El Belén de... Nico Morillo y Txaro Navarrete

Inspirado en la escarpada Suiza

Lunes, 21 de diciembre 2020, 03:04

Nico Morillo y Txaro Navarrete tienen a un hijo en Suiza y al otro en Dinamarca, ahora más alejados que nunca de los padres. Tal vez por añoranza, cuando imaginaron el montaje del tradicional nacimiento que adorna de Navidad el txoko de su casa unifamiliar ... en Vitoria, se transportaron hasta los escarpados Alpes, y de ahí que hayan armado una composición en diferentes alturas recreando el paisaje helvético con la compañía de cuarenta personajes rurales y quince edificios.

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Un belén como el suyo requiere de un mínimo de destreza y conocimiento de los espacios para no incurrir en el error de quien se inicia en este mundo imaginado al detalle. El matrimonio vitoriano juega así, caprichosamente, con la perspectiva, con ese fondo que aconseja ubicar en torno a él las piezas más canijas de la colección para, contempladas en la distancia, sugerir con la ubicación de cada una de ellas una profundidad inventada pero real. Nico, profesor jubilado de 64 años, algo sabe de todo esto, y lo demás del belenismo lo lleva aprendiendo junto a su mujer desde hace cuatro años con los miniaturistas de la Asociación Belenista de Álava. «La gente suele poner las piezas más grandes a lo lejos para que se vean mejor cuando en realidad es al revés. El Misterio (el portal) siempre ha de estar en primer término y en el punto más importante, bien iluminado para que destaque. Y todo lo demás, a su alrededor».

La escena, dicho queda, recuerda a un paraje verde y montañoso, idílico, cargado de pequeños escenarios, cada uno con su vida y los quehaceres cotidianos. «Se nos fue un poco la cabeza», bromea Nico. Dos ríos discurren por el lugar -uno con caudal propio-, el lago se imagina con papel de aluminio y un espejo y el terreno que pisan las figuras y por el que pasta el ganado está recreado con musgo del jardín de casa -«vale de un año para otro porque le echamos agua y se hidrata»-» y de corcho de distintos tamaños y formas comprado «en los 'chinos' o en El Corte Inglés».

Quince días de montaje

La joya del nacimiento de Nico y Txaro es una lavandera. Pero no es una señora cualquiera haciendo la colada en un riachuelo. La figurita lleva la firma de Montserrat Rives, una artesana del belenismo, y fue comprada por la pareja en Zamora en un congreso nacional de asociaciones dedicadas a reinventar el alumbramiento de Jesús. «¡Tiene una expresión en la cara...!», exclama Nico. El capricho le salió por 130 euros. «El portal completo puede pasar de los 300», añade.

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El charcutero que atiende a una clienta con su amplia oferta de viandas expuesta, el leñador cargado con los maderos para la lumbre, el pastor con la oveja al cuello, el peregrino agotado, el horno... Todo en su sitio, con estilo. Al matrimonio le dura el entretenimiento «dos semanas». «Empezamos, y empezamos a discutir, pero llega el consenso», aseguran con humor. No siempre están de acuerdo con la distribución de los elementos pero al final reina la paz, como en Navidad, y se consolida la escena con la Anunciación -la estrella y los pastores- y el portal en lugares estratégicos. Tan bien situados como lo está la orfebre obra de arte de Nico y Txaro, en un sótano con chimenea que invita a soñar como un niño grande.

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