la ciudad.