«No hago bodegones, hablo de la vida»

El espacio acoge la muestra para conmemorar el 20 aniversario del certamen internacional de fotoperiodismo 'World Press Photo' en Vitoria-Gasteiz. Se observan 70 fotografías, que guardan 35 años de actividad (1976-2013), desde su 'España oculta' hasta sus investigaciones fotográficas sobre rituales y creencias en diversos países del Caribe, pasando por acontecimientos socio culturales como el 'Burning' de Nevada.

García Rodero se dirige al retrato. «El ser humano se compone de su carnalidad. Yo no hago paisajes, no hago bodegones. No hago otra cosa que no sea hablar de la vida», señala la autora. Así, se percibe en el recorrido una intrahistoria. De alabanza, hambre, sensualidad, dolor, placer, alegría o admiración. Esa 'España oculta' de la que habla fue la que le condujo a buscar y reflejar las tradiciones y las fiestas de un país «con una enorme riqueza de cultura popular pero despojada de valor». Y, a través de sus personajes, descubrió las bocas.

Corría el año 1979 en una romería gallega cuando una familia llegó a la ceremonia «con todos sus miembros, vecinos y primos» a ofrecer una oveja. «Durante toda la misa estuvieron abriendo la boca», recuerda.

«El bostezo es el cansancio, pero la boca abierta explica muchísimas más cosas. Yo tenía obsesión por los ojos, pero la boca es la que expresa todas las emociones. Desde el primer llanto al nacer hasta el lamento por la muerte, de la sonrisa a la carcajada, del dolor al placer, de la sorpresa al horror, de sensualidad y sexualidad, de la inocencia a la provocación, de la ternura a la violencia, de la oración al grito colectivo», detalla la autora.

Maternidad y muerte

Cristina García Rodero tiene un sueño recurrente en el que se convierte en un saco de arena y le amenazan con que le van a pisar. Su corta estatura, el hecho de ser mujer, la necesidad de estar cerca de los hechos entre masas «de ochenta mil personas» le han supuesto una desventaja y, dice, le han enseñado a respetar al otro.

Licenciada en Pintura por la Universidad Complutense, profesora de Fotografía en la misma y miembro de la agencia Magnum, reconoce que «yo me he pagado el 90% de mi producción fotográfica». Ahí encontró la libertad para enzarzarse de lleno en la fiesta «porque quería ver a la gente divertirse». Al apostar por un trabajo de gran formato con «mucho tiempo de preparación», pocas veces se encuentra con «el privilegio de estar en una sala tan grande». Queda de fondo, a menudo, la cuestión del dinero. Queriendo preservar el 'buen hacer', «¿quién paga las copias?», se cuestiona, a la par que agradece la muestra. De la maternidad a la muerte. Entre sus obras -mezcla de analógico y digital- se encuentran, acompañados de otros sujetos, un caballero que sujeta una flor y sonríe con un diente hasta estirarse las comisuras; dos mujeres cuyas lenguas se enlazan en el 'Love Parade' de Alemania; un grupo que aguarda expectante en la orilla; una joven que se confiesa mientras una amiga desespera.

En la colección que se expone en Vitoria destacan 14 imágenes producidas en especial para esta ocasión. Porque, «aunque la muestra tiene cierto recorrido», no está terminada y «crece en cada ocasión que se presenta al público». «Su trabajo gira en torno a dos ejes: la espiritualidad y la carnalidad. Es el fin de su obra, lo que busca constantemente», desmenuza Paco Valderrama, coordinador de la iniciativa.

'Con la boca abierta' se podrá visitar hasta el 8 de diciembre, de martes a domingo en el Centro de Exposiciones Fundación Vital con entrada libre.