Una oportunidad para defender su repertorio

Apenas lleva tres meses en Europa, pero Emmanuel Dumbuya, alias King, está listo para debutar en su nuevo hogar. Este joven de 18 años dejó Sierra Leona para huir de la violencia después de que asesinaran a sus padres y hoy es un refugiado en la capital alavesa. Es aficionado a la música desde que tenía 9 años y, además de hacer afrobeat y dancehall, le interesan géneros como el rap y el reggae.

Su canción 'Rapping master' acumula más de 10.000 visitas en Youtube. El vídeo incluye imágenes de su llegada a Lesbos en una patera. Todo es nuevo para él en su nueva vida, pero asegura sentirse muy acogido y cómodo en Vitoria. «Un amigo me comentó la posibilidad de participar en Gazte Talent», señala. Entre sus planes se encuentran aprender español para estudiar, preferiblemente algo relacionado con las nuevas tecnologías, y encontrar un trabajo, aunque no renuncia al sueño de labrarse un futuro en el mundo de la música.

«Mis letras hablan de mi vida, de perder a gente y de luchar por los derechos de la gente de color», afirma. Se refiere a estas situaciones como episodios que le han empoderado y apuesta por alejarse de las confrontaciones para responder al racismo. Ha escrito una canción titulada 'Redemption' y le gustaría que este fuera el título de su primer disco. «Me redimí cuando decidí no vengarme cuando perdí a mis padres. Si seguimos peleando, Sierra Leona nunca saldrá adelante. Mi misión sería lograr que mi música terminara oyéndose en mi país», explica.

La teclista Iune Córdoba, el guitarra Mikel Zurdo, el bajista Josu Álvarez y el batería Asier Añastro y la guitarrista y vocalista Paula Aspizua son los integrantes de Tilda. Estos vitorianos hacen un pop rock que se canta sobre todo en euskera. «Nos conocíamos de haber tocado en otros proyectos que desaparecieron con el Covid», destaca Aspizua. Tilda rescató algunas canciones en acústico que su cantante había compuesto previamente junto a dos exintegrantes y decidió darles un sonido nuevo.

«Las letras hablan de experiencias personales y son un poco sentimentaloides», apunta Aspizua. El grupo, de edades variopintas –la teclista tiene 20 años y el batería 30–, también entiende la música de formas diferentes. «Queremos seguir componiendo más canciones y dotarlas de un hilo conductor común», avanzan sus integrantes. Aunque todavía no es posible escuchar a Tilda más que en sus conciertos, otro de sus próximos pasos es subir música a alguna plataforma para que esté disponible en internet. Para ellos, el hecho de haber llegado a la final de Gazte Talent ya es casi un premio en sí mismo.

«Volver a tocar en directo en una sala, además en la Jimmy Jazz, era lo que más ilusión nos hacía del concurso», confiesan. Su último directo fue en 2019 y no quieren volver a dejar pasar tanto tiempo. «Asier es químico, Iune estudia Integración Social, Josu trabaja en una fábrica, Mikel toca en más sitios y yo soy enfermera. Hacer de Tilda nuestro modo de vida lo veo como una utopía», resume Aspizua.

Los guitarristas Iñaki Gasco y GaizkaOkaña, el batería Hodei Alegre y el bajista Haritz Goikoetxea componen Deserrite junto aJesús Palop, su vocalista. Parte de estos músicos de Altsasu y Urdiain completa sus estudios en Vitoria y los cinco se unieron para hacer una música que echan en falta en la escena más joven. «Somos el remanente de un rock clásico que ya no se hace», explica Palop. El proyecto arrancó en plena pandemia y aprovecharon el confinamiento para componer en casa, pero varios ya han pasado por otros grupos como Garabatos. El propio Palop es parte de Enciscados, con base en Dulantzi, y todos los miembros del grupo tienen entre 18 y 24 años.

Su nombre, Deserrite, proviene del euskera antiguo, y sus letras están escritas en euskera y en castellano. «No descartamos cantar alguna en inglés, pero debemos andar en un 70-30%, mayoritariamente en euskera», precisa esta banda que rescata los sonidos del rock de los 80.

Aunque ya han ofrecido algún que otro concierto, también han sufrido algunas cancelaciones recientes a causa del Covid. Por ejemplo, la grabación de su primer videoclip en directo en Lakuntza. «Es desolador sacar una banda adelante con el Covid, es algo que te desmotiva bastante aunque sea comprensible. Lo único que queda es seguir adelante e intentar que, en vez de suspenderse, los conciertos se aplacen», afirma Palop. Pese a las dificultades, esperan presentar su canción y videoclip 'Infernuko sutan' (en el fuego del infierno) en los próximos meses.

«Las hemos pasado canutas para encontrar un nombre que no estuviera pillado», reconocen desde Lehia. Este fue el único que convenció a todos los miembros de la banda compuesta por el batería Unai Legarda, el bajista Álvaro García, el vocalista y guitarrista SergioMartínez e Iñaki Bueno, también guitarrista. «Yo nunca había tenido un grupo ni nada, pero durante el confinamiento me dio por escribir canciones en casa», explica el último. Bueno empezó a compartir lo que hacía con Erlantz Erezuma, quien no les acompaña en la aventura debido a los estudios pero ayudó a configurar el grupo. «Después buscamos a Unai y a Sergio, que tienen más experiencia, y más recientemente a Álvaro», recuerda. Lehia iba tomando forma.

El grupo hace música rock. «Es un rock clásico con la mayoría de canciones en castellano, del rollo que nos gusta. Grupos como Extremoduro, Platero y tú, Rulo con la Fuga... y también hacemos algo en euskera», destacan. Así, entre sus variados intereses comparten espacio grupos como Hertzainak o incluso Love of Lesbian.

Lehia tenía grabadas sus tres primeras canciones desde hacía un tiempo y acaba de publicarlas en Spotify y Youtube. Sus títulos son 'Uno de cada tres días', 'Uneak' y 'Cinco noches'. «Todavía no hemos tocado en ningún sitio, este va a ser el debut de la banda. No he tocado nunca en ningún lado y me voy a estrenar en la JimmyJazz», apunta Bueno. El grupo confiesa que, aunque cree que sus canciones tienen potencial y calidad, no se esperaban ser finalistas de Gazte Talent.

Lola Oiarzabal tiene 18 años y acaba de publicar su primer EP, llamado 'Desde dentro'. El año pasado participó en Gazte Talent junto a su grupo, Maverick Keys, y ahora emprende su carrera en solitario de forma parelela. «Me gustaría llegar a vivir de la música pero, siendo realistas, es algo muy difícil», reconoce la vitoriana que estudia Arquitectura en San Sebastián. Su amor por la música le viene desde pequeña. «Siempre me ha gustado cantar y mi profesor de guitarra me animó a hacerlo», recuerda. Más adelante, su profesora de canto le sugirió grabar sus canciones al descubrir que Oiarzabal escribe sus propias letras.

«Me puse en contacto con Raúl Vera y él supo captar mi idea. Yo compongo con la guitarra y la voz y él supo dar fuerza y magia a las canciones», agradece al guitarrista. Oiarzabal reconoce que es «un poco moñas» en lo creativo. «Las emociones fuertes me inspiran para cantar, mis canciones se inspiran en lo que siento, en la historia de dos amigas... La música es mi vía de escape», confiesa. Este registro es muy diferente a la música que toca con Maverick Keys. «En el grupo cantamos en inglés y hacemos indie rock. Mis canciones me permiten contar cosas y están en castellano», subraya.

Ganar uno de los premios Gazte Talent de 2020 permitió a su grupo grabar un par de canciones y Oiarzabal espera correr la misma suerte. «A la gente le está gustando mucho el EP y espero poder sacar nueva música», desea esta joven que compagina los conciertos con campeonatos de España de triatlón.

Unai Losada toca el pandero y el tambor, Niko Aguilar el davul, un tambor de doble parche, Ibai Díaz es guitarrista y Julen López de Aguileta se reparte entre la flauta y la alboka. «Utilizamos instrumentos tradicionales pero no hacemos algo que se haya visto hasta la fecha, el estilo es nuevo y original», puntualiza el albokalari. No dudó en sumarse cuando Niko le contó la idea que quería llevar a cabo. Este le pidió colaboración, después llegó Unai, y desde hace al menos cuatro años los cuatro conforman Intxixu. «Tenemos la ventaja de que todos los instrumentos son acústicos y empezamos ensayando en el parque de Olárizu o en Salburua», recuerdan.

Este grupo ha protagonizado varios conciertos y kalejiras en momentos como el mercado de la Almendra o, simplemente, un sábado cualquiera. «A veces salimos a animar el centro un poco», resumen. También es posible escucharles en casa porque su disco, 'Beti aurrera', está disponible en Youtube y en Bandcamp. «Lo grabamos hace dos años, antes del Covid. Somos bastante relajados y no solemos tener prisa para nada, pero lo estuvimos promocionando este verano en una gira por Asturias yGalicia», señala López de Aguileta.

La acogida fue muy buena, y es que tanto las letras como las canciones en euskera de esta banda de Euskal Pagan Folk son originales. Hablan sobre mitología vasca y cantan a la diosa Mari y otros de sus personajes ayudando a darlos a conocer. «Esta es nuestra vocación y queremos volcarnos en ella de pleno, convertirla en nuestra profesión», aseguran.