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La muestra recorre la historia de la imprenta en Vitoria entre 1722 y 1958.

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La muestra recorre la historia de la imprenta en Vitoria entre 1722 y 1958. Fundación Vital

¿Cuándo se imprimió el primer libro en Vitoria?

Fundación Sancho el Sabio Vital acoge la muestra 'Impreso en Vitoria 1722-1958', un recorrido por la historia de la industria con todo tipo de publicaciones

Lunes, 7 de abril 2025, 13:55

Para encontrar el primer libro impreso en Vitoria hay que viajar hasta el año 1722. En octubre de aquel año, el impresor logroñés Bartolomé de Riesgo -recién instalado en la ciudad- sacó de su taller en la calle Correría una copia del 'Quaderno de Leyes y Ordenanzas con que se gobierna ésta Muy Noble y Muy Leal Provincia de Álava', un encargo de la Diputación. Esta primera publicación 'alavesa' llegó con notable retraso si se mira alrededor. Casi dos siglos después de la implantación de la imprenta en otras ciudades cercanas como Logroño (1503), Bilbao (1578), San Sebastián (1584), Haro (1627) o Tolosa (1696).

¿Por qué tan tarde? «Podemos aventurar que se debía a que era una zona con poca población y sin grandes núcleos culturales y eclesiásticos», explica Germán Ruiz Llano, comisario de la exposición 'Impreso en Vitoria 1722-1958', que puede visitarse hasta el 30 de octubre en la sede de la Fundación Sancho el Sabio Vital de Betoño.

El otro extremo de la línea temporal que plantea la muestra se sitúa a finales de los años cincuenta, con la aprobación del Reglamento de Depósito Legal del Libro, momento en el que se hace obligatorio el registro de las publicaciones. En ese recorrido histórico, quedan las huellas de una industria que no solo imprimió libros y periódicos, sino también facturas, carteles, talonarios, calendarios, minutas, cédulas reales, entradas de cine... Durante ese tiempo Vitoria llegó a contar con medio centenar de imprentas, mientras que en el resto de Álava solo se tiene constancia de otras efímeras en Aramaiona y Llodio durante la Segunda Guerra Carlista.

Bartolomé de Riesgo monopolizó el oficio entre 1722 y 1786. Desde su taller en la calle Correría asumían encargos sobre todo religiosos e institucionales. De hecho, este impresor logroñés fue el primero en imprimir en euskera en 1731, con el libro 'Doctrina christianaen explicacinoa eusquera', del sacerdote Martín de Arzadun.

«Esta muestra coincide también con el 60 aniversario del centro de documentación de la Fundación Sancho el Sabio», señala Jesús Zubiaga, su director. Entre los elementos más llamativos de la exposición, diseñada magistralmente por el estudio Habemus, se encuentra una serie de periódicos antiguos que el visitante puede hojear y tocar. Un tomo de 'El Lirio', publicación literaria cuyo primer número vio la luz el 1 de noviembre de 1845; un ejemplar del 'Heraldo Alavés' o una edición de 1912 de 'Acción Social Alavesa', con el lema 'Unos por otros y Dios por todos', son algunos de los tesoros exhibidos. Se acompañan de imágenes de la imprenta del Montepío de Vitoria y del histórico quiosco El Globo, en la plaza de España. La muestra, estructurada en diferentes paneles, también aborda temas como 'Los delitos de la imprenta y la censura'. «Siempre el poder ha querido controlar la producción de prensa. Los ejemplos más burdos son los periódicos que se ven tachados», destaca Ruiz Llano.

El primer cartel del Alavés de 'foot-ball'

Entre los nombres más conocidos del recorrido destaca Heraclio Fournier. Su negocio de naipes se diversificó con el tiempo, incorporando la impresión de sellos, libros de juegos y carteles. Otro personaje curioso y menos popular es Saturnino de Ormilugue. Político, librero, encuadernador y empresario taurino, produjo miles de juegos de naipes y dirigió la fábrica de papel pintado Santa Isabel. En este viaje visual por los productos impresos destaca un cartel de una corrida de toros de Manolete, fechada el 5 de agosto de 1942, o el anuncio de un partido del Club Deportivo Alavés el 1 de junio de 1924. Es el primer cartel del que se tiene constancia sobre el equipo, frente al Club Deportivo Euzkalduna. El evento se anunciaba como un «gran partido de foot-ball», impreso en una lámina de tono ocre que puede verse en una de las vitrinas.

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Otro personajes ilustre que pasea por 'Impreso en Vitoria 1722-1958' está Manuel Iradier, conocido por sus exploraciones en África. Curiosamente, no aparece como protagonista de un libro, sino como inventor. «A esa faceta aventurera se añadían su capacidad de invención e ingenio. En 1887, preparando la publicación de la historia de sus expediciones, observó con interés el trabajo de los impresores e ideó un método para hacer la composición de textos más rápida», recoge la muestra, refiriéndose a su diseño de tipos con varias letras y una nueva caja tipográfica. Sin embargo, la invención tuvo escaso éxito comercial. En esta exhibición también se documenta la evolución de la alfabetización de la población y el progresivo aumento en la producción de libros.

La exposición también recoge figuras terribles de la historia local, como el Sacamantecas. En un libro firmado por Ricardo Becerro de Bengoa en 1881, impreso por la Imprenta de la Viuda e Hijos de Iturbe, se recoge tanto su retrato como sus crímenes con «arreglo a todos los datos auténticos», como se puede leer en la primera página. Precisamente una caja tipográfica de esa imprenta también se puede ver en otra vitrina, lo que hace reflexionar al espectador sobre el gran desarrollo de la reproducción de textos.

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