Verle cazar al vuelo en un picado es un espectáculo. Puede que a simple vista uno no se dé cuenta, pero cuando un halcón peregrino va a por una presa que cambia de dirección llega a alcanzar una velocidad de 390 kilómetros por hora. ... Es la rapaz más rápida del mundo y los vitorianos tienen la inmensa suerte de poder ver en acción a una hembra de esta especie cada invierno en los humedales de Salburua. Ella, a la que bautizaremos con el nombre de 'Ataria', ha ofrecido a los aficionados a la ornitología algunas de las escenas más impresionantes de sus vidas y a tan sólo unos metros de sus casas.
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Es una de las aves más conocidas desde la antigüedad, sobre todo por su empleo en cetrería, y tiene un porte compacto y musculoso. Todo en su anatomía, desde el pico hasta las plumas está al servicio de la velocidad. Se alimenta de aves pequeñas y medianas y es muy poco exigente a la hora de instalarse. Le basta una oquedad.
A nuestra visitante, le gustan los zorzales, jilgueros, pardillas e incluso las cornejas que tanto abundan en el Anillo Verde vitoriano. Se come su zona pectoral y se deshace de cabezas y vísceras. Y estos desechos que de vez en cuando encuentran los vecinos del entorno de la calle 8 de Marzo por las aceras no son señal de ningún ritual de vudú o cosa similar. Son los restos del último banquete de la reina del humedal y la prueba de que está en plena forma.
La lástima es que cuando llega la primavera se va más hacia el norte a hacer su nido, relata el coordinador del centro de interpretación de los humedales de Salburua (Ataria), Gorka Belamendia. Es uno de los tres ornitólogos vitorianos que dedican de manera altruista su tiempo de ocio a comprobar cada año que las 31 parejas de esta especie que habitan en el territorio histórico siguen bien. Le acompañan en sus excursiones por las principales gargantas y roquedos alaveses José Antonio Ganzarain y Antón Sáenz de Santamaría. Son tres notarios de la vida salvaje de las aves que constatan que la presencia de esta magnífica rapaz en la geografía local sigue estable.
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En un mundo globalizado, en plena crisis climática y sanitaria, es una buena noticia. Máxime cuando no hace tanto, allá por los años 70, los halcones peregrinos «estuvieron al borde de la extinción», recuerda Belamendia.
El uso indiscriminado de plaguicidas como el DDT en los campos, los venenos y los tendidos eléctricos contra los que chocaban mermaron drásticamente la población de halcones peregrinos. «Es una especie muy cosmopolita; está presente en todos los continentes menos en la Antártida», relata el coordinador de Ataria.
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«Es un superdepredador, lo que significa que está en lo más alto de la cadena trófica y por tanto es indispensable para mantener estables las poblaciones del resto de eslabones. Es por ejemplo un buen limpiador porque elimina al más debilitado o enfermo». Recuerda en este sentido el papel que jugaron hace un tiempo cuando hubo una gran bandada de pinzones reales en Barázar. «Se puede ver a varios halcones peregrinos cazando», recuerda.
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Este animal, muy apreciado por los cetreros -solía exhibirse en los mercados medievales- se emplea asimismo en los aeropuertos, para despejar las zonas de aterrizaje y despegue de otras aves que podrían colarse en los motores de los aviones.
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Se calcula que en Europa viven entre 12.000 y 25.000 parejas, de las que alrededor de 2.500 tienen su nido en la Península Ibérica. Una de cada cuatro en Castilla y León. Y Andalucía es la segunda comunidad autónoma con más individuos de estos falcónidos.
Las 31 que habitan en Álava viven en oquedades de la Sierra Salvada, Árcena, Sobrón, Entzia, Okina, Montes de Iturrieta o Sierra Cantabria. «La población se mantiene estable desde hace dos décadas y es una buena noticia. Hay una pareja por cada 100 kilómetros cuadrados, eso está muy bien», subraya Belamendia. Además su capacidad reproductora es muy elevada y el 75% de las parejas logra sacar adelante uno o dos pollos cada año. Eso sí, más de la mitad de las crías mueren en su primer año de vida, tras colisionar o depredadas por los búhos reales o las grandes águilas.
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Los tres ornitólogos visitan dos veces al año las 55 zonas donde se les ha visto y a las que regresan a montar sus nidos. Acuden primero entre enero-marzo, en la época del cortejo y se están dos horas de espera con prismáticos. Vuelven a los mismos puntos de observación en mayo-junio para ver si el enamoramiento ha dado sus frutos.
Gorka Belamendia | Ornitólogo
A 'Ataria', la hembra que sobrevuela los humedales, no se le conoce pareja vitoriana. Este año ha alargado su estancia en Vitoria y ha disfrutado también parte de la primavera junto a las garzas reales, las fochas y otras aves acuáticas. Los expertos están «casi 100% seguros» de que es ella la que caza al vuelo a esa gaviota en las balsas de Salburua en la foto que ilustra este reportaje y que es obra de Tomás Crespo.
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