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Inhabilitan 3 años a una andereño por agredir e insultar a un joven del PP en VitoriaLa Audiencia Provincial de Álava ha inhabilitado durante tres años y medio a una andereño para ejercer su profesión por agredir e insultar a un joven del PP en Vitoria. La sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, le condena por «un ... delito de humillación».
El dictamen considera probado que esta mujer abordó a la víctima, Ander García Oñate, frente a una discoteca de la capital alavesa en el verano de 2021. «¿Tú eres Ander, el del PP?», se dirigió a este militante popular y candidato a la Alcaldía de Legutio las dos últimas elecciones locales. Al obtener un sí, según el relato del interpelado y de dos amigos suyos, ésta le espetó a gritos «pijo de mierda, hijo de puta, niño de papá, te mereces una hostia, fascista, pepero de mierda».
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También le agarró del cuello y le dio un tortazo en la cara. Así lo corroboró el parte médico tras acudir el agredido a Urgencias.
La resolución, firmada por el magistrado vitoriano Francisco García Romo y corroborada por sus compañeros Jesús Poncela y Elena Cabero, castiga a esta profesora a seis meses de cárcel, que no cumplirá. Pero la parte más relevante de la sentencia se refiere a su «inhabilitación especial para profesión u oficio educativos, en el ámbito docente, deportivo y de tiempo libre» por espacio de 3 años y medio. Es decir, hasta principios de 2027.
De manera paralela le impone una multa de 1.080 euros por el «delito de humillación, menosprecio o descrédito» y otros 180 euros por un «delito leve de lesiones». La víctima renunció a pedir indemnización alguna.
«Se estima que la conducta desarrollada por la acusada, consistente en insultos reiterados hacia García Oñate, con menciones específicas a su pertenencia a un partido político y, más en general, a su adscripción a un determinado grupo ideológico, seguidos de una doble agresión física, se tratan de acciones que entrañan humillación y menosprecio, dotadas de una intensidad susceptible de lesionar la dignidad del destinatario», abordan las conclusiones del juez García Romo. El fallo es firme ya que la defensa de la procesada no ha recurrido. En la vista oral, celebrada en julio, este chica negó haberle golpeado o haber menospreciado su pertenencia política pero también pidió «perdón».
El altercado ocurrió sobre las 22.00 horas del 4 de septiembre de 2021 frente a una céntrica discoteca vitoriana. La vista oral, como se denomina oficialmente a la celebración de un juicio, se demoró hasta el pasado julio. Y ésta versó sobre si fue una agresión motivada por el odio, como pedían las acusaciones, o una simple gresca de fin de semana, teoría de la defensa.
Para el perjudicado sólo existió una razón; su ideología. «Estaba con unos amigos. Vino (respecto a la procesada) y me preguntó si era del PP. Le dije que sí y me empezó a insultar. Me llamó »pijo de mierda«, me gritó «facha«, «gora ETA», «te mereces una hostia» y que era «un hijo de papá». Luego me agarró del cuello y me dio un puñetazo». Dos amigos de la víctima, testigos directos de lo sucedido, corroboraron esta versión.
La investigada, en cambio, sólo admitió ante la terna de magistrados «un empujón», al tiempo que adujo lagunas por la ingesta de alcohol. «Hasta el día siguiente desconocía que era del PP», matizó durante su declaración en la Audiencia Provincial de Álava. Esta chica añadió además que «sabía que le llamaban »el pijo« y que se hizo »famoso« por una foto en la que aparecía haciendo el saludo fascista (en referencia a una imagen que se viralizó cuando la víctima era menor)». De vuelta a lo sucedido, «no sé por qué le pregunté si era 'el pijo'. Se me acercó, me puse nerviosa y le insulté», refirió.
En el juicio se evidenció que García Oñate recibió un golpe en el labio y que presentó marcas en el cuello compatibles con un agarrón, como valoró una perito forense tras analizar el informe médico de Urgencias de Santiago. Los ertzainas que detuvieron a la ahora condenada declararon que «nos tomó por el pito de un sereno» y que «no dejaba de mirarle a él (la víctima) y reírse».
La sentencia insiste que «aunque sí pueda hablarse de acto puntual, de ninguna manera podemos considerar que estamos ante una reacción emocional e incontrolada. La actuación de la acusada no fue reactiva a ninguna provocación previa del denunciante. Fue ella quien inició la interacción, y quien determinó en todo momento el desarrollo de los acontecimientos; constatación de que Ander era ese 'pijo pepero' del que había oído hablar, acercamiento a él, insultos, agresión y nueva agresión. Fue una actuación consciente y deliberada».
En su último turno de palabra, esta veinteañera recién licenciada en Filología proclamó que «en mi vida me he encontrado en una situación así. Si le di en la cara, le pido perdón públicamente. No odio a nadie».
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