Pese a que la mayoría de gallinas en Álava son criadas en jaula, las granjas mas comunes son las camperas. Blanca Castillo

Las granjas de gallinas se triplican en Álava en la última década y ya hay 17

Los ganaderos señalan que tras este aumento radica un mayor apego a lo rural, un gusto por el producto local y que el negocio avícola es más económico de montar

Lunes, 29 de agosto 2022, 00:52

Las granjas de gallinas se han triplicado en los últimos nueve años en Álava. Así lo muestran las estadísticas de la Diputación. Si en 2013 había seis explotaciones en todo el territorio, este año ya son 17. Y los granjeros han pasado de albergar entre ... sus paredes 256.200 cabezas a 301.590. En su mayoría proceden de las dos únicas explotaciones en jaula –las mismas que hace casi una década–, que aglutinan a 230.180 gallinas de toda la cabaña, el 75%.

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El incremento se ha dado en las granjas destinadas a empollar huevos camperos con Eusko Label, que eran dos en 2013 y ahora la cifra ha ascendido a trece. El número de ejemplares es de 66.730. Y hay en Álava otras dos granjas de huevo ecológico con 4.680 gallinas. «En los últimos años se está incrementando la demanda de huevo diferenciado, incentivado por la posible desaparición de las jaulas en 2030», explica el diputado foral de Agricultura, Eduardo Aguinaco.

La familia avícola se amplía y hace apenas cuatro meses se incorporaba un número miembro con la apertura en Adana, a unos veinte kilómetros de Vitoria, de una granja propiedad de Naiara Ortiz de Elgea. Tras años trabajando en una oficina, decidió dar un giro a su vida. «Cuando empecé a tener familia, me planteé si quería estar toda mi vida ocho horas delante de un ordenador y metida entre cuatro paredes. Este trabajo me ofrecía más libertad para gestionar mi horario y más aire libre», cuenta.

Una visita a una instalación de la cooperativa Euskaber, en la que están integrados doce de los productores alaveses, le convenció de que su ilusión era posible. «Siempre me ha llamado la vida del pueblo», redunda. Y empezó con las primeras gestiones. Por suerte, su suegro es agricultor y tenía el terreno. A partir de ahí, se dejó guiar por sus nuevos compañeros. «Si hubiera empezado yo sola desde cero, habría estado perdida. Es cuestión de paciencia y tiempo. Sí es cierto que desde que me decidí han pasado dos años y medio de papeleos. Pero ahora, con la inversión ya hecha, espero que de sus frutos», confía.

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Un huevo «de moda»

Eso cabría pensar si se tiene en cuenta que el negocio avícola «hasta el año pasado no dejó de crecer», corrobora Álex Garmendia, gerente de la cooperativa Ovo12, la más grande con sede en Álava y que aglutina a 19 granjeros, dos de ellos del territorio. A su juicio, tras el crecimiento en estos últimos años hay varios motivos. «El huevo campero ha estado de moda», dice. Además, los vascos dan cada vez mayor valor al producto local y las granjas de gallinas «no requieren de una inversión muy alta. Otro ganado precisa hacer mayor desembolso y una dedicación más plena», explica Garmendia.

Estas consideraciones las comparte Julen Hornillos, ganadero de Euskaber y dueño de una granja de 6.000 gallinas –el máximo establecido por Eusko Label– en Murgia. Pero asumen que ya no se respira tanto optimismo en el sector. La inflación preocupa y los bolsillos de las familias se resienten. «Antes se compraba muy poco huevo de jaula y ahora está saliendo mucho», comenta. Frente a estos malos augurios, los granjeros alaveses recuerdan que su producto, «aunque es de los primeros que se recorta en la cesta de la compra», representa una «apuesta de futuro». «La gente valora cada vez más el bienestar animal», reivindica Hornillos.

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El precio del pienso lastra la rentabilidadde las explotaciones

Pese a que el precio del huevo en los supermercados ha subido, los ganaderos defienden que apenas han podido repercutir en ese incremento el coste del pienso que necesitan para dar de comer a sus animales. Un gasto que representa más de dos tercios del coste del huevo y que, desde el inicio de la pandemia, ha duplicado su valor. «Los precios están muy ajustados. Ahora a la mínima puedes perder», apunta Garmendia. «La viabilidad de las granja es muy pequeña», señala también Hornillos.Ambos acaban de capear problemas de suministro puntuales por la guerra en Ucrania. «Se ha tenido que traer pienso de América», comenta el gerente de Ovo12, que cree que «en otoño pueden volver esos problemas. Se esperan malas cosechas y se especulará con el precio», comenta preocupado.

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