Detrás de las cámaras del cine alavés

Es difícil calcular exactamente qué porcentaje del reconocimiento, sumado al talento, obedece a esa complicidad trabada entre el equipo que rodó a finales de 2019, principalmente entre el barrio de Arana y Errekaleor, y en qué medida a que en la capital alavesa se encuentran las infraestructuras necesarias para la grabación de una producción. En todo caso, los tres premios Goya a 'Ane', junto a las candidaturas de 'Baby', de Juanma Bajo Ulloa y a la producción alavesa 'Solo son peces', de Paula Iglesias y Ana Serna, conforman un mosaico del buen momento de la cinematografía local.

Más allá de que los honores en un año marcado por la pandemia, el territorio continúa con el piloto en rojo. Hace tan solo una semana Íciar Bollaín finalizó la parte del rodaje en localizaciones alavesas, Legutio y la antigua cárcel de Nanclares de Oca, de 'Maixabel'. Además, entre los planes de rodaje de 'El cuarto pasajero', de Álex de la Iglesia, se encuentra Rioja Alavesa en fechas próximas a este puente de San José. Por su parte, el director vitoriano Paul Urkijo tiene la mirada puesta en otoño para rodar segunda película, 'Irati', con la Montaña Alavesa como uno de sus escenarios.

En el caso de 'Maixabel', la localización se justifica porque la historia está inspirada en hechos reales. Cuenta la vida de Maixabel Lasa tras el asesinato a manos de ETA de su marido, Juan Mari Jauregui, y el encuentro en el marco de la 'vía Nanclares' con su victimario. Su productor, Koldo Zuazazua (Kowalski Films), señala que a la grabación para dar veracidad a la historia se le sumó la filmación de algunas escenas en Legutio. «Necesitábamos vistosidad paisajística y nos venía muy bien por estar cerca de Vitoria, donde se alojó el equipo durante dos semanas», comenta Zuazua acerca de una cinta cuyo estreno se prevé para el Festival de San Sebastián y será distribuida por Disney.

La oficina que tramita estos permisos es la Film Office de Vitoria, creada en 2010 con el objetivo de atraer rodajes y facilitar los permisos. A pesar de la pandemia, el año pasado atendió un total de 48 producciones audiovisuales: una veintena se materializaron. Entre ellos destaca la película de ficción 'Retrato de mujer blanca con pelo cano y arrugas', de Iván Ruiz Flores, coproducida por la compañía alavesa Amania Films. Los datos contrastan con las 35 producciones que se llevaron a cabo (un total de 140 días de grabación) del ejercicio anterior, 2019, entre anuncios, programas de televisión y las películas 'Ane' y 'Baby'.

Este departamento calcula que se generó entonces un «impacto directo aproximado» de 2 millones de euros. A pesar de que Vitoria fue la última capital vasca en contar con una Film Office, las instituciones entienden el audiovisual como una oportunidad para «crear empleo cualificado», así como para la «promoción de la ciudad», señala Maider Etxebarria, primera teniente de alcalde y concejala de Promoción Económica, cartera de la que depende de la Film Office. «En Vitoria y Álava hay talento de sobra y un ecosistema basado en sinergias entre los agentes del sector y las instituciones». Entre el apoyo municipal prestado a 'Baby' y 'Ane', se le cedió la Escuela Taller de Oficios como espacio de producción. Además resultaron beneficiarias de ayudas a la producción.

Un paso importante en este sentido fueron las subvenciones aprobadas en 2017 por el el Ayuntamiento de Vitoria. Fue la primera convocatoria municipal de apoyo al desarrollo de proyectos audiovisuales con un presupuesto de 100.000 euros destinados a la producción y escritura de guiones. Un año más tarde, la Diputación de Álava se sumó con otra línea de ayudas por una cuantía total de 180.000 euros que se repartieron en primera convocatoria 19 proyectos, entre los que destacaban 'Vitoria 3 de Marzo' o 'La pequeña Suiza'. «Estas ayudas han servido para que se presenten proyectos en mejores condiciones al Gobierno vasco y ETB», valora Maite Ruiz de Austri, directora de Apika (Asociación de Productores Audiovisuales Independientes de Álava). Acerca de los retos pendientes, las compañías locales echan en falta un mayor número de encargos por parte de la televisión pública vasca. «El trabajo en televisión y series da una estabilidad a las productoras y a su equipo técnico. Es un actor importante que en el caso de Álava tiene que ir más allá de comprar los derechos de algunas películas», demanda la ganadora de dos Goya y referente del mundo de la animación.

«Sentimos que cada vez hay más apoyo, mayor reconocimiento al cine vasco y respeto por la singularidad del euskera», añade como clave Martin Guridi, ingeniero de sonido en los Estudios Sonora, uno de los locales de grabación más demandados del País Vasco. La primera grabación para cine que relizaron fue 'Ahmed, el principe de la Alhambra' (1988). Desde entonces, el estudio del barrio de Adurza tiene un papel clave en los proyectos cercanos. Allí se registró la música de 'Ane' y 'Baby', además del sonido de otros filmes aclamados en años anteriores como 'El Hoyo', dirigida por el vizcaíno Galder Gaztelu-Urrutia, que hace ahora un año fue la película más vista en Estados Unidos a través de Netflix. Guridi recuerda los primeros trabajos de Juanma Bajo Ulloa en los ochenta como la terminal de salida del cine en el territorio. «Fue quien nos hizo creer que se podían hacer cine en la ciudad». Sonora dio el salto de la grabación a la producción cinematográfica con 'Vitoria. 3 de marzo' junto a la compañía Gariza Films. «Nos echamos al barro porque sentíamos que era una deuda histórica», cuenta acerca del drama que contó con cientos de figurantes de la ciudad.

Sañudo se refiere al momento como el «último renacer del cine alavés» y menciona la película de Víctor Cabaco y 'Errementari', de Paul Urkijo, como un acicate para rodar cerca. «Nos han enseñado mucho en el camino esos trabajos», dice el ganador del Goya a mejor guion junto a Marina Parés. ¿Puede ser todo esto un espejismo? «No tengo dudas de que vamos a ir a más y estamos a un paso de conseguir que se establezca el audiovisual y no decaiga», cuenta el realizador bilbaíno que se mudó a Vitoria en 2012 para montar la productora Amania Films. «El cine alavés es el espacio cinematográfico al que pertenezco», cuenta. Y enumera el festival Cortada, la Semana del Cine Vasco o Apika como pilares. De cara al año que viene, la realizadora llodiana, Estíbaliz Urresola, rodará su ópera prima '20.000 especies de abejas', que cuenta con el apoyo de la Diputación de Álava al desarrollo de proyectos audiovisuales y tendrá escenarios locales y franceses. Será otra prueba más de la vocación por la gran pantalla de una nueva generación de realizadores alaveses. La actriz donostiarra Jone Laspiur, ganadora del Goya a mejor actriz revelación por 'Ane', ha trabajado a sus órdenes en 'Polvo somos', un laureado cortometraje en festivales como el Zinebi. «Me gusta la visión que los dos tienen del cine y su manera de trabajar. A ambos les interesan las historias pequeñitas, que en realidad conllevan grandes temas», destaca Laspiur.