Barrios de Vitoria

Hankaluze, Adurtzine, Patato…y otros personajes de las fiestas de los barrios de Vitoria

El que el jueves que viene se acerque a Arriaga conocerá a Juanito, un experimentado blusa que se presenta al público tras someterse a un lifting. Sí, ahora vuelve a parecer todo un chaval. Tomará el relevo a Txapeldun e Igeltxo, de Arana y Goikolarra. Y del Ave de Abetxuko, por cierto con origen danés. En el horizonte se atisba la llegada de Hankaluze, la cigüeña de Salburua. Y a la puerta llama la mascota que Judimendi quiere crear para el barrio, una elección para la cual ha puesto en marcha un casting. Todos estos protagonistas son hijos de Celedón, los encargados de repartir alegría.

Adurza nació al ritmo de las empresas industriales del sur de Vitoria. Y sus fiestas de la mano de Adurtzine, esa bruja que «solo trae cosas buenas». Del porqué una bruja hay a día de hoy muchos interrogantes, pero así se decidió en los ochenta. De lo que sí hay más certezas es de que su nombre responde al gentilicio del barrio.

Adurtzine, que luce una picuda nariz y viste siempre pañuelo, sobrevolará esta tarde por última vez el barrio. El mismo al que llegó el lunes para bajar desde la ventana de un vecino, hasta el interior del Centro Social. Es aquí donde saludó a los txikis y repartió cientos de caramelos. Su llegada siempre es recibida por todo lo alto. «Le acompañan unos txistularis y nuestros cabezudos», explica José Ángel Lekuona, de la asociación vecinal. Con pena, en cuestión de horas tendrán que decirle agur. Pero ya falta un día menos para el reencuentro.

El nombre le va como anillo al dedo. «Tenemos la ermita juradera de San Juan de Arriaga y las fiestas son el día de San Juan. Qué mejor que ponerle 'Juanito'», explica Ángel Lamelas, presidente de la asociación. Así bautizaron a este blusa de 1,90 metros que desde hace 42 años baja la fiesta desde el cielo. Y el próximo jueves lo volverá a hacer. «Se decidió crear un personaje parecido a Celedón, en vestuario y en forma en la que llega, para llamar a la fiesta». Todo un espectáculo.

Desciende desde un séptimo piso «la casa de un vecino», a una abarrotada plaza de Alfonso XI. Aunque claro, cuatro décadas hacen mella. «Le hemos hecho un lifting para renovar su imagen y vestuario». Lo que no cambia es su tarea: «Invita a cuatro niños que se han portado bien en casa y han sacado buenas notas a salir con él al balcón a saludar a los que se congregan en el lugar, entre 1.500 y 2.000 personas». Ya en suelo firme, reparte regalos y posa con los txikis en las fotos.

Se busca personaje para las fiestas de Judimendi. La comisión de fiestas ha abierto un casting para escoger a la mascota que se encargue de llamar a pequeños y mayores a los festejos. Sobre la mesa hay 18 propuestas creadas por los alumnos de las escuelas del barrio. Y ahora serán los vecinos los que decidan el ganador. Este se dará a conocer el día 20, en el momento en el que se dé el chupinazo para que comiencen los 'sanjuanes'. Y tras revelar su identidad, por delante tendrá todo un año para preparar su debut.

28 de junio de 1997. Aranbizkarra se prepara para unas fiestas especiales. Serán las primeras de Potato y Patata, los personajes que desde entonces llaman a pequeños y mayores al disfrute. «¿Por qué una patata? Muy sencillo: porque somos patateros y con orgullo, así que se decidió poner a una patata como mascota», explica Guillermo Perea, presidente de la asociación vecinal.Su confección –a mano, por cierto– corrió a cargo de dos vecinas del barrio. Aunque claro, con el paso del tiempo han ido reparando las heridas y cambiando de 'piel' , pero no de alma. «Se les baja desde un octavo piso, desde la casa de un vecino, hasta la escuela infantil. Ya en suelo firme recorre en kalejira las calles hasta las txosnas, donde son todo un atractivo» para los txikis.

Desde hace 8 años, Hankaluze es ya un vecino más de Salburua. Todos aguardan impacientes a la llegada de esta cigüeña desde Los Humedales. En su pico portará una vez más una flor y el texto del pregón de este año. Su imagen es ya un icono para el barrio, el mismo que tras un proceso participativo le vio nacer.

A golpe de vista, uno ya sabría que Sansomendi está de fiesta. Porque Tximendi es eso, sinónimo de fiesta. O más bien, la fiesta en persona. Este mono cervecero –porque va cosido a una jarra de cerveza– desciende desde un balcón para brindar con sus vecinos por un año lleno de salud, alegría y amor. «Lo crearon hace tres décadas los jóvenes de la comisión de fiestas. Fue la imagen que se escogió y hoy ya todo el mundo lo conoce y quiere», apunta José Valiente, de la asociación vecinal de Sansomendi.

Siempre el 12 de octubre. «Las fiestas de El Pilar tienen que ser coincidiendo con el Día de El Pilar», razona Ángel Mesón, presidente de la asociación vecinal. Ese es el momento en el que Satorra (topo en castellano) emerge de bajo la tierra para reencontrarse con sus vecinos. Se cree que podría estar relacionado con las huertas que antaño había en el lugar. Se presentó por primera vez hace veinte años. Sobre una plataforma con ruedas y con una cabeza de cartón piedra, los vecinos le siguen en una kalejira que recorre el barrio.

El Ave de Abetxuko es uno de los personajes más populares. Pero este no baja del cielo, sino que surca el Zadorra y desembarca a la altura de La Presa. Aunque para encontrar su origen hay que remar muchos kilómetros. «Surgió a principios de los ochenta. Teatro Paraíso, que integraba el grupo de Cultura, trajo la idea de Lekeitio, donde tuvo lugar el primer encuentro de teatro de calle de Euskadi. Una compañía danesa representó un desembarco con un ave como este; lo vieron y les gustó», evoca Oskar González, antiguo presidente de la asociación Uribe Nogales. Pero había que crear uno propio.

Y así, año tras año, una persona del pueblo se viste con esa máscara y traje de plumas que moldearon los vecinos. Desde Iñaki Perrino, el primero, hasta el actual –mantendremos su anonimato para no quitarle la magia–, «al que enseñé yo a andar en zancos». Tienen mérito, la verdad. «Van sobre zancos de un metro. Ahora ya se les asegura a todo riesgo, porque algún año ya hemos tenido algún percance y han acabado en urgencias», explica. Porque acompañados por una multitud completan la kalejira por todo el pueblo.

Si hablamos de hijos de Celedón, en el caso de Arana es en el sentido literal de la palabra: «Se quiso crear una réplica del aldeano de Zalduondo para el barrio, un estilo de Celedón txiki porque este es más pequeño», evoca Peio Salazar, del colectivo del barrio. Fue a principios de los noventa y hoy, con más de treinta años de experiencia, mantiene el pulso a las fiestas. «El nombre es muy simple: lleva txapela, por lo que es un txapeldun», aclara.

Ahora bien, se ha ganado ese nombre por más razones. «Cuando baja se reparten caramelos y es el encargado de prender la fiesta. pero cuando sube, se aprovecha este acto para rendir homenaje a aquellos vecinos que nos han dejado o quienes se han jubilado, como hicimos el año pasado con una carnicería».

Una estrella. Y sobre ella, un dolmen. Esa es la mascota de Txagorritxu, que tras varios años ausente en esta edición ha vuelto a ser la encargada de llamar a la fiesta. Ese ambiente festivo que reinó hasta su regreso a lo más alto.

La familia de Celedón abre sus puertas a un nuevo miembro: Igeltxo. Por primera vez, esta animada rana ha pegado el salto más grande para traer consigo la fiesta. «Vimos que antiguamente había una balsa en la que había ranas. Pero también, que el significado de Zapardiel, el río que cruza el barrio, significa 'río de ranas', así que tenía que ser una rana sí o sí», explican.