«Hicimos la fiesta antes que la boda»

Mileidy Ramírez fue otra de las novias vestidas de blanco a las que lanzaron arroz en la calle Portal de Castilla. Su enlace también iba a celebrarse el pasado día 3 pero le avisaron de la anulación también con apenas dos días de antelación. «Estaba en la peluquería». Ya tenían todo contratado y pagado: cóctel, fotos, crucero por el Mediterráneo... Y decidieron seguir adelante. «Hicimos la celebración antes que la boda. Ya no podíamos decir a los invitados que no vinieran desde Canarias y Barcelona». Tras el «disgusto» inicial, acabaron el día «contentos». «Lo tomamos un poco a broma». Eso sí, esta boda es algo que «no se nos va a olvidar, nos acordaremos toda la vida de ello», aseguró la novia, enfundada «por segundo día» en su vestido y capa de color blanco.

También con tres semanas de retraso, Selene Piérola y Lucas Domínguez salieron como marido y mujer del Palacio de Justicia de la capital. «Nos cambiaron la fecha del 3 al 24 de febrero, tras llamarnos dos días antes a las ocho de la mañana. Hoy solo hemos venido a firmar», explicaba él sin ocultar su enfado por la protesta de los LAJ, en huelga indefinida desde el 24 de enero para exigir mejoras salariales. «Estos trabajadores no cobran precisamente el salario mínimo, sino que ganan bastante bien. Es súper injusto quejarse, solo piensan en lo suyo y no en los afectados», censuró. Como con otras parejas, «muchas personas pidieron permiso para poder venir el día 3». La anulación también les supuso perder dinero al tener contratado el banquete, la fiesta y las vacaciones. «Un día antes no puedes cancelarlo».

Otras parejas a las que les cambiaron la fecha del enlace, como Josu González y Raquel Hinojal (aplazado también del 3 de febrero a ayer), intentaron buscar alternativas sin éxito. «Pedimos que nos dejaran cambiar el expediente y hacerlo en una notaría en la jornada fijada inicialmente, pero no nos dejaron», relataron a la entrada del Juzgado. Como añadió ella, «al final nos hemos arreglado, pero si en mi trabajo no me hubieran dado el permiso, hubiera tenido una pérdida económica». Eso sí, «ha sido un jaleo, hemos estado todos los días llamando, preguntando...», matizó él.

Carlota Blesa y Urko Urcelay sí pudieron festejar su boda ayer, como estaba planeado, aunque el paro de los LAJ les ha tenido en vilo hasta el último momento. «Nos dijeron que era muy posible que se retrasara y estuvimos tanteando la posibilidad de cambiarla al Ayuntamiento o una notaría», aunque tampoco se lo permitieron. «En el Registro Civil nos dijeron que no era posible». Al tratarse de una celebración «súper íntima» solo con los padres y hermanos «no supuso un gran destrozo». «Avisamos al restaurante de lo que podía pasar y fueron muy comprensivos».