Un operario de una empresa de biomasa vasca inspecciona los palés donde se apilan los sacos de pellets.. Maika salguero

La gran demanda de estufas de pellets provoca listas de espera de hasta 9 meses

Las compras de las cápsulas de madera se adelantaron al verano por miedo a la escasez. Hoy cuestan el doble que hace un año y su precio «sube sin parar»

Martes, 27 de septiembre 2022, 00:32

La invasión rusa de Ucrania tiene cada día nuevas consecuencias en la economía y la sociedad del resto de Europa. Cereales que no llegan, aceite de girasol que desaparece de los estantes de los supermercados y una crisis energética que amenaza con enfriar los hogares ... y los maltrechos bolsillos de los ciudadanos son solo algunas de sus consecuencias. Ante la posibilidad real de que en algunos países del norte y del este del Viejo Continente, muy dependientes del gas ruso, se produzcan restricciones de este combustible muchas familias se han lanzado a comprar estufas y a hacer acopio de leña y pellets. Un fenómeno que tiene su reflejo también en Álava, donde los precios de este tipo de productos suben y es difícil hacerse con algunos modelos de calefactores. La inflación y los costes de producción hacen el resto.

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«Lo que está pasando es que con la crisis de la energía, en Alemania y en muchos países del Este, donde hay tradición de estufas, chimeneas e incluso de cocinar en ellas, la demanda se ha disparado», describe Antonio Jurado, de Instener 2008 S.L, una firma vitoriana que se dedica a la venta de estos sistemas de calefacción y sus combustibles. En Italia, uno de los grandes fabricantes de estufas, las plantas de producción no dan para satisfacer todos los pedidos y en algunas líneas de producto los tiempos de espera hasta recibirlos se alargan. «En algunos modelos hay retrasos de hasta ocho meses y sé que si espero a octubre para pedirlos no llegarán hasta 2024», admite Jurado que, no obstante, puntualiza que «en otros más sencillos tenemos stock suficiente».

La misma tendencia observan en Ibasa Calor y Diseño, donde reconocen que las estufas, tanto de pellets como de leña, «casi han duplicado su precio» con respecto a campañas anteriores. Son datos que no difieren mucho de lo que ocurre en el resto del país, según confirman desde la Asociación de Fabricantes de Estufas, Chimeneas y Cocinas para Combustibles Sólidos (AEFECC). «La facturación subió en 2021 un 30% respecto al año anterior. En lo que va de este mes ya se ha superado con creces esa cifra y se prevé acabar el ejercicio con un 50% más, por lo menos», desvela su presidente Carlos Oliván quien defiende que estos sistemas suponen un ahorro considerable. «La factura de un hogar con calefacción eléctrica puede dispararse hasta los 300 euros, mientras que con una caldera del leña o pellets puede ser de 50-100», calcula.

Y si se venden más estufas es lógico que se necesite más combustible para alimentarlas. Y así está siendo. El aumento en la demanda es considerable a nivel europeo lo que está provocando dos cosas: por un lado el alza de los precios y por otro el miedo a que no haya pellets o leña de cara al invierno. El saco de comprimidos «ha pasado de costar 3,99 euros hace un año a los 7,99 ahora», detalla un portavoz de Brico Depôt que apunta que además en este ejercicio «la gente se ha lanzado a comprar antes. En pleno verano ya los adquirían, aunque creo que es más por miedo a que no haya que porque en realidad eso vaya a pasar». Podría ser lo que Oliván llama 'efecto papel higiénico' –en referencia a lo que pasó con este consumible al principio de la pandemia–, pero también que «en muchos ciudadanos europeos el miedo a pasar frío es una realidad».

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Tendencia alcista

Las factorías francesas, país puntero en biomasa, y españolas que elaboran este producto no dan abasto. «A mí un colega de Soria que fabrica pellets me llamó hace poco preguntando si tenía porque a él se lo pedía un cliente alemán y ya no le quedaba. Le dije que no porque yo tengo mis compradores y no se sabe qué va a pasar», cuenta Roberto Predrosa, de la alavesa Carbones Predrosa, que asume que el incremento de precios «seguirá». Para tratar de contener el mercado, el Gobierno central aprobó el pasado martes una rebaja del 21 al 5% en el IVA de estas pastillas y de la leña. Con todo «habrá que ver qué efecto tiene esa medida y cuánto tarda en ser efectiva», dice el vendedor.

¿Y qué hay de las astillas? A este material que muchos habían relegado ya a las parrilladas con los colegas o a la chimenea de la casa del pueblo –«y a veces solo para hacer la foto en Navidad», apunta Carlos Oliván– también le afectan los vaivenes del mercado. Eso sí, algo menos que a los pellets. Lo saben bien en Maderas Eguiluz: «Hablamos de entre un 12-15%. Es poco, y tiene que ver con los portes más que nada, pero como este es un mercado tan estable, llama la atención», apunta Aitor Eguiluz. El responsable de la firma alavesa también ha notado otra tendencia novedosa. «Otros años venía un cliente y compraba 2.000 kilos, pero ahora el mismo comprador se lleva 4.000. Se nota que hay temor al desabastecimiento», admite. El problema en este caso no es por tanto el precio, que ronda los 20 céntimos de euro el kilogramo, ni que no haya material en los montes, sino los tiempos. «Leña hay pero, claro, tiene que estar seca y de esa hay la que hay», concluye Eguiluz.

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La riqueza del bosque olvidado que arde cada verano

España es el país de Europa con mayor masa forestal pero «estamos en los últimos puestos en aprovechamiento de leña», remarca Carlos Oliván, presidente de la Asociación de Fabricantes de Estufas, Chimeneas y Cocinas para Combustibles Sólidos. La madera se pudre en los montes y cuando llega el verano actúa como combustible de incendios que cada campaña son más pavorosos.

«Tenemos un activo en los bosques. Si se gestionasen bien serían una industria sostenible y potente. Además se mantendrían limpios y, con ello, a salvo de los fuegos descontrolados», argumenta Oliván quien pone como ejemplo el trabajo que se hace en Castilla y León y también en Euskadi. «No hay incendios en Soria ¿verdad? Y nos consta que en el País Vasco el tema de la biomasa también se está trabajando bien», elogia.

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