Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La infección por coronavirus está más cerca de ser vencida gracias a una investigación conocida este martes y que tiene sello vasco. Un laboratorio del centro de investigación CIC Biogune en colaboración con el Centro de Biomedicina de Sistemas de Luxemburgo (LCSB, por sus siglas ... en inglés) ha identificado un posible talón de Aquiles en el Covid-19. El grupo ha logrado dar con las dos moléculas, una proteína y un receptor celular, que favorecen la famosa 'tormenta de citoquinas'. Con este nombre, del que tanto se oyó hablar en la primera oleada de la pandemia, se conoce a un proceso natural que agrava seriamente la salud de determinados pacientes, especialmente aquellos con problemas de diabetes, obesidad e hipertensión, que suelen ser los que presentan cuadros más graves y mayor riesgo de muerte. Basándose en este trabajo, inmunólogos de la Universidad de Washington trabajan ya en el desarrollo de una posible terapia.
El hallazgo supone uno de los avances más importantes en la lucha contra el coronavirus, una patología que ha revolucionado el mundo de la ciencia, la medicina y la investigación. Aunque aún existen muchas incógnitas en torno a la enfermedad, que es nueva, lo cierto es que en menos de un año, contra todo pronóstico, el conocimiento sobre los mecanismos de la infección ha permitido avanzar en el desarrollo de terapias hasta el punto de que se han conseguido disponer incluso de varias vacunas. El descubrimiento de un posible freno a la tormenta de citoquinas es de tal calibre que el trabajo que lo explica ha merecido su publicación en 'Sciences Advances', una de las publicaciones científicas más reconocidas del mundo.
Para explicar el sentido que tiene una reacción inmunitaria como la tormenta de citoquinas, el experto en inmunología José Alcamí, investigador del Instituto de Salud Carlos III y coautor del libro 'Coronavirus, ¿la última pandemia?' utiliza un símil militar. El sistema de defensas es un ejército preparado para responder a una invasión de microbios. Uno de los mecanismos que dispone son las citoquinas, «una especie de granadas o proyectiles producidos por las células capaces de localizar células infectadas y destruirlas de manera selectiva».
Esta forma de respuesta es un mecanismo de protección, que se da ante cualquier inflamación y que permite frenar a tiempo los daños. En ocasiones, sin embargo, como ocurre en la infección por coronavirus de Wuhan, ese proceso se descontrola, el sistema inmunitario produce más citoquinas de las necesarias y la defensa natural se convierte en un autoataque de nefastas consecuencias. ¿Por qué ocurre algo así? Parte de la respuesta a esa pregunta es lo que han hallado los científicos del Laboratorio de Biología Computacional CIC Biogune, liderados por el investigador Ikerbasque Antonio del Sol, en colaboración con el LCSB de Luxemburgo.
«Los pacientes desarrollan esa hiperinflamación en condiciones en que el patógeno no puede ser eliminado fácilmente», detalla el investigador del centro radicado en Zamudio. «La respuesta inmune se amplifica y se mantiene mediante bucles de retroalimentación positiva». El equipo de Del Sol se propuso buscar respuestas a ese proceso, convencido, como se espera que ocurra, que el control de ese proceso podría -podrá- rebajar la gravedad de los síntomas y, como consecuencia, evitar muertes.
Para solucionar el problema, los investigadores comenzaron por desarrollar un método propio que permitiera identificar los moduladores de la respuesta inmunitaria. ¿Qué quiere decir esto? Que se trataba de poner nombre y apellidos a cada uno de los cuerpos de ese ejército de defensa que se ocupan de incentivar o contener un ataque contra un microbio invasor. El grupo analizó más de 1.700 interacciones entre células y creó un mapa completo de la respuesta inmunitaria que se da en los pulmones de los pacientes de Covid-19, tanto los que padecen síntomas leves como graves.
El trabajo, según explica el profesor Antonio del Sol, permitió descubrir que había dos moléculas determinantes en este proceso. Una de ellas es una proteína llamada Versican, que participa en varios procesos de comunicación intercelular, y la otra un receptor tipo Toll 2, que reside en la superficie de las células y se ocupa de detectar agentes patógenos e infecciosos. La desactivación de ambas, lo que los científicos llaman inhibición, permite alterar hasta el 75% de esos bucles de retroalimentación tan perjudiciales y, lo que es más importante, «¡sin interferir en la respuesta inmunitaria general!».
El trabajo ha sido presentado en la última conferencia internacional 'Cytokines', la más importante del mundo sobre la investigación de este tipo de moléculas, con una importante respuesta de la comunidad científica internacional. Prueba de ello es que, con esta fórmula, un grupo de inmunólogos de la Universidad de Washington ha comenzado ya a probar con animales distintas posibilidades de tratamiento para pacientes Covid-19. Algunas respuestas están cada vez más cerca.
El artículo científico completo puede leerse en https://advances.sciencemag.org/content/7/6/eabe5735/tab-article-info
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.