El vitoriano Segundo Hernández Blanco tenía 19 años cuando se escapó del Fuerte de San Cristóbal. El recinto, situado en el monte de Ezkaba cerca de Pamplona, fue escenario en la Guerra Civil de la mayor fuga de presos ocurrida en Europa. Considerado el penal más seguro del país, vio como el 22 de mayo de 1938 lograron huir 795 presos políticos republicanos. A esa cárcel llegó ese muchacho en enero de 1937, cuando fue trasladado desde la capital alavesa. Militante de la CNT, según algunas fuentes, fue detenido con otros jóvenes el 24 de julio de 1936 cuando huía de Vitoria en dirección a Otxandio, bajo control republicano.
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El 8 de agosto de 1936 fue condenado a veinte años de cárcel e ingresó en la prisión provincial de la capital alavesa, hasta que, unos meses después, fue llevado a la fortaleza militar navarra. Su padre, Joaquín, también fue asesinado el 14 de diciembre de 1936. Más de ocho décadas después de esa fuga masiva, el Banco de ADN del Gobierno de Navarra ha logrado identificar los restos de Hernández Blanco, uno de aquellos fugados del Fuerte de San Cristóbal, en la exhumación de la fosa de Elía.
El desenterramiento se produjo en 2015 a iniciativa del Ayuntamiento del Valle de Egüés, gracias a las informaciones aportadas por José María Pastor, colaborador de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, y de la asociación Txinparta-Fuerte de San Cristóbal. Entonces se hallaron tres cuerpos. En un primer momento, se obtuvo la identificación de Vicente Mainz Landa, vecino de Vidángoz-Bidankoze, por lo que «las hipótesis apuntan a que este pequeño grupo trató de evitar el camino que siguió la mayoría para dificultar su captura; ayudados por los conocimientos del terreno de Mainz. Sin embargo, sus perseguidores, un pelotón de Falange, dieron con ellos y los asesinaron, enterrándolos en el campo», ha detallado este jueves el Gobierno de Navarra.
La reciente identificación de los restos del joven vitoriano ha sido posible gracias a una nueva muestra genética aportada por un familiar. Y también a las mejoras técnicas en la obtención de ADN de los restos óseos que ha introducido en los últimos años el laboratorio genético de la empresa pública Nasertic, que realiza los trabajos técnicos.
Con la de Segundo Hernández Blanco son ya 43 las identificaciones obtenidas desde la creación del Banco de ADN de Navarra. De igual modo, son nueve los presos que participaron en la fuga que han sido identificados gracias a estos trabajos. Por todo ello, «el Instituto Navarro de la Memoria quiere remarcar la importancia de contactar con más familias de personas desaparecidas y asesinadas tras el golpe militar de 1936, a través del correo electrónico inm@navarra.es», recalca el Gobierno foral.
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