Enresa tomó recientemente el control de la central nuclear para arrancar su desmontaje. Avelino Gómez
Central nuclear de Garoña

Garoña generará un tráfico de hasta 80 camiones al día durante el desmantelamiento

Los vehículos que transportarán los residuos a otros destinos podrán provocar «retenciones» mientras duren los trabajos

Lunes, 14 de agosto 2023, 00:29

El desmantelamiento de la central nuclear de Santa María de Garoña, cuya primera fase se extenderá hasta el año 2026, precisará un importante operativo en el que participarán numerosas empresas y vehículos para desempeñar las tareas previstas en esta etapa inicial. En lo que respecta ... al tráfico de vehículos, el promotor del desmontaje de la planta burgalesa, la empresa estatal Enresa, «ha estimado una circulación máxima de 30 camiones al día, que podría alcanzar picos (muy puntuales) de 80 camiones al día».

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Así consta en la declaración de impacto ambiental del proyecto de desmontaje. El informe, publicado a mediados de este mes de julio en el Boletín Oficial del Estado (BOE), recoge que durante el desarrollo de las obras, que se estiman con una duración de tres años, «se producirán afecciones debidas al tráfico principalmente de camiones transportando los distintos tipos de residuos hacia sus destinos correspondientes, que se pueden traducir en retenciones y deterioro del pavimento».

20 kilómetros por hora tendrán limitada la velocidad los vehículos en obra.

La vía principal que conduce a la planta es la carretera BU-530, en la provincia de Burgos, que pasa a llamarse A-2122 al adentrarse en tierras alavesas, a la altura del concejo de Sobrón, y que es la ruta más rápida para enlazar con la autovía AP-1. En ese entorno de la central es donde es más probable que se produzcan afecciones a la circulación. Y es que en los trabajos de esta primera fase del 'desarme' de Garoña, que se extenderán hasta 2026, la logística cobrará una especial relevancia. Además de la evacuación de todo el uranio gastado hacia el Almacén Temporal de Individualizado (ATI) de Garoña -almacenará 49 contenedores hasta 2073-, lo cual supondrá «una de las «principales actividades» en esta etapa inicial, se van a gestionar 4.027 toneladas de residuos radiactivos, de acuerdo a lo trasladado desde Enresa.

Al 'cementerio' de El Cabril

Gran parte de las 4.000 toneladas de residuos radiactivos se trasladará por carretera a Córdoba

La mayoría son desechos de muy baja actividad radioactiva y se trasladarán en camiones por carretera al complejo que tiene Enresa en El Cabril, en la provincia de Córdoba, la instalación de almacenamiento de residuos radiactivos de muy baja, baja y media actividad en España. «La reglamentación, los embalajes y los vehículos garantizan su seguridad y tras más de 4 millones de kilómetros recorridos, no se han producido incidentes con implicaciones radiológicas», resaltó la compañía estatal en el acto en el de transferencia de la titularidad de la planta por parte de Nuclenor el pasado 19 de julio. Además de los desechos radiactivos, se deberán gestionar y mover otras 1.691 toneladas de residuos convencionales de construcción y demolición.

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Para minimizar el impacto que tendrá ese desplazamiento de tráilers, según recoge el informe medioambiental, «las medidas establecidas consisten en la implantación de un sistema de señalización provisional que permita agilizar el movimiento de camiones, y de buenas prácticas que consigan evitar atascos en las vías de acceso». A su vez «se fomentará el uso de transporte colectivo para el desplazamiento de los trabajadores, y el uso de depósitos cercanos para el almacenamiento de residuos».

Emisiones de polvo y ruido

Otro de los impactos del desmantelamiento es que «generará emisiones de polvo y de gases de combustión a la atmósfera, que podrían dar lugar a un empeoramiento de la calidad del aire del entorno respecto a su situación actual, considerada como 'Muy Buena'», refleja la resolución del Ministerio de Transición Ecológica. Las medidas previstas para minimizar este impacto consisten en «la realización de riegos, el control de cargas y acopios, la limitación de la velocidad de los vehículos en obra a 20 kilómetros por hora, la utilización de lonas en los camiones, y la no realización de actividades productoras de polvo en condiciones climáticas adversas».

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Las emisiones sonoras que se estima se generarán durante la ejecución del proyecto «podrían incrementar los niveles sonoros del entorno y por tanto impactar en los objetivos de calidad acústica de las zonas residenciales más próximas», añade el documento. Sin embargo, «los ruidos generados quedarán aminorados por encontrarse dentro de edificios o apantallados por ellos».

Para minimizar esas afecciones por el ruido, las acciones recogidas en el informe consisten en «llevar a cabo las actividades ruidosas únicamente en horario diurno, controlar el ruido de la maquinaria y en medir las emisiones sonoras en cuatro puntos en el límite de la parcela de la central, y si es necesario en las fachadas de las viviendas próximas». «Se llevará a cabo una campaña de medición antes del inicio de las obras y una medición anual durante las mismas».

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