Los cuidados paliativos están cada día más presentes el los hogares alaveses. Nadie discute la necesidad de contar con una atención especializada que alivie el dolor y otros sufrimientos de ese ser querido que se enfrenta a una enfermedad avanzada e incurable. Y esto, en ... una sociedad cada día más envejecida, hace que afloren interesantes proyectos de cuidados que se salen del ámbito hospitalario o del geriátrico convencional. Mientras el nuevo consejero de Salud, Alberto Martínez, decide dónde va a ubicar ese nuevo hospital para crónicos que anunció hace un mes en el Parlamento y la Diputación alavesa retoma (o no) el plan para crear una 'Casa de los Cuidados' u 'Hospice', una residencia privada de Murgia y la agrupación Babespean, con prestigio nacional en el ámbito de los cuidados, han ideado otra fórmula: una pequeña unidad especializada.
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Según explican portavoces de la Purísima Concepción y del colectivo, se trata de reservar dentro del geriátrico entre seis y ocho plazas destinadas a personas que necesiten paliativos (no necesariamente mayores) y que además de ser atendidas por personal formado van a poder beneficiarse de otra serie de terapias que no son posibles ni en un hospital ni en el domicilio. El geriátrico de Murgia, explica Fidel Molina, está atendido por las Hermanas de la Caridad y tiene una capacidad para 63 personas dependientes o altamente dependientes. En la mayoría de los casos están solas o sin parientes que les puedan atender y carecen de recursos suficientes para poder sufragar el coste de una residencia privada. Cuenta con dos médicos y tres enfermeras, lo que les permite tener enfermería las 24 horas, además de otros auxiliares de cuidados. Abrir este nuevo espacio les obliga a reforzar recursos, lo que encarece los costes, pero confían en contar con la colaboración de Osakidetza.
«Estamos muy preparados y nos ilusiona mucho el proyecto. Nuestra residencia, que no tiene ánimo de lucro, siempre ha tenido muy presente el tema de los cuidados paliativos y nos preparamos en acompañar al final de la vida, durante y después», explica su portavoz, Fidel Molina. El nuevo proyecto, aclara, entra dentro de lo que se considera espacio sociosanitario y de ahí que tiendan la mano a la OSI Araba. Se trataría de derivar a Murgia, a 20 kilómetros de Vitoria, a pacientes que están ahora ingresados en el HUA Santiago.
Cabe recordar que desde que la residencia IMQ Igurco (antigua Clínica Álava) renunciara al concierto que tenía con Osakidetza para la atención de pacientes que necesitaban cuidados paliativos, no ha habido alternativa, y eso que llegó a asistir hasta a 20 personas. Sin esas plazas, ese tipo de atención sólo es posible ahora en Leza (Rioja Alavesa), en la Unidad de Cuidados Paliativos del HUA Santiago y en domicilio con apoyo de los paliativistas.
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Leza, por la distancia, es una opción que rechazan frecuentemente los allegados de los pacientes que se hallan en esta situación y en el HUA Santiago sólo hay diez habitaciones preparadas para esto y en momentos de máxima demanda asistencial se ha llegado a tener a dos pacientes en la misma estancia. Está previsto duplicar la capacidad de esta unidad, pero no hay fecha.
Por otro lado está el proyecto de 'Casa de los Ciudados' u 'Hospice', un espacio que aúna atención médica y social a personas que se enfrentan al final de la vida y que ahora no existe en Álava. Los miembros de Babespean están a la espera de que la Diputación se ponga en contacto con ellos para seguir adelante con un proyecto que en origen se propuso en el convento de Las Brígidas. El Obispado (con Egibide) renunció al plan por diferencias con los otros promotores acerca de la eutanasia, un derecho fundamental amparado por la ley.
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Ese fallido centro estaba diseñado para doce pacientes con enfermedad muy grave y avanzada y aspiraba a ser «un referente nacional en materia de formación, investigación y cuidados e innovación social ligada a la atención de personas en el final de su vida y a sus familiares». Hoy, Diputación y Babespean van por un lado y la Diócesis, por otro. Ésta no renuncia a dedicar el viejo convento de la calle Vicente Goikoechea a un fin relacionado con la salud o trasladar la actual escuela de hostelería de Mendizorroza.
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