Efectivamente el humor es un asunto bastante serio. Y muy útil y provechoso para la sociedad. Una buena dosis de humor puede endulzar un día desagradable, además de convertirse en un recurso apropiado para mostrar lo que de otro modo podría interpretarse como una insolencia ... o una provocación. Así las burbujeantes tiras cómicas del siempre inquieto como laborioso y polifacético artista que es Iñaki Cerrajería: sus golpes de día levantan ánimos. Es lo que pretende. Y con finura, o sea, con elegancia y bonhomía. Sin zaherir graciosamente a nadie, evitando agredir en acto de servicio y mucho menos 'ad hominem', aunque en ocasiones sea necesario personalizar y ubicar los contextos. Si no, no habría entendimientos ni comunicación: el guion bien trenzado en su aparente y resuelta simplicidad. Sintetizar con gracejo una historia gráfica y hacerla accesible en el resumen de una viñeta es una cualidad de altísimo nivel, de extremosa dificultad. Luego vendrá el 'feedback', la complicidad con el lector. Otra excelencia. Se tiene o no se tiene. Como el estilo.

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Con este panorama, que es trabajo y pasión a partes iguales, las 'ilustraciones' de este dibujante vitoriano son una fresca y cachonda atención sobre aspectos mil de la efervescencia (!) vitoriana y alavesa: ¡boom!. Ayudan a poner en situación a los lectores acerca de lo que ocurre por ahí afuera de manera sagaz plasmando los contenidos de unas viñetas con ironía y retranca evitando los melodramas y los tintes embetunados. Y eso que los asuntos a tratar, a pesar de ese humorismo dibujado, poseen casi siempre su aquél, su intríngulis, su dificultad o maniobra. Pero desde ahí siempre Iñaki posicionándose en busca de una cierta pedagogía -bonito vocablo- que transmitir desde el humor, la gracia o la gracieta. Sonriendo un poquito.

Caricatura del autor.

Gags de rabiosa actualidad que son testigos de unos tiempos y unos episodios que recordamos en sus situaciones a menudo más hilarantes. Apremios ciudadanos tan monumentales y reiterativos como incomprensiblemente divertidos(?) en esta vida local por su constante repetición y sus encadenamientos sucesivos sin soluciones en el corto plazo. Ni en el medio. Y así vuelta a empezar machaconamente con nuevos enroques. La expresión 'déjà vu' debió de inventarla un francés con ascendencia vitoriana. Probablemente. O de paso por estas tierras.

Iñaki Cerrajería. 'Ya te digo. Vitoria a través de la tira cómica de EL CORREO

  • Obras: 250 viñetas.

  • Lugar: Centro cultural Montehermoso.

  • Hasta cuándo: 22 de enero.

A este mundo de narraciones, reinterpretando viejos clásicos de la vida contemporánea de la ciudad, se aferra Iñaki Cerrajería con perspicacia en su labor diaria. Fragmentos de unas realidades que expuestas ahora en Montehermoso son tesoros de una memoria, joyas visuales nuevamente recuperadas, seleccionadas -ardua tarea- y agrupadas por temas. Así hasta conformar 250 tiras cómicas reproducidas y exhibidas delante de un público ávido por recuperar los asuntos originales.

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Colección constituida por dibujos licuados de un pasado fragmentado de 'esta nuestra comunidad' de vecinos que se torna siempre muy activa. Un tanto descacharrante a veces. Y delirante en sus verdades. Nada de ficción de 'La que se avecina' o '13 Rúe del Percebe'. Aquí todo es mucho más auténtico y veraz. Sobre todo, realista. A pie de calle.

Desde 1988 hasta la actualidad. Y eso que cuando comenzó Iñaki en estas labores con EL CORREO pensaba ingenuamente que el horno no daba para tantos bollos. Pero se equivocaba. Subestimó entonces un principio fundamental de la creación artística: la realidad supera siempre a la ficción. Y así hasta hoy. Proyectando a los lectores la mirada de una realidad inagotable. Viejos éxitos que vuelven. O que nunca se han ido del todo. Como aquel incorruptible y bien intencionado personaje Enrique Cuesta que interpreta magistralmente José Luis Gil: «¡Vamooos! ¡Aquí hay temaaaa! ¡Seguro!». Para que luego se venga con el soniquete de que Vitoria es aburrida y nunca pasa nada. Ja.

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Retratos relevantes, maneras de ser y de actuar y de comportarse de unas gentes -nosotros mismos- dueñas de una particular psicología en contextos sociológicos igualmente dignos de profundo análisis. Desde la psiquiatría también. Con el reto de la hoja en blanco, con la pantalla de la tablet después, con una lógica demoledora Cerrajería presta a dibujar y a rellenar cada cita diaria en un espacio virgen con inteligente humor y sabia paciencia. Sentando con los años una cátedra de la viñeta humorística con enorme fuerza expresiva. Así también en la edición de Miranda de Ebro, con las andanzas del glorioso Deportivo Alavés y en otras secciones del periódico. Dibujos, ilustraciones, caricaturas, bocetos para el debate y el consenso.

Un trazo lúcido como viñetista e ilustrador el de Iñaki Cerrajería, que como se consigna en el pie de una de las tiras humorísticas de la muestra -«el 90% de los turistas volvería a Vitoria y la recomendaría como destino vacacional»-, requiere más de una visita. Ver y releer de nuevo la exposición, deleitarse con ella, se antoja imprescindible. Siempre aparecen matices nuevos en esta proximidad privilegiada de la realidad que nos rodea y de la que se nos informa jocosamente. El humor, además de serio, es y tiene que ser reivindicativo.

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