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David González y Sergio Carracedo
Martes, 18 de febrero 2020
La Fiscalía de Álava ha añadido un delito más contra Eliseo Gil, quien fuera director del yacimiento de Iruña Veleia y principal sospechoso de ... haber manipulado las piezas extraídas de su subsuelo y anunciadas como revolucionarias. En la penúltima sesión del juicio que se celebra en el Juzgado de lo Penal número 1, el Ministerio Público le ha acusado también de un delito de falsedad documental en documento oficial o privado (en referencia a los fragmentos adulterados). También está procesado por un delito continuado contra el patrimonio histórico y otro de estafa. La solicitud global de cárcel permanece inalterable; cinco años y medio para Gil.
El mayor cambio de esta penúltima jornada del proceso contra Gil y su colaborador Rubén Cerdán ha afectado al número de fragmentos supuestamente manipulados. De los 476 con que arrancó la causa el pasado lunes 3 de febrero, la Fiscalía ha rebajado el número de soportes manipulados a 291. Se trata de la misma cifra dada ayer por peritos del Instituto del Patrimonio Cultural de España.
De esta manera, y en caso de un fallo condenatorio, la responsabilidad civil reclamada al que fuera máximo responsable de Iruña Veleia pasaría de 285.600 euros a un mínimo de 102.600 euros por 171 piezas cerámicas. La valoración económica de las 120 restantes, correspondientes a otros soportes como vidrio o restos óseos, se deja al criterio de la magistrada de la sala.
Asimismo, y como alternativa a este planteamiento, el fiscal Álvaro Delgado ha anunciado otro delito. A su juicio, Gil pudo cometer un delito de comisión por omisión. Es decir, que sabía que todos los hallazgos formaban parte de un presunto engaño. Uno de los puntos claves de las once vistas orales ya celebradas ha sido estimar quién o quién manipularon los fragmentos extraídos de Iruña Veleia.
Se considera que estas piezas, comprendidas entre el siglo III y el V, son reales, pero sus inscripciones fueron añadidas en la fase de lavado. La pregunta es por quién. Y Gil es el principal sospechoso de la adulteración.
Para el «físico» Rubén Cerdán, que se ha mantenido en un discreto segundo plano en todo el juicio, los cargos son los mismos que hace tres semanas. Se sospecha que presentó tres informes falsos sobre la autenticidad de los grafitos ahora en entredicho. Procesado por un delito de estafa, le reclaman dos años y medio de cárcel.
De manera paralela, y a partes iguales con Gil, se enfrenta a un posible pago de 12.490 euros a la Diputación de Álava, propietaria del yacimiento, por estos estudios.
La Diputación de Álava, personada como acusación particular, se ha adherido a los postulados fiscales. Aunque, en principio, su petición global de reclusión para Gil se eleva hasta los 7 años y medio. En el caso de Cerdán, sería algo más de un lustro.
Los dos abogados de la defensa, por su parte, ha solicitado la libre absolución para sus clientes.
Este proceso, que se desarrolla en el Juzgado de lo Penal número 1 de Vitoria, está considerado como «el mayor fraude de la arqueología moderna». Entre 2005 y 2006, Gil anunció el descubrimiento de piezas que adelantaban 600 años la primera prueba de palabras comunes escritas en euskera o el primer calvario cristiano.
El tercer encausado, Óscar Escribano, ya fue sentenciado el primer día de juicio. Aceptó un año de cárcel, que no cumplirá, y una multa económica tras asumir que manipuló un fragmento a modo de «broma».
Mañana, miércoles, acabaran las vistas orales. Todas las partes realizarán sus alegatos finales. Cada uno contará con 55 minutos de tiempo máximo. Tras escucharles, la jueza dará por concluido el proceso y se retirará a deliberar. La sentencia se espera para finales de marzo o principios de abril como muy pronto.
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