Delitos sexuales en Euskadi

El hostelero acusado de abusar de dos menores en Vitoria «tenía un plan premeditado»

Para la Fiscalía, ese vídeo supone la evidencia de que aquella madrugada se sucedieron cuatro abusos sexuales, un delito de elaboración de material pornográfico y otro de revelación de secretos. Por eso este miércoles, en la segunda y última jornada de este juicio penal, Josu Izaguirre insistió en exigir una pena global de 36 años y 9 meses a este hombre, nacido en 1973. En idéntica sintonía se postuló David Ortiz de Orruño, de la acusación particular.

En cambio, esa prueba gráfica representa para el abogado defensor, Carmelo Pascual, la certeza de que las dos chicas -de 16 y 17 años en aquella fecha- dieron su consentimiento expreso a tener un juego sexual que ha acabado en los tribunales.

Tres años después, ninguna de las víctimas recuerda más allá de pequeños flashes sobre lo sucedido en ese establecimiento cuando el acusado bajó la persiana. Al salir de allí, después de que una se despertara al oír sollozar a su amiga y ver al sospechoso sobre ella, telefonearon a la Ertzaintza. La más afectada fue derivada a Txagorritxu, donde dio «una tasa de alcohol en sangre de 1,73 gramos por litro». Los agentes que la atendieron la notaron «muy borracha».

«La borrachera es atribuible al acusado. Él es que el propone el juego. Urdió un plan premeditado para conseguir abusar de ellas», subrayó Izaguirre. Ambas arrastran secuelas psicológicas, según declararon peritos convocados en la Audiencia.

El representante del Ministerio Público remarcó asimismo que el procesado es «un adulto consciente de lo que hacía y dos menores que no se encontraban en condiciones de prestar su consentimiento». Se conocían de días anteriores ya que una de ellas mantuvo antes «uno o dos» encuentros íntimos con este hombre, que negó conocer su edad.

«En ningún momento hay titubeo físico ni verbal. Ellas son conscientes de lo que pasa y prestan su total consentimiento», apuntó la defensa. Según Pascual, la cinta muestra cómo las chicas invitan al encausado a participar en la actividad sexual. «Únete, únete gilipollas, le dice una». En su turno final de palabra, este hostelero pidió perdón. «No estoy orgulloso de lo que pasó, pero di por hecho que estaban conscientes. Les pediría mil veces disculpas porque tengo dos hijas».