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Este artículo perfectamente podría ser un anuncio: Goikolarra busca vecinos que estén interesados en incorporarse a una comunidad energética. Porque la asociación del barrio, Arelegi, ha realizado un llamamiento entre los residentes para que se animen a enchufarse al proyecto de las renovables. El objetivo ... es que las viviendas puedan autoabastecerse -al menos, la mayor parte del tiempo posible- con la energía que producirían a través de unas placas solares. Esta instalación se colocaría sobre una cubierta. La agrupación ya está rastreando el mapa para dar con la ubicación idónea.
La respuesta en cuanto a la participación por el momento está siendo satisfactoria. Treinta personas han mostrado su interés. Pero el objetivo es, al menos, doblar esa cifra. Y no porque sea el mínimo, ya que a partir de tres personas ya se podría constituir una comunidad energética. Sino porque el escenario presenta una oportunidad para que el mayor número de personas puedan agruparse en una sociedad 'eco'. «En función de la cifra se instalan más o menos placas. La única condición es no sobrepasar los 100 kilovatios», explican desde Arelegi.
Y si alguien se está pensando adherirse, que sepa que el tiempo corre. «Queremos anunciar la puesta en marcha de la comunidad energética el 3 de junio, coincidiendo con las fiestas del barrio», adelantan. ¿Cómo funciona? Esa es la pregunta recurrente entre los interesados. «Se realiza una auditoría para calcular el consumo anual de cada persona. Y en función de esos datos, luego se reparte la energía que le corresponde a cada uno», explicaron. Y eso se les quita del consumo de la factura. Una fórmula calcada a la que funciona ya en Salburua o Castillo.
Ahora bien, todavía quedan deberes. El primero, cerrar la lista de miembros; aunque los estatutos podrían dejar la puerta abierta a futuras adhesiones. Pero sobre todo, encontrar ubicación para las placas. Y aquí está el gran escollo. Porque para empezar la instalación se deberá colocar en la cubierta de un edificio.
Se descarta la opción de aprovechar las parcelas agrarias vacías dado que si las placas se instalan en el suelo su radio de expansión solo sería de 500 metros. Si están en una cubierta alcanzaría los 2 kilómetros, casi todo Goikolarra.
Además de las comunidades privadas, Arelegi también ha llamado a la puerta del Ayuntamiento. Lleva tiempo reclamando la cubrición de los parques infantiles y creen que el proyecto es una «oportunidad», dado que sobre esa infraestructura podrían ir las placas. Pero claro, habría que ver quién asumiría el coste de la obra y las futuras reparaciones. Para los vecinos esta opción es inasumible, como apuntaron en la reunión.
Y con ello se desdibuja un proyecto aún más ambicioso. Conectado al plan de cubrir los parques iba la creación de un puesto de recarga de bicis y patinetes eléctricos. «Se había pensado en colocar diez espacios de recarga, cinco para socios de Arelegi y cinco de uso público. Una parte de la energía generada a través de las placas se podría destinar a este uso y así fomentar los desplazamientos en bici, teniendo en cuenta que el transporte público no funciona muy bien en el barrio», explica.
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