Los hosteleros alaveses reciben con dudas y escepticismo la implantación del pasaporte covid

Así, a partir de este miércoles las imágenes de camareros guardando el acceso al interior de bares y restaurantes será la tónica de estas navidades en Vitoria. O lo que es lo mismo, un nuevo sueldo o un camarero menos. «No puedo tener a una persona 14 horas en la puerta, necesitaré a dos» concluye Íñigo Ortiz, gerente de El Parral. «Esto va a ralentizar mucho el trabajo», comenta Javier Fernández, propietario del Alambique y Botanic, que estima la medida «necesaria» aunque, advierte, se puede volver «contraproducente». «En los momentos clave del servicio, se te puede montar un tumulto de gente en la puerta».

Junto a esto lo que más preocupa es una vez más tener que hacer de 'policía' entre los clientes. «Hay algunos que se niegan a darte el pasaporte o que intentan engañarte», comenta el propietario de El Parral. «No va a servir de mucho. La gente, aunque esté vacunada, puede seguir contagiando», recuerda.

Eso por no hablar de los múltiples dudas que despierta su aplicación. «En mi caso, nuestro local está dentro de un centro comercial con cuatro accesos. ¿Cuándo lo pido?¿cuando se sientan a consumir?», se cuestiona Mariano Marco, de Manduca, ubicado en la Plaza de Abastos. «Tendré que consultarlo con el gerente de la Plaza».

Junto a hospitales y eventos culturales y deportivos en interiores, los gimnasios son los otros afectados. En su caso, más que en hacer guardia, temen que esta medida termine por hacer desistir a los clientes. «Creo que hay más gente sin vacunar de la que se piensa. Me preocupa que los gimnasios perdamos más clientes», asegura José Antonio Sánchez, de gimnasio Rodas. «Del mismo modo que la gente se acostumbró a hacer deporte con mascarilla, no sé si a esto se mentalizarán».