Ingresa en prisión un hostelero de Vitoria por abusar de una menor tutelada y pagar a otra para tener sexo

Las pesquisas desarrolladas por el Sicta, una unidad especializada de la Policía autonómica, confluyeron en este hombre. Es uno de los gestores de un céntrico pub de ambiente latino que ahora permanece cerrado por saltarse la normativa municipal de ruidos de manera reiterada.

Fue en el interior de este local de ocio donde presuntamente se desarrollaron los hechos delictivos ahora investigados. En una habitación privada y alejada de la zona abierta al público.

Según ha sabido en exclusiva este periódico, durante una noche de julio, las dos víctimas se encontraban de fiesta en el interior del establecimiento. La denunciante se sintió indispuesta después de ingerir una copa de alcohol, por lo que la otra implicada la dejó en esa estancia de acceso restringido para que pudiera descansar y recuperarse. En ella, siempre según fuentes de la investigación, les recibió «sin camiseta» el ahora sospechoso.

El hostelero y la menor se quedaron a solas. Y cuando, un tiempo después, la otra chica volvió, descubrió a su amiga «desnuda» sobre un sofá, mientras el hostelero estaba encima «tocándola». Le ayudó a vestirse y se marcharon.

Pero, según declararía después la primera víctima, vio cómo el hostelero le entregó una cantidad de dinero a su salvadora antes de salir a la calle. Este detalle sería determinante en el posterior desarrollo del caso.

Una vez fuera, la joven afectada por el alcohol vomitó y se quedó sentada hasta que aparecieron los educadores de su centro. En aquella época, ambas residían en el complejo foral de Estíbaliz, enclavado a unos once kilómetros de Vitoria.

La confidencia del dinero abrió una imprevista segunda línea en la investigación. Y las nuevas diligencias emprendidas por el Sicta desvelaron un panorama desolador. En al menos una ocasión, la segunda chica mantuvo, presuntamente, relaciones sexuales con el ahora preso preventivo a cambio de dinero. En principio, «cincuenta euros». La Fiscalía de Menores la ha derivado recientemente a un centro especial de internamiento para menores conflictivos.

A raíz de este descubrimiento, la Ertzaintza mantiene abierta una hipótesis extra, que esta joven podría no ser la única menor de edad que habría accedido a tener sexo por dinero con este hostelero. Un extremo que, por ahora, no traspasa la línea de la conjetura.

Todo apunta, señalan los medios consultados, a un guión «similar» al primer caso descubierto con menores tutelados inmersos en una supuesta red de prostitución, y que data de otoño de 2016. Desde aquel hecho, desvelado también en exclusiva por este periódico, en Álava se han judicializado tres casos diferentes de delitos sexuales con jóvenes residentes en los centros dependientes de la administración foral.

El sospechoso fue detenido el Viernes Santo en Vitoria por efectivos de la Ertzaintza. No abrió la boca ni en sede policial ni, dos días más tarde, cuando le pusieron a disposición de la autoridad judicial.

A pesar de ello, el Juzgado de Instrucción número 2 decretó su ingreso preventivo en prisión y sin fianza. Una decisión que denota la validez otorgada a las declaraciones de las dos supuestas víctimas. La otra razón, deslizan fuentes conocedoras del asunto, radicaría en el «evidente riesgo de fuga» del todavía investigado debido a su origen extranjero.

Si prospera la instrucción ahora en una fase embrionaria, el hostelero podría enfrentarse a penas de 4 a 10 años por el delito de abuso sexual con acceso carnal y a otra más por corrupción de menores, que iría de los 4 hasta los 8 años de encarcelamiento. En total, podría exponerse a una petición fiscal de hasta 18 años entre rejas.