El Gobierno vasco da los permisos ambientales al parque eólico de Larragorri

A las centrales de Aixeindar en Azaceta y Labraza se suma ahora el proyecto de Capital Energy, que se perfila así para colocar su primera piedra en Álava. Entre los planes de la energética para el territorio figuran otros tres equipamientos: Miritxa, Jarindo y Kastillo. Larragorri, sin embargo, es el primero en superar el trámite medioambiental. Si nada cambia, la empresa instalará cinco aerogeneradores de General Electric, con 121 metros de altura, entre Orozko y Llodio. Tres de ellos se instalarán en suelo vizcaíno, uno exactamente en la muga y otro más sobre territorio alavés. En total, 25 megavatios de potencia 'green' que se sumarán al mix energético de Euskadi y que supondrán una inversión de alrededor de 25 millones para la compañía, que espera producir la luz para abastecer a unos 15.000 hogares aproximadamente.

Para evacuar la electricidad que produzcan los molinos gracias al viento, la promotora plantea una línea de alta tensión que iría en su inmensa mayoría soterrada. De los más de 5 kilómetros de tendido, apenas 158 metros serían descubiertos, aunque las diputaciones -especialmente la alavesa- han insistido mucho en que ese tramo vaya soterrado. Capital Energy está estudiando esa posibilidad.

El Gobierno vasco recalca en su resolución que «el promotor debe continuar trabajando en las búsqueda de una solución para que la línea del parque eólico discurra en modo subterráneo durante todo su recorrido». Si no se encuentra una alternativa, «deberá incorporar las medidas de prevención contra la electrocución y la colisión», ya que «la línea eléctrica aérea se ubica a menos de 300 metros de un área crítica para el alimoche».

Las aves, una vez más, han sido parte esencial de los reparos que han planteado las diputaciones y de las medidas que ha impuesto el Gobierno vasco a Capital Energy. El escrito que da luz verde a Larragorri se detiene, en concreto, sobre tres especies: el milano real, el alimoche y el buitre leonado.

Las diputaciones, según Lakua, advierten del riesgo del parque para estas aves, aunque con pareceres distintos. Mientras Bizkaia habla de un proyecto «manifiestamente inviable», Álava concluye que «los impactos del parque eólico descritos en su informe sobre la avifauna y quiropterofauna justifican que se apliquen medidas correctoras de mitigación de impactos y/o de mejora que aseguren la supervivencia y convivencia del parque eólico con estas especies».

Entre esas medidas se impone una de las solicitadas por el Ejecutivo foral: las palas de los molinos de Larragorri deberán detenerse cada vez que, entre mayo y septiembre, haya vientos de más de 21 kilómetros por hora, una temperatura de más de 14º grados y no llueva o haya niebla. Esas paradas serán obligatorias entre una hora antes de que se ponga el sol y las cuatro primeras horas de noche cuando se den esas condiciones meteorológicas. Además, los aerogeneradores tendrán sistemas para detectar a estas aves protegidas, disuadirlas de que se acerquen a sus palas y parar si resulta necesario.

Antes de las obras, además, será necesario hacer una intervención arqueológica en la ermita de San Bartolomé. En concreto, Capital Energy deberá acometer «sondeos valorativos previos». Como es costumbre en otros proyectos, también será necesario instalar cámaras y «grabadoras de ultrasonidos» con el finde alejar a las aves necrófagas -para las que también habrá que retirar la carroña- y a los murciélagos de los molinos.

Tras este permiso, Larragorri pasa de los trámites medioambientales a la burocracia urbanística. El parque tiene pendiente obtener el plan especial, el cauce que permita encajar el proyecto sobre el plano de los ayuntamientos competentes. Iniciativas como Vitoria Solar 1 o Vitoria Solar 2, de Solaria, se han topado con problemas aquí que han impidido su puesta en marcha precisamente por incompatibilidades con el Plan General de la capital alavesa.

Cuando la central se reparte por distintos municipios es habitual que sea la Diputación correspondiente la que asuma ese expediente. Sin embargo, aquí la cosa podría incluso acabar en manos del Gobierno vasco, ya que está entre dos territorios. En el caso de que dependiese de un solo municipio, como en Labraza, basta un permiso como el que el Ayuntamiento de Oion, gobernado por EH Bildu, concedió al equipamiento en el pleno municipal hace unas semanas durante una controvertida sesión.

Precisamente en la política municipal es donde ha estado el grueso de la oposición a la iniciativa. Llodio, de hecho, ya plasmó su rechazo durante el año pasado precisamente porque asegura que el proyecto no es viable en términos urbanísticos. El Consistorio, también gobernado por Bildu, pidió que se suspendiese el proyecto al entender que «la instalación es incompatible con el planeamiento urbanístico municipal y con los instrumentos de ordenación del territorio». Así lo afirmó hace un año el concejal de Medio Ambiente, Álvaro Barrios. Este periódico ha intentado ponerse en contacto con la alcaldesa de Llodio, Ainize Gastaka, pero su equipo declinó ofrecer declaraciones.

Amurrio también presentó alegaciones contra el proyecto. Su regidor, el jeltzale Txerra Molinuevo, asegura que el parque «no tiene una gran afección», ya que su impacto se limita a «un camino». Una vez hay decisión del Gobierno vasco, se limita a señalar que la acatarán y añade que su Consistorio no asumirá el trabajo de elaborar el plan urbanístico para el proyecto. Cuando supere todos los trámites, las obras para levantar Larragorri durarán un año.