Vivimos en nuestra sociedad un intercambio de papeles que, por normal, no deja de ser esperpéntico. En la era de lo líquido, todo vale, todo sirve para alcanzar el fin y Maquiavelo es el 'ideólogo' de referencia de cualquier colectivo, sea social, político o sindical. ... El fin es lo importante y la forma de conseguirlo es secundaria. Lo sufrimos cada día en la ¿política? nacional con un cruce de acusaciones, generalmente sin pruebas, que solo trae tensión y desafección.

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En Vitoria, no somos ajenos a estos tiempos de crispación. Y no tanto en el Pleno, que hay que reconocer que sin ser el paraíso todavía discurre, aunque sea por comparación, por terrenos de cierta normalidad. Donde más vemos la crispación es en algunos sindicatos concretos, empeñados en confundir su papel de defensa indispensable de los derechos laborales con ser azote del Gobierno. Su único fin es obtener beneficios o, en el peor pero más habitual de los casos, mantener unos privilegios que no les corresponden.

En este aspecto, tenemos un grupo que es el gran protagonista: el Sipla. El Sindicato Independiente de la Policía Local de Vitoria nos alimenta cada semana con terribles profecías apocalípticas que van a llevar nuestra ciudad al caos y el desorden, todas ellas culpa del Ayuntamiento y ninguna de su competencia o en la que tengan capacidad de aportar algún tipo de solución. Lo vimos cuando se lavaron las manos sobre su actuación en el trágico accidente ocurrido en Júndiz durante una carrera ilegal. Lo vemos de nuevo esta semana con la implantación de la cita previa en las comisarías para mejorar la atención a la ciudadanía. Algo que ya hacía la Ertzaintza.

Según el Sipla, como recoge EL CORREO, esto nos deja indefensos. Ignoran que las denuncias hace años que se pueden poner por internet y que este nuevo proceder en comisaría permite una gestión más eficaz de los recursos disponibles y reduce el tiempo de espera para la ciudadanía. Pero parece que los 450 agentes disponibles no son capaces de organizarse para atender las calles ylas ventanillas.

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El sistema de cita previa es muy fácil. Si usted va a comisaría a poner una denuncia por un delito grave, se le atiende. Si va por un delito menor y no hay nadie que esté siendo atendido, se le escucha en ese instante. Y si los agentes están ocupados, le ofrecen esperar o le dan una cita para otro momento y así no pierde el tiempo. No parece que esto provoque hordas de delitos ni que colapse el sistema. Simplemente, se trata de poner orden. Y eso es lo que a algunos no les gusta, que les ordenen.

Porque para ver cómo son de verdad los del Sipla, basta echar un vistazo a su perfil de la red social X. Podrán leer mensajes como este enviado a la persona que dirige la Defensoría vecinal de Vitoria-Gasteiz. No les gustó lo que dijo en una entrevista y su respuesta fue: «Entendemos que tengas que justificar tu 'escueto' salario, tu gran labor y tu puesta a dedo (xq tu lo vales guapa) pero tienes algún dato que avale que la policía muestra pasividad o que no acude a llamadas vecinales como dices? #currela (sic)». Este texto machista y el tono despectivo hacia la institución de la Síndica procede de un policía local, de alguien dedicado a protegernos de los malhechores. De sus bravuconadas anónimas, ¿quién nos defiende?

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