La Diputación de Álava decidió no participar el martes en la subasta por la denominada 'Biblia de Quejana' que se celebró en la casa londinense Christie's. Este documento de finales del siglo XIII fue adjudicado a un único pujador anónimo por 33.425 euros, ... a los que habría que sumar 8.600 más en concepto de comisiones. Una de las múltiples razones que la institución foral arguyó para no entrar en liza es que ya cuenta con otra parte de ese mismo tomo. Cuando EL CORREO publicó en exclusiva hace once días la celebración de esta subasta, la junta administrativa de Quejana llamó casi de inmediato a la Casa Palacio de la Provincia para comunicar que creía disponer de unos pergaminos muy similares. Formaban parte de los múltiples documentos que Fray Hipólito, que residió durante cuatro décadas en el Conjunto Monumental, entregó al concejo en 2022, cuando la Diputación adquirió el inmueble por 2,7 millones. Lo hizo como una evidente señal de despecho después de que la Diócesis de Vitoria no le permitiera trasladarse a la casa cural de Menagarai, como era su deseo.
Publicidad
Esta hermana de la 'Biblia de Christie's' se trasladó al archivo foral, situado en el paseo de la Zumaquera, donde el jefe de este servicio, Pepe Sainz, examinó los documentos y tras consultar con distintos expertos redactó el informe por el que se descartó presentar una oferta. «Son veinte bifolios y algunas páginas sueltas que hemos recuperado del Conjunto Monumental de Quejana y son una parte de esa biblia que ha salido a subasta. Son las mismas, salvo que en aquellas hay más iluminaciones», apunta en referencia a las ilustraciones artísticas de las letras capitulares. Estos pergaminos de piel animal (de vaca, buey u oveja) cayeron en desuso con el desarrollo de la imprenta a partir del siglo XV y en muchos casos, como en Quejana, se aprovecharon como 'carpetillas' para otro tipo de documentos.
Por eso, tanto en los subastados como en los que están en el archivo se observan toda clase de anotaciones al margen. Desde títulos acerca de su contenido -«Memorial de Maravedises (sic) para el año de 1804», se lee claramente en uno de ellos- hasta cuentas matemáticas, instrucciones de cómo se colocan los sobres o recordatorios -«Se le deben a don Ramón de Villachica 300 reales: los pagamos»-. Además, algunos de los pergaminos están cortados por uno de los extremos «probablemente para que entrasen en donde se guardaban».
Esta falta de tacto en el tratamiento del patrimonio parece una aberración desde un punto de vista contemporáneo, pero debe entenderse desde el contexto de la Edad Media y Moderna, cuando aún no se daba valor a este tipo de asuntos. «Y seguramente tenemos que dar gracias a que los aprovecharon para algo, que si no probablemente hubiesen acabado en la hoguera o destrozados», explica Sainz, quien contempla que estas biblias pudieron llegar al Conjunto Monumental ya deshechas en pergaminos para cumplir una función distinta a la lectura. Porque no se redactaron en Quejana, sino que su origen corresponde a los monasterios de Santo Domingo de la Calzada, San Millán de la Cogolla o incluso alguno situado al sur de Francia.
Publicidad
«El convento de Quejana era muy rico. Contaba con inmuebles alquilados en Okondo, Orozko, Menagarai o Menoio, además era dueño de algunas parroquias de la zona. Entraban tantas rentas que necesitaban a alguien que gestionase todo ese dinero y ese fue el procurador, que aprovechó los viejos pergaminos para hacer carpetas», añade el jefe del Servicio foral de Archivo y Gestión Documental. Sus primeras anotaciones datan de 1689 y las más recientes, de 1845. A partir de ahí quedaron en desuso y con las desamortizaciones eclesiales, una se sacó del Conjunto Monumental hasta acabar en Christie's y la otra quedó olvidada hasta que el capellán se la entregó a la junta administrativa.
Los manuscritos cuentan con una caligrafía gótica tan perfecta que uno sólo se convence de que es una obra humana cuando atisba el fino trazo de plomo de una cuadrícula base para evitar que el escriba se torciese. Cuenta con letras capitulares decoradas, si bien la que se subastó en Londres tenía más iniciales y algunas de una bellísima factura que mostraban a San Pablo entregando una carta a un joven mensajero u otra de un dragón.
Publicidad
El Departamento foral de Cultura, que dirige la socialista Ana del Val, considera que el precio que se ha pagado en la subasta es muy superior a su verdadero valor. Pero Sainz cree que serviría de poco sumar más páginas de los pasajes bíblicos a los fondos forales, ya que todos pertenecen a la 'Vulgata' que editó San Jerónimo en el siglo IV. «No nos va a aportar aspectos desconocidos sobre la vida de Jesús, los apóstoles o el resto de personajes», argumenta. «Aparte en el planero ya contamos con muchos códices litúrgicos medievales», añade.
«La que se ha subastado en Christie's y laque nos ha entregado la junta administrativa son 'hermanas'. Y está claro que lo que nos ha quedado ni mucho menos es lo más espectacular», advierte. «Hasta 1919 en España no contábamos con una ley de patrimonio y se hizo después de que los estadounidenses llegasen aquí y comprasen colecciones enteras a la Iglesia. Quejana es un buen ejemplo de ello, ya que se llevaron el retablo de la Virgen del Cabello, que Micaela Portilla lo calificaba como uno de los más importantes de estilo gótico y que ahora tenemos que volar hasta Chicago para apreciarlo», lamenta.
Publicidad
Las Biblias de Quejana, tanto la que ahora se conserva en el archivo foral como la que ha comprado un anónimo en Christie's, se usaron como carpetillas. Sus márgenes se aprovecharon para apuntar su contenido, pero también para plasmar anotaciones y recordatorios de lo más curiosos. En una de ellas hay una lista de la compra, donde se fijan «cinco onzas de huevos, cuatro azumbres, libras de azúcar y una libra de almidón». También puede tratarse de una receta gastronómica o la mezcla para hacer un jarabe.
Pero existen recordatorios sobre cuestiones más cotidianas o pagos en especies a personajes desconocidos. «Se le dio a Teresa 12 onzas de chocolate para el religioso de Vitoria», se lee junto a las lecturas sagradas en latín. «Se le dio a Sta. Ynes 31 reales para guebos (sic)», aparece a renglón seguido. «Esto puede ser un hilo del que tirar para conocer o descubrir la vida que existía alrededor del convento», reconoce Pepe Sainz, jefe del Servicio foral de Archivo.
«Se llama al señor gobernador Antonio Contre (sic) Canales», aparece en la cabecera de uno de los pergaminos que mejor se conserva. Hay otras anotaciones sobre «el cura de Andollo (sic)», Julián Ruiz de Azúa o Ramón de Villachica.
Las hojas bíblicas se 'reciclaban' en Quejana para hacer cuentas, a lo que principalmente se dedicaba el procurador que vivía junto al convento, pero también existen anotaciones de lo más raras sobre cómo utilizar algunos elementos que, a día de hoy, parecen básicos. «Modo de poner el sobre. Se pone así», aparece con un par de garabatos. «En otros pergaminos que guardamos en el Archivo aparecen incluso dibujitos en el margen de unos documentos que ahora consideramos históricos», remata Sainz.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.