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El dirá que no, que el mérito es de su equipo. Se retira para perderse en el Pirineo el padre del Anillo Verde. Luis Andrés Orive (Vitoria, 1958) dejó el fútbol profesional como delantero del Getafe para repensar el paisaje y paisanaje -le gusta citar ... a Unamuno- y el Ayuntamiento creyó en sus ideas visionarias. Hace 32 años de una simbiosis que en marzo llegará a su fin. El director del Centro de Estudios Ambientales (CEA), que ha paseado el nombre de la ciudad por medio mundo, se jubila y niega que deje huérfana a la Vitoria Green. Se va «feliz» de ver que la simiente de la 'biofilia' está tan extendida que el futuro de la capital como líder mundial de sostenibilidad está asegurado.
- ¡Jubilado con 61 años y en forma! Enhorabuena, ¡qué envidia!
- No considero que tuviese una mala calidad de vida ni profesional ni personal antes, pero sí entiendo que no cierro un ciclo, sino que se me abre la puerta biofílica, la de disfrutar estas píldoras de naturaleza que tanto necesito.
-¿Recuerda su primer día en el Ayuntamiento?
- Perfectamente. Pero recuerdo aún más la selección de personas que se hizo para ocupar la plaza de director del curso de formación de técnicos de Medio Ambiente. Estaban en esa mesa María Jesús Aguirre, Miguel Brizuela, José Manuel Farto y Lucio Crucelegui.
- Tenía despacho en Fray Zacarías.
- Síii, ahí estuve 7 años. Estábamos dentro de Promoción Económica. Eran tiempos muy penosos y llegaba dinero del Fondo Social Europeo para impulsar programas de formación y ahí a través de las escuelas taller y de los trabajos con el Inem empezó a gestarse el equipo del CEA.
- Uno de aquellos trabajos fue limpiar un vertedero en Zabalgana. No había parques periurbanos, aquello eran lodazales, huertos levantados de cualquier manera y basureros. ¿Imaginaba ya un Anillo Verde y que se iba a convertir en el santo y seña de Vitoria?
- Claro, éramos buenos técnicos, jóvenes y arrogantes y lógicamente con imaginación infinita. Dibujamos ese sueño y lo presentamos a congresos. Eso sí, lo que no podíamos es soñar con ir tan lejos, adonde no ha llegado nadie en este país. Tengo compañeros muchos más listos, más majos, más eficientes, con más pasta, trabajando aquí y allá, pero en ninguna ciudad se han dado las condiciones sólo de equipo técnico para que en apenas 30 años tengamos una periferia que lejos de ser el lado apestoso de la ciudad tenga una entidad tan excepcional.
- Ahora que disfruta las mieles del éxito, con premios como el European y Global Green Capital, va usted y deja huérfano al CEA.
- No, no. Me voy con una sensación de plenitud profesional fantástica, pero más que por los hitos conseguidos, por la estructura generada. Es una estructura técnica muy potente, no sólo en el CEA, también en otros departamentos, que supone un fortalecimiento de la ecología urbana que no tiene nadie. Este equipo tiene solvencia y madurez extraordinarias y por eso me voy feliz. Si yo viera riesgos en el horizonte, no me iría.
Anillo Verde, la joya
El futuro, la juventud
Los deberes
- ¿Se va por discrepancias con alguien?
- En absoluto, me voy en el mejor momento de madurez sociopolítica. Creo que hemos tenido una ciudadanía que en general reconoce los valores territoriales mejor que en otros lugares y unos responsables políticos que en general, el que menos caso nos ha hecho, nos ha hecho caso medio.
- Es sabido que usted y la responsable de Medio Ambiente, Ana Oregi, discrepan con la manera de entender cómo se deben proteger los Montes de Vitoria.
- Bueno no sólo con ella, con mucha otra gente. No se le escapa a nadie que soy un defensor de su declaración como parque natural, pero entiendo que debe ser aupada por los gestores de ese espacio, que son los pueblos. Si nadie de los que toman las decisiones convence a esos vecinos de que eso es una opción interesante para su futuro es muy difícil. Me parece un hito que los Montes de Vitoria se hayan conservado en este estado, pero también entiendo que hay una concepción cosmética de la naturaleza como algo que está ahí y que no me lo toques. Claro, y los que la han gestionado ancestralmente dicen 'joer, no me lo toques. Soy el dueño y no tengo que hacer nada para que vengan unos cuantos en bici de montaña haciendo el chorra y me toque a mí recoger sus plásticos, mientras yo no puedo cortar la suerte de leña de toda mi vida'.
- Irse sin verlos declarados parque natural será una espinita.
- No, porque si lo consigo a rasponazos es peor. Todo tiene que tener su proceso y espero que caiga de maduro. No me dejo ninguna espinita.
- Algo habrá que no ha podido o no le han dejado hacer.
- Hombre, yo habría intentado hacer muchas más cosas y más rápido. Tienes que ser ambicioso, pero también moderar la ansiedad. No puedes generar unos paisajes de futuro que el paisanaje, la ciudadanía, no sea capaz de aceptar. El Anillo se ha beneficiado de eso, hemos hecho una especie de plantilla a medida de los vitorianos y cuando se consigue que paisaje y paisanaje encajen es absolutamente imbatible. La proyección que tiene es descomunal.
- ¿Por dónde tiene que ir Vitoria para no dormirse en los laureles?
- El Anillo Verde va muy bien, es nuestra primera pieza, la monumental, y está muy bien armada y con fundamentos de futuro. Pero luego está lo gordo, que es lo que tiene que ver con nuestro modelo de crecimiento y con la agricultura y eso no está en absoluto logrado, ni de lejos. Faltan políticas de Estado, lo demás es buenismo. Por ejemplo en el tema de agroecología urbana, de los huertos, hemos triunfado porque no dependía ni de política nacional ni de presupuestos extraordinarios y hoy resulta que un huerto es sinónimo de modernidad, una seña de identidad y no algo cutre.
- Siga, siga poniendo notas.
- En el agua, la movilidad, los espacios verdes nos ha ido bien. Estamos muy lejos de la economía circular, de un parque edificado eficiente, de una agricultura no agresiva y luego estamos inmersos en un modelo basado en la exaltación del consumo... Ese es un reto planetario y hay que huir de quienes propongan soluciones sencillas a eso.
- Habla de cuestión de Estado. ¿El nuevo gobierno PSOE-Podemos es más permeable a esos cambios?
- Sin duda, creo que hará algo.
- Urtaran habla del nuevo pacto verde 'Green Deal', que incluye la economía circular. ¿Es una utopía?
- No. De hecho el pacto verde de las 800 empresas de aquí se gestó en 2012 y ha habido otras iniciativas con las 14 principales corporaciones. Esto lo hacen ya los alemanes...
- Ya pero Vitoria no sólo depende de los combustibles fósiles, sino que vive de la industria del automóvil. ¿Cómo conjugar eso con lucha contra el cambio climático?
- Pues sentándose todos a diseñar nuevos escenarios, que no es un problema sólo de ecologistas. El tema de las plantas, de la biofilia, la conciencia ecológica, no debe ser un tema tecnocrático sino que nos tiene que salir de las tripas, ir más allá de un beneficio terapéutico o sensorial. Si hay una alianza social para el cambio, este se va a producir.
- Mójese y hable de algo transgresor que Vitoria debería hacer.
- Yo abriría las puertas de la ciudad a la juventud.
- ¿Cómo, si no nacen niños?
- Como sea. Vitoria está vieja, acabo de llegar de Valdivia (Chile) y están en plena crisis pero lo que me dio fuerza y alegría es ver las calles llenas de niños. Igual hay que facilitar la implantación aquí de alguna de las universidades ' top' del planeta, y no la del Baskonia. Me refiero a Harvard o el MIT y eso tendría que ser el gran contrato de la ciudad y no el de basuras. Es mi percepción de viejuno, con técnicas y visión antiguas y antipático en general.
- Ha conocido varios alcaldes, ¿con cuál ha tenido mejor sintonía?
- El pasado tiendes a idealizarlo porque es el origen. Por eso lo de Cuerda me parecía descomunal, la leche, el equipo que hacía con Juanjo Nanclares y María Jesús Aguirre era una lotería. Dar el salto a la gestión con ese equipo, me pareció la hostia.
-¿ Qué le parecen los ataques a Greta Thunberg?
- Lo veo lógico, ella es en sí misma un producto de mercado y está sujeta a eso. Es un símbolo sujeto a detractores y animadores. Eso constata que el tema del cambio climático está en una posición de imagen global que no hay quien la pare, que genera intereses y que mueve mucho dinero.
- ¿Me habla usted del postureo o 'greenwhasing'
- Sí, sí. Todo el mundo parece que hace cosas, pero para cuando encuentras algo de chicha y de fondo...
- Y el fondo es cambiar el modelo de consumo.
- Eso puede cambiar mucho antes de lo que nos imaginamos. Es cierto que vivimos en una contradicción paranoica. Por una lado estás reciclando y no gastando agua y por otro dices 'hostia que me he ido a El Boulevard en coche, no puede ser, a ver cómo lo purgo'. ¡Y luego me voy tan ancho de vacaciones a Cuba! Difícil, muy difícil. Pero bueno, hay cosas que se pueden ir haciendo. Mire todo el tema de la bicicleta en Vitoria. ¿Se lo imaginaba usted?
- Usted tiene hijos jóvenes, ¿están en esa onda?
- No, están como nosotros, a la deriva. Si para mí esa contradicción paranoica es como un barco a la deriva, imagínese ellos, con el móvil y todo eso. Ahora bien, confío más en ellos que en mí mismo. Creo que ellos encontrarán el camino.
¿Gas en Armentia? «No»
- ¿Y el camino pasa por Armentia y esos pozos para la extracción de gas natural que podrían abrirse en cualquier momento?
- No, está muy lejos de ahí, más bien diría yo que en sentido contrario.
- ¿Qué va a hacer cuando se jubile?
- Me fijo mucho en los modelos verdes de aquí y allá y lo voy a seguir haciendo. Voy a tener una vida intelectual activa y con el foco en el interés ecológico, por supuesto. Me apetece mucho escribir, leer más sobre investigación... Aquí no tienes tiempo más que de cuadrar piezas. Y luego está eso de las píldoras de naturaleza. Cuando descubrí el arte de la contemplación y ensimismamiento, que el cerebro necesita no hacer nada para regenerarse y eso, me interesó, porque tengo la sensación de ir con el ritmo forzado.
Luis ha demostrado una gran implicación y compromiso con la ciudad y con el Ayuntamiento. Tiene además una gran capacidad para plantear y desarrollar proyectos medioambientales punteros a nivel mundial desde que primero, José Ángel Cuerda, y luego el resto de alcaldes incluyeron la sostenibilidad en la agenda política local. Ha sido capaz de conformar y liderar un equipo muy profesional, unido y destacado internacionalmente en el CEA. Y, sobre todo, ha sido capaz de trasladarnos a los gasteiztarras su sensibilidad e interés por disfrutar y cuidar nuestro entorno natural. Pero es además muy buena gente, sensible con las personas y sus necesidades y un fantástico padre. Siempre me ha acogido con una sonrisa incluso en momentos complicados. Ha sido una gran suerte tenerle en el Ayuntamiento; le echaremos de menos.
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