Monseñor Elizalde, retratado esta semana en la catedral de Santa María de Vitoria. Igor Martin

Juan Carlos Elizalde | Obispo de Vitoria

«Es inevitable que el Memorial del 3 de Marzo se politice: la Iglesia está ahí para dar luz»

El prelado asegura que el retraso en el centro de Zaramaga «no es provocado» y defiende su labor en los últimos ocho años al frente de la Iglesia alavesa

Domingo, 25 de febrero 2024, 01:24

Su mandato es divino. Pero, si fuera un político, Juan Carlos Elizalde (Mezquíriz, Navarra, 25 de junio de 1960) se encontraría en pleno final de su segunda legislatura. El Papa Francisco le nombró obispo de Vitoria el 8 de enero de 2016. En estos ocho ... años, ha logrado revitalizar el seminario de la capital alavesa, «llamado a jugar un papel determinante», ha tratado de atajar la sangría de vocaciones con sacerdotes llegados de todas partes del mundo y también ha alzado la voz en defensa de los más desfavorecidos, abanderando causas como la lucha contra la trata. Al mismo tiempo, su gestión no ha estado exenta de controversias.

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- Dentro de una semana Vitoria se volverá a echar a la calle para recordar los trágicos asesinatos del 3 Marzo. La novedad este año es que, por fin, se ha constituido la fundación del Memorial, en la que participa como patrono. ¿Por qué han tardado tanto?

- Porque las cosas de palacio van despacio. Como hay instituciones por medio, cuando se logra un consenso y se somete a los consejos respectivos y los órganos de participación... todo se ralentiza mucho. Pero, de entrada, quiero decir que, por parte del Obispado y yo creo que también de las instituciones, ha habido una actitud positiva. No creo que el retraso y la lentitud haya sido provocado.

- El Gobierno vasco les había prometido buscar una nueva sede alternativa para la Fundación Belenista San Francisco de Asís que, ahora mismo, sigue en la parroquia.

- Sí, nosotros hemos firmado porque no queremos retrasar nada. Pero estamos a la espera de que, efectivamente el Gobierno vasco, la Diputación y el Ayuntamiento muevan ficha para encontrar ese lugar que nosotros no tenemos.

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- Por momentos parecía que unos belenes estaban entorpeciendo esta operación.

- Exactamente. Y no ha sido así. Con todo, nosotros vamos a sacar de ahí todo ese material sin tener asegurado un lugar. Y eso es una injusticia.

- ¿Se siente cómodo en este patronato?

- Sí, porque este hecho que marcó a la ciudadanía y que marcó nuestra tierra me parece que exige un Memorial justo, equilibrado y veraz de lo que ocurrió. Y creo que las asociaciones de víctimas, las instituciones y el Obispado pueden garantizarlo.

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- ¿Teme que ese centro se pueda politizar?

- Eso es inevitable. La Iglesia está ahí precisamente para desmarcarse de lo más ideológico y dar luz recordando los hechos. La Iglesia abrió sus puertas a las reivindicaciones de los obreros en aquel momento del posfranquismo y estuvo con la gente más vulnerable. Y eso es un hecho. Nosotros queremos reivindicar ese derecho y tutelar esa certeza.

Igor Martin

- La parroquia, al margen de lo simbólico, es una joya de la arquitectura contemporánea que presenta un deterioro evidente. ¿Se ha hecho lo suficiente por mantenerla?

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- Se hizo la rehabilitación, el mantenimiento, hasta 2014. Posteriormente, aun sin tener un uso litúrgico, se abordaron las cuestiones más urgentes hasta 2022. Y efectivamente, tiene el deterioro propio de un edificio de más de 50 años.

- La Diócesis y toda Vitoria tiene otro activo muy valioso justo aquí al lado de la sede del Obispado: el convento de las Brígidas. ¿Por qué descarriló el proyecto de la Casa de los Cuidados?

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- Un edificio tan grande, en un terreno tan amplio, en el centro de Vitoria tiene muchas novias. Tenemos muchas ofertas de hoteles con encanto y de proyectos más suculentos económicamente. Pero nos negamos. Queremos que tenga un uso social.

- Pero lo que habían anunciado era un centro específico para cuidados paliativos.

- Y eso tampoco se descarta actualmente. Pero ahí hay un tema de subvenciones, de participación con entidades civiles. Y tenemos que hilarlo bien para que funcione. El Obispado no se ha levantado en ningún momento de la mesa de las negociaciones.

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«El ideario de Egibide es católico y esa identidad hay que preservarla en la manera de contratar al profesorado»

- ¿No ha habido entonces una fricción ideológica con las instituciones relacionada con el derecho a la muerte digna?

- No. De hecho, nosotros hablamos siempre en términos de cuidados paliativos y en esos términos nos hemos movido hasta ahora. El tema es más institucional.

- Asegura que no hay nada ideológico detrás, entonces.

- No.

- ¿En qué le gustaría que se convirtiera este magnífico edificio?

- No descartamos el uso para cuidados paliativos. También está sobre la mesa la posibilidad de la escuela de hostelería de Egibide. Este es un puzzle muy valioso, en el que tienen que encajar bien todas las piezas. Y no queremos equivocarnos.

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- El informe del Defensor del Pueblo sostenía que se han dado casos de abusos sexuales a niños en siete parroquias o colegios religiosos de la provincia. ¿Usted ha colaborado de forma activa en esclarecerlos?

- Como obispo y también como responsable del comité de prevención de abusos he actuado desde el principio y con total transparencia. Todo lo que llega y todo lo que se comunica tiene su respuesta, su investigación y su seguimiento.

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- ¿Nunca se ha barrido aquí un caso bajo la alfombra?

- No, ningún caso que yo sepa.

«Fin de una época»

- En los últimos tiempos, ha visitado las parroquias de Vitoria. ¿Con qué ambiente se ha encontrando?

- Estamos viendo que es el fin de una época. Lo que veníamos viviendo como Iglesia diocesana se está quebrando y se impone otra manera de acoger, de presentar el mensaje y de acompañar. Como decía el otro día el Papa, estamos no en una agonía, sino en un parto.

- Pero los partos pueden ser muy dolorosos...

- Lo está siendo. Nos estamos encontrando con una variedad de carismas, de comunidades, de presbíteros que están interactuando en las parroquias. Nada que ver a hace diez años. Al hilo del Sínodo, que nos está viniendo de maravilla, trabajar juntos desde distintas sensibilidades está siendo enriquecedor. Con los sacerdotes estamos haciendo la más alta reflexión. Están pasando por Vitoria los mejores teólogos sobre el sacerdocio. Y eso nos pone un listón muy alto. Por otra parte, el rostro de la Iglesia de Vitoria es ya, pero lo va a ser mucho más, multicultural: la mayor parte, estadísticamente, de los niños y jóvenes que vienen a catequesis son inmigrantes. Por otra parte, hay una analfabetización religiosa enorme.

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- ¿A qué se debe?

- A que se ha roto la transmisión de la fe en las familias. Y ni la Iglesia ni los colegios tienen potencia para comunicarla como un humus vital. La luz de este momento es el primer anuncio, como empezó la Iglesia en el Imperio Romano: con la novedad que supone el Evangelio hoy entre niños y jóvenes.

- ¿A esa necesidad de 'realfabetizar' a la sociedad en valores religiosos se deben los 'ajustes' que realizó hace unos meses en Egibide, la institución académica concertada más grande de Álava?

- De fondo estaba eso, la identidad cristiana. Egibide es escuela católica, porque es la fusión de dos centros católicos: la Compañía de Jesús y la diócesis. Hoy es un patronato civil presidido por el obispo. De fondo está progresivamente poder implementar la identidad católica del centro sin atropellar a nadie, desde la legislación vigente y eso es lo que estamos haciendo. Y ese fue quizás el momento de tensión al que aludes...

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- Egibide ha sido tradicionalmente un centro muy plural, en el que jamás se ha mirado la confesión de nadie.

- Y queremos que siga siéndolo. El que tenga una identidad católica no quiere decir que sea solo para católicos. Todo lo contrario. Pero el ideario es católico y esa identidad hay que preservarla en los valores, en la manera de contratar al profesorado, en la manera de concebir la vida. Y eso es importante. En esa labor estamos, al hilo y con la colaboración de la Compañía de Jesús, que está de acuerdo con estos criterios.

«Estoy abierto a todos los carismas de la iglesia y mis críticos tienen un estilo único y uniforme»

- Usted es responsable de la comisión de mujeres en la calle y trata de personas de la Conferencia Episcopal, preside la subcomisión episcopal de las Migraciones y en alguna homilía ha llegado a cargar contra «las empresas que maximizan beneficios sin importar el daño a la sociedad». Sin embargo, a pesar de su discurso social, ¿por qué cree que un sector crítico minoritario, pero nada desdeñable, de la Iglesia alavesa le percibe como alguien conservador o, incluso, muy conservador?

- Yo creo que la razón de fondo es que yo estoy abierto a todos los carismas de la Iglesia y no tengo reparos en dar cancha a todos los estilos y todos esos carismas. Y mis críticos tienen un estilo único y uniforme que yo respeto como un estilo más dentro de la Diócesis pero no el único.

«La iglesia ha cambiado»

- ¿Se reconoce como una figura incómoda en la Iglesia vasca?

- Yo creo que no. Está claro que el panorama de la Iglesia vasca ha cambiado según sean los pastores. Pero, en ese sentido, yo tengo la misma comunión con el obispo de San Sebastián actual que con el anterior y con el obispo de Bilbao actual que con el anterior.

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«La iglesia no es un búnker. Que lleguen sacerdotes de distintas partes del mundo es una bendición»

- Ha sido muy criticada entre los feligreses de ciertas parroquias alavesas la incorporación de sacerdotes con unos usos, formas y discursos muy distintos a los que estaban habituados. ¿Comprende que se hayan generado fricciones?

- Sí. Y creo que esas fricciones son buenas. Quiere decir que la Iglesia está abierta, que no es un búnker. Que 35 sacerdotes de distintas partes del mundo estén estudiando aquí y formándose es una bendición. Nos trae una universalidad que no teníamos: estábamos muy acostumbrados al txoko y a la iglesia local. Las parroquias no se podrían hoy mantener sin su ayuda.

- El Papa Francisco dio recientemente el visto bueno a la bendición de personas y de parejas homosexuales. ¿Qué opina usted de este movimiento? ¿Lo considera un avance?

- Es una manera de acompañar todas las situaciones de las personas en el mundo y en la Iglesia. Y el Papa quiere que, efectivamente, la Iglesia acoja siempre y acompañe a todas las personas. Me parece que es un signo muy visible que la Iglesia no exige una certificación moral o de conducta para ser bendecido. Y el documento también destaca que esto no afecta a la identidad del matrimonio sacramental, entre un hombre y una mujer. Es un gesto bueno, de la Iglesia que queremos ser en el mundo de hoy.

- El pasado domingo, en la capilla ardiente del obispo Uriarte, muchos de los fieles coincidían en un mensaje: «Fue un hombre bueno». Dios quiera que sea dentro de muchos años... Pero, ¿usted cree que también será recordado así? ¿Cómo le gustaría pasar a la posteridad?

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- Bueno, a mí me gustaría ser recordado como un hombre evangélico. Porque en los criterios de bondad igual no nos ponemos muy de acuerdo, pero los valores evangélicos son muy objetivos. Yo preferiría ese adjetivo.

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