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Cuando uno sale tranquilamente a navegar una mañana por las aguas de un embalse espera encontrarse con peces, aves, anfibios... Pero no con ¡jabalíes! Y además nadando «a toda velocidad», como relatan a este periódico unos piragüistas que se toparon con estos animales a primera ... hora de ayer en Ullíbarri-Gamboa. Tres ejemplares de considerable tamaño que avanzaban con el morro fuera, «respirando intensamente», en unos enérgicos 'largos' entre la isla de Zuaza, donde habrían pasado la noche, y Aldaieta, donde saltaron a la orilla y se marcharon a todo correr. Así lo muestra el vídeo, publicado en elcorreo.com, captado por estos deportistas. «Eran las 9.15 cuando aparecieron. Pensábamos que eran troncos, ¡pero no! Eran jabalíes grandes, y nos adelantaron», cuenta David Quintas, uno de los que remaba en kayak.
Que estos cerdos salvajes crucen a nado pantanos y ríos entra dentro lo «normal» según instituciones y diferentes expertos. Eso sí, profesionales y asiduos al paraje alavés apuntan que no es nada frecuente verlos zambulléndose allí. «En los 30 años que llevo trabajando aquí, solo les he visto tres veces nadar», señala el responsable del albergue juvenil de la Diputación alavesa en Zuaza. Desde la institución foral transmiten que es «habitual» que naden en esas aguas «de un lado a otro, van a comer y vuelven», aunque no les constan avisos por este tipo de incidencias recientemente en el área foral de Agricultura, ni se están realizando medidas de control en estos momentos. Recuerdan que el entorno es una Zona de Especial Conservación (ZEC) y cualquier intervención requiere de un análisis de los técnicos de Agricultura y de Medio Ambiente. «Se han llegado a dar permisos para el control en la zona pese a ser una ZEC». Pero aunque los cerdos salvajes tengan esa capacidad de moverse con rapidez por el agua, «llama la atención y extraña mucho verlos aquí, y aún más a plena luz del día», incide el profesional de la instalación en la isla.
La sobrepoblación de esta especie que afecta a todo el territorio se hace notar cada vez más. «Hay tantos jabalíes que cada vez es más fácil verlos. Nos tenemos que ir acostumbrando. La población ha aumentado mucho y ahora hay mas oportunidades para ver situaciones como estas», explica Fernando de Juana, experto en estos animales del Centro de Estudios Ambientales (CEA) del Ayuntamiento de Vitoria. Apunta que es «habitual» que crucen a nado embalses como el de Ullíbarri, donde «no tienen problemas» para mojarse con el objetivo de ir a por alimento. «Normalmente es lo que les mueve». ¿Y el horario? «Se mueven más por la noche, pero no quiere decir que no lo hagan de día. No es nada raro», abunda el entendido.
La singular 'invasión' de gorrinos salvajes afecta también a la capital, donde a principios de este mes un grupo de nueve ejemplares se paseó por las calles del barrio de Aranbizkarra, a más de un kilómetro de los humedales de Salburua. La proliferación de esta especie en ese parque llevó al Consistorio a contratar los servicios de arqueros para abatirlos, actuaciones autorizadas por ahora «hasta junio de 2021».
El caso de Ullíbarri también entra dentro de lo normal para los cazadores. «Que crucen embalses o ríos es normal. Aunque yo nunca los había visto allí», reconoce Juan Antonio Sarasketa, presidente de Adecap (Asociación para la defensa del cazador y pescador). «Saben nadar desde que nacen, y son grandes nadadores». Sí afirma haber presenciado esas escenas en el embalse de Sobrón, durante alguna batida, así como en pantanos fuera de Álava. Esos 'chapuzones' pueden deberse, coincide con otros expertos, a la búsqueda de comida. «Van a por bellota o algún alimento que saben que hay en una zona. Los animales son listos para eso». También podrían estar «escapando de algún riesgo», añade.
Como recuerda, aunque en el agua los jabalíes no son peligrosos sí suponen un gran riesgo en las carreteras. Por ejemplo en el embalse «a la altura de Villarreal, salen muchos a la calzada al oscurecer». Son un problema «tanto en Álava como en España, lo han colonizado todo». Las diputaciones autorizan batidas de cazadores para regular la sobrepoblación y reducir riesgos como daños a la agricultura, accidentes o la propagación de enfermedades como la 'peste porcina'.
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