
Cuando Juan Celaya, el empresario nacionalista dueño de Cegasa, falleció en agosto de 2016 dejó en herencia su patrimonio a una fundación bautizada con su ... mismo nombre. Entre las numerosas obras, destacaban series completas de los grabados de Goya, el famoso tríptico de la Guerra Civil de Aurelio Arteta o una rica colección de cuadros de figuras fundamentales del arte vasco como Ignacio Díaz Olano o Eduardo Zamacois. Pero también tuvieron que hacerse cargo de todas las deudas, que se multiplicaron durante sus últimos años de vida.
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La Fundación Juan Celaya entregó 85 obras a la Diputación de Álava para cubrir una deuda de 4,3 millones de euros en concepto de Impuesto de Patrimonio. Algo llamativo porque una sociedad no tiene que hacer frente a este tributo, ya que sólo corresponde a personas físicas. Esto hizo que la pasada primavera se disparasen las sospechas por este pago en especies. Lo lógico era que el difunto dueño de Cegasa, Tuboplast o Hidronor fuese el deudor de esos 4,3 millones, como apuntó en varios artículos este periódico, pero la Administración foral se negó a aclararlo por el derecho de «confidencialidad» tributaria.
La consejera vasca María Ubarretxena –titular de las carteras de Gobernanza, Administración Digital y Autogobierno– ha sido la encargada de aclarar definitivamente el asunto. «En febrero de 2021, en los expedientes de redención de cuentas de ejercicios anteriores, se hacía referencia a que la Fundación (Juan Celaya) tenía una deuda en herencia, por lo que para hacer frente a la misma trasladó a la Diputación la propuesta de pago por parte de la deuda en especie», señala en una respuesta al grupo parlamentario de EH Bildu. En otras palabras, la fundación iba a cubrir la deuda que había acumulado en vida Juan Celaya, un hombre con estrechos lazos con el PNV y patrocinador de múltiples iniciativas como la primera expedición vasca al Everest, en 1974, que vio cómo se empezó a desmoronar su imperio empresarial después de la crisis de 2008.
En 2022 se inició la ejecución de esta operación, si bien algunos de estos cuadros ya estaban expuestos desde cuatro años antes en el Bellas Artes de Vitoria como cesión temporal.
Tras la comparecencia en junio de las diputadas de Hacienda y Cultura, Itziar Gonzalo y Ana del Val, se sobreentendió que la deuda correspondía a Celaya, pues no había existido ninguna transmisión de bienes en los últimos años. «Aquí no ha habido ninguna negociación con un moroso, sino una identificación de un conjunto de deudas y ver cuál era la mejor manera de hacer frente a las obligaciones teniendo en cuenta el interés de patrimonio. No olvidemos que en ningún otro caso nos podríamos haber hecho con unas obras tan importantes», recalcaron.
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«Ni con el presupuesto del Departamento de Cultura de varios años sería posible adquirir estos cuadros en el mercado libre», afirmó en este periódico Santiago Arcediano, reconocido historiador de arte. «Piezas como el tríptico de la Guerra Civil de Aurelio Arteta están fuera del mercado. Una institución sería incapaz de pujar por él», insistió sobre este triple cuadro que algunos denominan el 'Otro Guernica'.
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