
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El rapto significó el último capítulo de un largo, y cruel, dossier de vejaciones. En abril de 2017, este hombre de 47 años acaparó portadas - ... y hasta apareció en telediarios nacionales- tras esfumarse de Vitoria con dos de sus cuatro hijos, a los que no podía acercarse por mandato judicial. Como tampoco a su esposa. Consiguió pasar a la localidad francesa de Toulouse y, a continuación, a Argelia, su país natal. Durante meses se sucedieron complejas conversaciones para que se los devolviera a su ahora expareja. Tardó año y medio en claudicar.
Aquel reencuentro de sus víctimas -certificado el 17 de octubre de 2018- cerró años de maltratos entre las cuatro paredes de su casa de Salburua. A su mujer le requisaba el salario, le esgrimía un cuchillo cuando hablaba de divorciarse, no la dejaba salir sola a la calle en su tiempo de ocio ni ducharse con agua caliente. Entremedias había «insultos, golpes y empujones». El régimen de terror se repetía con los cuatro hijos del matrimonio, que consumó su unión en 1998.
régimen de terror
Esta semana, ese vecino de Vitoria compareció ante el Juzgado de lo Penal número 2 por aquella mediática sustracción. Sobre la mesa, hasta cinco cargos diferentes. Un delito de maltrato habitual en el ámbito de la violencia de género y doméstica, un delito continuado de amenazas en el ámbito de la violencia de género, un delito continuado de quebrantamiento de medida cautelar y dos más de sustración de menores.
Se le procesaba porque cumplió la amenaza de «llevarse a sus hijos a su país» que tanto atemorizaba a su entonces compañera. Alguna vez exigió a su primogénita que vistiera a los más pequeños y les preparara el equipaje. La que fue su esposa todavía recibe apoyo psicológico por un cuadro «ansioso depresivo». Su hija mayor también precisa de atención especializada.
Aquel infierno íntimo desembocó en una orden de protección del Juzgado de Violencia sobre la Mujer que le impedía «aproximarse a menos de 200 metros y comunicarse» con su mujer y sus cuatro hijos. «Pocas veces se ve aquí un dictamen que afecte a tantos miembros de una familia», dicen en el Palacio de Justicia.
Ese auto se dictó un 9 de febrero de 2017. Y 66 días más tarde, este hombre se pasó por la plaza de Cataluña, en Lakuabizkarra, donde sabía que andarían sus vástagos más pequeños. Y se los llevó.
«Se montó en un taxi ilegal y recorrieron 450 kilómetros hasta Toulouse, donde tiene un entorno que supuestamente le ayudó», rememoran medios internos de la Policía Nacional. De poco sirvió la orden internacional de busca y captura emitida por el Juzgado de Instrucción 1 de Vitoria. Abandonó el espacio Schengen (la Unión Europea) para ponerse a salvo de aquel mandato.
siempre en el piso
«Era el peor escenario posible porque es muy difícil que Argelia acceda a la extradición de uno de los suyos», admiten los agentes consultados. A pesar de este revés, policías nacionales contactaron con el padre a la fuga. Tras unas complejas conversaciones, éste accedió a entregar a los dos menores a su madre. Se pactó una fecha, el 23 de mayo de 2018. Y un lugar de recepción, el aeropuerto barcelonés de El Prat. Sólo liberó a uno. En octubre lo hizo con el segundo.
El miércoles, este padre debía responder por aquellos hechos. No hubo juicio como tal. Las acusaciones (Fiscalía y el abogado de su expareja) alcanzaron un acuerdo con la defensa. A cambio de eludir la cárcel, el procesado aceptó una orden de alejamiento y comunicación de su exesposa de diez años, y de cinco para sus hijos. También pierde la patria potestad por 7 años. Les abonará 7.000 euros, de los que ha pagado 5.500. Hará 300 jornadas de trabajos comunitarios, un programa de igualdad y tendrá vetado pisar Bizkaia ni Gipuzkoa, donde residen ahora los suyos. Su letrado, Roberto Gutiérrez Balmaseda, recalca que «en caso de incumplir alguna de estas condiciones, mi cliente entraría finalmente en prisión».
2008. La pareja y sus hijos se establecen en Francia y luego pasan a Vitoria. Hay maltrato desde el inicio de la relación.
Febrero de 2017. El Juzgado de Violencia sobre la Mujer acuerda una orden de protección para la mujer y sus 4 hijos. El ahora condenado les pegaba, vejaba e incluso no les dejaba ducharse con agua caliente.
16 de abril de 2017. Secuestra a sus dos hijos menores en Lakuabizkarra. Ese día, «un taxista ilegal» les traslada hasta Toulouse, en Francia.
Primavera de 2017. Consigue pasar a Argelia con los dos pequeños.
23 de mayo de 2018. Entrega a la Policía Nacional a uno de los niños. El segundo lo devuelve el 17 de octubre de ese año.
24 de marzo. Condenado por el Juzgado de lo Penal 2. No podrá acercarse a su ex en 10 años y a sus hijos en un lustro. Pierde la patria potestad 7 años. No podrá pisar Bizkaia ni Gipuzkoa, donde vive su familia.
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